Durante los días y semanas después de que Marcos falleciera el 18 de noviembre, muchas personas han mandado sus condolencias, sus oraciones, y noticias que han arreglado Misas celebradas para él – o han venido a visitar y expresar personalmente su gratitud por la vida de Marcos.
También durante estos días y semanas, muchos pobres vinieron a Casa Juan Diego dando su pésame, expresando su dolor por la muerte de Don Marcos. Al mismo tiempo, buscaron la aseguranza que Casa Juan Diego pudiera continuar ayudando a los más necesitados, especialmente los paralíticos, los enfermos, los que necesitan comida o cuidado medico Les ayudamos en medio de nuestro pesar y tratamos de tranquilazarlos que las Obras de Misericordia continuarán.
Como el Arzobispo Fiorenza dijo cuando celebró la Misa funebre, todos vamos a extrañar a Don Marcos, pero especialmente los pobres, si TODOS NOSOTROS no aseguramos que la obra de Casa Juan Diego continúe.
Momentos bellos en sus últimos meses
Marcos había estado enfermo en los últimos años, pero hasta la primavera pasada todavía podia ayudar a escribir artículos para el periódico, danto buenas ideas. Fue después de una caída a finales de julio de 2016 cuando se golpeó su cabeza y ya no pudo caminar. Estuvo en una cama de hospital en le casa con su familia y luego en el programa de hospicio por tres meses. Amigos vinieron a visitarlo y a platicar con él y los hombres de la casa de hombres de Casa Juan Diego vinieron todos los días para ayudar a cambiar la cama.
Dos sacerdotes visitaron a Marcos para traer la Comunión y la unción de los enfermos – el padre Jay Walsh de la parroquia de Santa Ana y el padre Dávila de Maryknoll. Un día Marcos se dio cuenta que era domingo y pidió ir a Misa. Dijimos, no sabemos si le podemos llevar, pero vamos a pedir que un sacerdote traiga la Comunión. El padre Dávila dijo que él podría ir a la casa para celebrar la Misa y así fue. Marcos pudo participar en las oraciones con alegría mientras el padre celebraba la Misa al pie de su cama.
Pudimos obtener una silla de ruedas con una espalda alta para que Marcos pudiera descansar su cabeza cuando estaba en la silla. Después de que uno de los hombres de la casa de hombres construyera una rampa, Marcos pudo ir afuera a tomar aire en la terraza después de que los hombres lo levantaron hasta la silla. El indicó que quería ir a la casa de hospitalidad de mujeres. Allí todos le dieron la bienvenida y luego él pasó tiempo en la capilla con el Santísimo. El regresó varias veces a la capilla, siempre animado por estas visitas, aunque ya no pudo hablar mucho.
El 2 de noviembre era una noche muy especial, su despedida cuando pudo ir a celebrar la Misa con todos los huéspedes el miércoles que celebramos cada semana. El había dormido todo el día ese día y descansado. El indicó que quería ir a la Misa. Lo vestimos con una buena camisa y pantalones, y le pusimos sus zapatos y sus lentes, y los hombres lo levantaron hasta la silla de ruedas y lo empujaron varias cuadras a la casa de hospitalidad de los hombres. Mientras padre Dávila celebraba la Misa, él mencionó varias veces que el fundador de Casa Juan Diego estaba presente, y cada vez, Marcos levantó su mano. El me tomó de la mano en el momento del Padre Nuestro y pudo recibir la Comunión cuando la Hostia estaba mojada en la preciosa sangre de Jesús. Así él lo pudo tomar. ¡Que bella noche!
El futuro
Algunos han expresado preocupación sobre el futuro de Casa Juan Diego porque Marcos no está presente físicamente con nosotros – aunque el padre Dávila nos ha asegurado que él está acompañándonos desde el cielo cuando celebramos la Misa en Casa Juan Diego y los Padres de la Iglesia nos han dicho que la persona que ya no está con nosotros en su cuerpo estå de verdad con nosotros todo el tiempo.
Marcos y yo ya habíamos planeado por está posibilidad para el futuro. Soy un poco más joven que Marcos y planeamos continuar con la ayuda de muchos Trabajadores Católicos y voluntarios y la gracia del buen Dios, aunque nuestros corazones están que-brantados. Sabemos que los pobres y los que ayudan a Casa Juan Diego cuentan con nosotros. Sabemos que Don Marcos está con nosotros y está orando por nosotros. Contamos con ustedes, nuestros lectores para ayudarnos.
El Trabajador Católico de Houston, enero-marzo 2017, Vol. XXXVI, No. 1.