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Carta de Acción de Gracias

Artist: Angel Valdez

Casa Juan Diego es una operación de acción de Gracias. Tenemos tanto por lo que estar agradecidos que no sabemos por dónde empezar o terminar. Ninguna agencia gubernamental garantiza el futuro de Casa Juan Diego, pero continúa sobreviviendo gracias a todos ustedes.

El Día de Acción de Gracias es tan importante para nosotros como lo es la Navidad, porque hemos recibido tanto.

Por supuesto, la generosidad no es para nosotros (no recibimos un salario), sino para los cientos de mujeres, hombres y niños que se hospedan en Casa Juan Diego, por los cientos que vienen semanalmente por comida y servicios médicos, por los enfermos y accidentados indocumentados, los paralíticos que reciben ayuda en Casa Juan Diego cuando no pueden recibirla de parte del gobierno.

Su generosidad no sólo nos mantiene humildes, sino que también nos da ánimos. Estos ánimos son muy importantes para nosotros. Nuestro trabajo es muy difícil, porque estamos lidiando con las necesidades y problemas de muchos inmigrantes y refugiados que pasan por nuestras casas, quedándose algunos días o algunos meses, y de los desesperados que vienen a nuestras puertas.

El día de Acción de Gracias normalmente pasa a un segundo plano, no sólo en nuestra cultura consumista, sino también en la cultura no consumista de Casa Juan Diego; no acabamos de sobrevivir una crisis cuando ya tenemos otra devastadora que nos inhibe el dar gracias por haber resuelto la primera.

Nos permitimos ser presos de las crisis, actuando como si fuéramos las únicas personas en Houston que pueden resolver crisis. Este no es el caso. Tendemos a ser mendigos espirituales, siempre buscando la guía del Espíritu a través de la oración, pero no nos quedamos después para dar las “gracias,” convirtiéndonos en parte de los nueve leprosos que se fueron sin dar gracias con suficientes ingratos para formar un equipo de béisbol, que requiere nueve jugadores.

Nuestras distracciones son tantas que se nos olvida darles las gracias a los pobres que vienen a nosotros por darnos la oportunidad de vivir el Evangelio.

La gente se pregunta cómo sobrevivimos y cómo hacemos tanto con tan poco. Una razón es nuestra adopción del principio de San Agustín: trabaja como si todo dependiera de ti, reza como si todo dependiera de Dios.

Este año tenemos que dar gracias especialmente no sólo por tanta generosidad, sino por aquéllos que valientemente caminaron por las banquetas con sus donaciones para llegar hasta nuestra puerta durante las semanas del proyecto de construcción de la ciudad que mantuvo cerrada la calle de Rose enfrente de nuestra casa donde los vehículos no podían pasar. Toallas, almohadas, abrigos y cobijas, comida, una gran cantidad de ropa interior nueva, pañales de adulto, sillas de ruedas, corrales para bebés, artículos de aseo, y muchas otras cosas que siguieron llegando, traídas por gente a pie.

Sin dejar de mencionar el incontable número de personas que nos han mandado donaciones monetarias que nos mantienen a flote.   Muchas gracias a todos ustedes que nos permiten continuar año tras año, y por no cansarse de nosotros mendigos.

Agradecidos,
Luisa Zwick y todos en Casa Juan Diego

El Trabajador Católico de Houston, Vol. XLII, No. 1, enero-marzo 2022.