“FRATELLI TUTTI, escribía san Francisco de Asís para dirigirse a todos los hermanos y las hermanas, y proponerles una forma de vida con sabor a Evangelio”.
Así comienza la tercera encíclica del Papa Francisco, con palabras que podrían cambiar todas nuestras vidas si las tomamos en serio. El Papa Francisco nos enseña en esta nueva encíclica cómo San Francisco, siguiendo a Jesús, “Sembró paz por todas partes y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos”.
Es apropiado que empiece por San Francisco de Asís en esta encíclica que propone un nuevo orden social con los pobres en el centro, y el fin de las justificaciones de la guerra y la pena de muerte.
Leer esta encíclica (como leer los Evangelios) es muy diferente de leer los argumentos y desacuerdos sobre doctrina que se encuentran hoy en gran parte de la prensa católica e Internet. Nuestro Santo Padre hace esta distinción en el #4 de la encíclica donde describe el modo de dirigirse del venerado santo de Asís: Él no hacía la guerra dialéctica imponiendo doctrinas, sino que comunicaba el amor de Dios.
Cada vez que leemos una nueva encíclica en Casa Juan Diego, recordamos uno de los objetivos de Peter Maurin: “hacer que las encíclicas encajen”. Sabía que estos escritos papales no eran solo enseñanzas magisteriales, sino tesoros. También sabía que pocas personas leían las encíclicas en su totalidad.
Al principio de Fratelli Tutti, el Papa Francisco describe la visita pacificadora de San Francisco de Asís al sultán en Egipto, Malik-el-Kamil, durante las cruzadas. San Francisco fue desarmado al encuentro de uno que era considerado enemigo de los cristianos en ese momento de violencia y hostilidad. El relato de la historia de San Francisco y el Sultán lleva en el texto a los encuentros del propio Papa Francisco con el Gran Imán Ahmad Al-Tayyeb y su compromiso mutuo con el diálogo interreligioso. Este diálogo y cultura del encuentro en la fraternidad humana y la amistad social es uno de los temas de la encíclica.
El trasfondo del mensaje de la encíclica es la aplastante y difícil realidad de nuestro mundo de hoy, descrita en su crudeza en la sección titulada “Las sombras de un mundo cerrado”. Las sombras oscuras incluyen sueños rotos e injusticias, las deficiencias del llamado “progreso”, la globalización que excluye a tantos, y el conflicto y el miedo en el mundo de hoy.
Mientras el Papa escribía esta encíclica, golpeó la pandemia. Esto no solo ralentizó su escritura, sino que le permitió incluir en el documento la perspectiva de los efectos devastadores del Coronavirus. Señala que el COVID-19 empeoró las crisis económicas, sociales y políticas sobre las que ya estaba escribiendo en ese momento y lo alentó a abogar por un nuevo enfoque.
Asimismo, cuando estaba redactando esta carta, irrumpió de manera inesperada la pandemia de Covid-19 que dejó al descubierto nuestras falsas seguridades. Más allá de las diversas respuestas que dieron los distintos países, se evidenció la incapacidad de actuar conjuntamente. A pesar de estar hiperconectados, existía una fragmentación que volvía más difícil resolver los problemas que nos afectan a todos. Si alguien cree que sólo se trataba de hacer funcionar mejor lo que ya hacíamos, o que el único mensaje es que debemos mejorar los sistemas y las reglas ya existentes, está negando la realidad.
La visión positiva de políticas sociales y económicas más justas presentada en Fratelli Tutti se enmarca en una reflexión profunda y desafiante en el Capítulo 2 sobre la parábola del Buen Samaritano, la historia del hombre asaltado por ladrones y dejado herido en el camino. En la parábola contada por Jesús, algunos que ocupaban cargos respetados, incluso líderes religiosos, pasaron junto al herido y no ofrecieron ayuda. Solo el samaritano, un extraño de un grupo que era despreciado en esa cultura, se detuvo para cuidarlo.
El Papa Francisco explica esta conocida historia del Evangelio (Lucas 10) para cada uno de nosotros a nivel personal, pero también la presenta como una crítica de los sistemas socioeconómicos imperantes. Pregunta con cuál de los personajes de la historia nos identificamos, en los encuentros cotidianos, pero también con nuestros sistemas sociopolíticos y económicos que tan a menudo dejan a la gente herida y tirada a un lado del camino. Nos recuerda que todos somos, o hemos sido, como cada uno de los varios personajes de la paráboa: “Todos tenemos algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo del buen samaritano.
El Papa Francisco señala que el Buen Samaritano no solo ayuda al hombre que ha sido robado, sino que también involucra a otros en la comunidad, especialmente en el albergue cercano que podría brindar la ayuda que él personalmente no pudo ofrecer. Nos recuerda que aquellos que reflexionan sobre la parábola y tratan de seguir su enseñanza también pueden buscar a otros en la comunidad para ayudar a levantar al gran número de marginados que han sido privados de oportunidades y abandonados en el camino. Y la parábola nos ayuda a evaluar los sistemas: “Tarde o temprano, todos encontraremos a una persona que sufre. Hoy son cada vez más. La decisión de incluir o excluir a los heridos al borde del camino puede servir como criterio para juzgar todo proyecto económico, político, social y religioso.”
¿Perseguiremos a los ladrones?
El buen samaritano es una historia que trasciende fronteras de culturas y nacionalidades. Es una reflexión sobre la posibilidad de que los extraños entre nosotros puedan ser los que rescaten y socorran a los que han sido robados, quienes puedan llevar su sentido de responsabilidad y solidaridad a una sociedad donde estos han sido abandonados. Francis comenta: “Hemos visto avanzar en el mundo las densas sombras del abandono, de la violencia utilizada con mezquinos intereses de poder, acumulación y división. La pregunta podría ser: ¿Dejaremos tirado al que está lastimado para correr cada uno a guarecerse de la violencia o a perseguir a los ladrones? ¿Será el herido la justificación de nuestras divisiones irreconciliables, de nuestras indiferencias crueles, de nuestros enfrentamientos internos?
Francisco aplica la parábola especialmente a los migrantes y refugiados que están abandonados, pero también a los que él llama extranjeros existenciales y exiliados ocultos, “todo hermano o hermana necesitado que, aunque nacido en el mismo país”, ha sido abandonado e ignorado.
Alternativa para la teoría de economía de goteos cayendo para los pobres y de la guerra
Necesitamos la visión de esperanza que el Santo Padre esboza en la última parte del escrito. Nos hace conscientes de que, si bien algunas políticas económicas han creado lo que se llama crecimiento, las teorías neoliberales del mercado invocadas como magia para curar todos los males, que insiste que derrama gotas para los pobres, junto con el individualismo consumista, han llevado a grandes injusticias y a la marginación de muchas personas.
Algunos pueden descartar la visión inspirada por San Francisco de Asís como de otro mundo y poco práctica. Aquellos que están empeñados en el poder y el individualismo parecen incapaces de creer que el mensaje de San Francisco (y el mensaje del Evangelio) pueden abordar los problemas de hoy. Es posible que los críticos no sepan que San Francisco, en su forma sencilla y directa de vivir y predicar el Evangelio, transformó el mundo y la cultura de su tiempo sin disparar un tiro.
No es de extrañar que George Weigel, destacado defensor de la economía neoliberal y el pensamiento mágico rechazado por el Papa Francisco, no acepte ni a San Francisco de Asís ni a Dorothy Day como parte de la corriente principal de la Iglesia. Estos amados santos nos pidieron que viviéramos “una forma de vida marcada por el sabor del Evangelio”, muy diferente del individualismo rudo.
En su libro Tranquillitas Ordinis de 1987, y en su libro posterior, Libertad y sus Descontentos, Weigel acusa a Dorothy Day de ser sectaria, de abandonar la herencia católica. La ubica con San Francisco de Asís en “romper con la tradición dominante del catolicismo estadounidense y su visión del experimento estadounidense”. Presenta a Dorothy y San Francisco como que tienen una opinión disidente.
Weigel y otros que siguen su economía y política, incluidos los que enseñan en departamentos de negocios de universidades católicas, parecen sentirse más cómodos con Adam Smith, padre del capitalismo sin restricciones, que ciertamente no estaba en el centro de la tradición católica.
El Papa Francisco nos pide que no nos desanimemos por todas las crisis y las divisiones y conflictos que enfrentamos que nos haga caer en una triste resignación. Nos pide que construyamos juntos un mundo mejor donde el trabajo, un pedazo de tierra y oportunidades estén disponibles para todos. Un mundo donde la violencia letal y la guerra y la pena de muerte sean entendidas como no aceptadas en la enseñanza católica.
Ojalá recorramos los tantos caminos nuevos de esperanza que ofrece esta encíclica.
La encíclica es larga y no podemos hacerle justicia aquí. Lea el texto completo, que está disponible en http://www.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20201003_enciclica-fratelli-tutti.html
El Trabajador Católico de Houston, enero-marzo, Vol. XLI, No. 1.