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Carta de Navidad

Angel Valdez

Queridos amigos de Casa Juan Diego,

Casa Juan Diego tiene 40 años.

Queremos agradecerles por cuarenta años de generosidad. La historia de Casa Juan Diego es la historia de su generosidad, una historia de generosidad navideña. Podemos hacer mucho en el Trabajdor Católico de Houston gracias a ustedes.

Además de Casa Juan Diego -la casa principal que también da hospitalidad a mujeres y niños inmigrantes y refugiados- está Casa Don Marcos para hombres, Casa Don Bosco para los enfermos, Casa María en el suroeste de Houston, nuestros edificios de la clínica, y el centro de refugiados Casa Juan Diego en Matamoros, México.

Pero el trabajo de Casa Juan Diego es más que sus edificios. Es el servicio a los pobres y siempre estar disponibles, ese es el reto.

Su generosidad de cuarenta años ha sido la responsable de brindar hospitalidad en nuestras casas a muchos miles, de dar millones de comidas a los hambrientos sin hacer muchas preguntas, de dar miles de recetas médicas para los enfermos pobres, de ayudar a refugiados a regresar con sus familias, de asistir a cientos de familias de enfermos y de los severamente accidentados cada año, y de muchísimos otros servicios.

Nosotros seguimos albergando inmigrantes y refugiados, aquellos monumentales chivos expiatorios de los políticos modernos.

Casa Juan Diego ha crecido y cambiado mucho en cuarenta años, pero hay una cosa que no ha cambiado: todavía no hay salarios en Casa Juan Diego. Todos, desde los trabajadores católicos de tiempo completo hasta los voluntarios de medio tiempo, dan su trabajo como un regalo. Todos los fondos van directamente a los pobres.

Angel Valdez

Los sin techo, los hambrientos, los desnudos, los enfermos y los indefensos vienen constantemente, más aún en estos tiempos de Coronavirus cuando tantos se encuentran sin trabajo y no hay asistencia del gobierno para los indocumentados.

Mientras meditamos en el significado de la Cuna de Navidad en medio de tantas crisis, recordamos que el Señor vino a nosotros como la gloria de Dios en carne humana, no como una luz resplandeciente y como una transformación inmediata de todo, sino en una forma humilde, oculta pero poderosa.

Recordamos que cuando Jesús era un niño pequeño fue amenazado de muerte y la Sagrada Familia tuvo que huir a Egipto, donde la Familia inmigrante fue recibida. Mientras recordamos a los Santos Inocentes que fueron asesinados mientras el Rey buscaba matar al niño Jesús, pensamos en los niños refugiados sin acompañantes que han sido deportados de nuestras fronteras en los meses pasados, probablemente muertos sin alguna forma de que alguien los localice.

Angel Valdez

La Navidad pide mucho de nosotros. Caryll Houselander describió lo que el evento del nacimiento de Cristo en Belén pide a sus seguidores incluso hoy en día: “Rendir todo lo que somos, como somos, al espíritu del amor para que nuestras vidas puedan llevar a Cristo en este mundo- eso es lo que se nos debería pedir.”

Les deseamos una buena Navidad. Sin la gente que celebra Navidad cada año -y algunos cada mes- Casa Juan Diego sería incapaz de llevar a Cristo a los pobres en las Obras de Misericordia.

¿Podrían ayudarnos a seguir un año más? Nosotros y los pobres estaremos muy agradecidos- y por sus oraciones también. Dios sabe que las necesitamos.

Con agradecimiento,

Luisa Zwick y todos en Casa Juan Diego

 

El Trabajador Católico de Houston, octubre-diciembre 2020, Vol. XL, No. 4.