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Encarando la crisis: Los anticuerpos católicos contra el virus que ataca el alma

L. V. Díaz

¿Cómo podremos continuar haciendo las “Obras de Misericordia” durante la mia? ¿Cómo podremos mantener la Fe y la Esperanza vivas mientras la gente esta tan preocupada y ansiosa, enferma y algunos en su desesperación tienen rabia e incluso buscan a un chivo expiatorio?

Frecuentemente oímos de la importancia de desarrollar anticuerpos que nos protejan contra el nuevo Coronavirus. El Padre Antonio Spadaro, jesuita, editor de La Civilta Católica en Roma  nos habla de como reaccionar cuando él se refiere a los Anticuerpos Católicos que podrían erradicar el virus del temor que abruma a muchos — no sólo el miedo a la muerte por el Coronavirus sino el miedo al futuro, el miedo a los extraños, a la gente de diferentes culturas, el miedo al contacto con otros. El se refiere a otro tipo de contagio, “lo diferente” es el riesgo al contagio a algo distinto al Coronavirus. Spadaro llama este el temor al futuro y al otro el virus del alma.

El Padre Spadaro presenta la idea de que los anticuerpos católicos pueden ser activados para atacar el virus de la Pandemia de el temor, la ansiedad y el odio presentes en nuestra vida política y social. El invoca las palabras del Papa Pio XI durante la subida del poder Nazi en 1938. El Papa habló claramente en ese entonces sobre cómo el catolicismo posee los anticuerpos para erradicar el virus del nacionalismo que se ha levantado nuevamente (diferenciando entre el nacionalismo y el amor positivo hacia el país). El Papa Pio XI dijo: ‘ el ser Católico significa Universal, sin racismo, sin nacionalismo o separatismo. Tales ideologías no son cristianas e incluso terminan no siendo humanas’.

Spadaro lo describe “La vision católica es universal ubicando a la persona y a la gente en el centro del grupo, reconoce como hermano o hermana a aquel otro, al que no pertenece a este grupo, a aquel que es diferente. Esto en contraste con la globalización impuesta por los mercados”.

Con los anticuerpos católicos podremos enfrentar los virus que nos rodean, no solo el COVID-19 sino también los virus que atacan el alma.

Los anticuerpos católicos nos ayudaran a enfrentar injusticias que han existido calladamente por mucho tiempo y que están brotando ahora a la luz del día debido al Coronavirus.

El Papa Francisco y los anticuerpos católicos

En los últimos tiempos el Papa Francisco también ha usado en varias ocasiones el término anticuerpos católicos.

Lo mencionó por primera vez en su reciente mensaje Urbi et Orbi en esta época de la crisis del Coronavirus. Habló sobre estos anticuerpos especiales en el contexto de la situación en que los discípulos estaban atemorizados al navegar durante una tormenta.  El Señor les dijo a sus discípulos asustados, ‘Por qué temen? No tienen Fé?’ El Papa Francisco aplica la experiencia de los discípulos durante la tormenta a nuestras vidas de hoy:

“La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad.

La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad”.

Los anticuerpos de la solidaridad

Los anticuerpos católicos nos pueden ayudar a ir mas allá de nuestros propios miedos al preocuparnos por otros en las crisis del mundo y nos ayudarán a la pelea en los meses que vienen.

El Papa Francisco en la publicación del sitio del Web del periódico Vida Nueva citó un artículo, “La pandemia y fraternidad universal.Nota sobre la emergencia Covid-19 30 de marzo de 2020,”publicado por la Academia Pontífica para la Vida donde enfatizó que esta Pandemia tiene que ser tratada con los ‘anticuerpos de la solidaridad’. El expresó su esperanza en que la sociedad tal vez encuentre ‘los anticuerpos necesarios de justicia, caridad y solidaridad’ para trabajar juntos y combatir no solo esta epidemia sino también las epidemias de hambre, guerra, pobreza, devastación ambiental e indiferencia al sufrimiento.  Ademas mencionó que la reconstrucción que debe suceder después del Coronavirus no podrá ser exitosa si los países se dedican a la venta de armas y guerra en vez de justicia, caridad y solidaridad.

La crisis presente y los indocumentados

Ahora que todo el mundo está enfocado en el Coronavirus, el pensar en los indocumentados o aquellos que sufren debido a nuestras políticas económicas o de migración pasa a un segundo o vigésimo planos. Pero su situación es realmente infortunada.

Todos los días vemos informes en que los trabajadores pobres y la gente de color están sufriendo más que los otros por la crisis causada por el Coronavirus. Aquellos que no han tenido acceso adecuado al cuidado de la salud en el pasado tienen un riesgo aún mayor ahora.

Hay una necesidad muy grande de una infusión de solidaridad Católica en todo el mundo a medida que se ve que el Coronavirus empieza a devastar a los pobres en muchos países.

Aquí en Casa Juan Diego estamos muy familiarizados con la realidad de plano en Houston en términos de la vulnerabilidad y la situación tan precaria de los indocumentados.

Por su conocimiento y entendimiento de la inigualdad institucionalizada y al hablar con la gente a diario, Casa Juan Diego está en una posición única. La dificultad económica que afecta a los trabajadores indocumentados hoy estaba presente incluso antes de la llegada del desastre. Nosotros vemos la parte de la economía que otros no ven. A veces las necesidades son incluso abrumadoras para nosotros mismos.

Los indocumentados son parte del corazón de la economía de Houston. Ellos están especialmente afectados en este momento debido a sus sitios de trabajo y a que además no tienen ahorros. Ellos no tienen redes de apoyo para seguridades básicas. Muchos trabajan en restaurantes a lo ancho de la ciudad, limpian casas y cuidan niños mientras otros trabajan en limpieza de hoteles. – muchos de esos trabajos ya no existen.

Los trabajadores jornaleros que ocupan muchos trabajos temporales están en condiciones muy precarias en este momento. Muchos de los indocumentados trabajan en construcción donde ha habido una disminución grande de trabajos; aquellos que aún trabajan en construcción  y que lo continuan haciendo no pueden practicar el distanciamiento social por lo tanto están exponiéndose a ser contagiados.

Los trabajadores esenciales

Es irónico que los trabajadores del campo o campesinos quienes han sido abandonados por tantos años y quienes siempre han trabajado bajo condiciones tan difíciles, ahora sean llamados o considerados trabajadores esenciales pues la economía ha tenido que cerrar muchos sitios de trabajo debido a los riesgos para la salud. La Conferencia Episcopal de los Estados Unidos por mucho tiempo ha sido partidario y ha defendido la mejoría de las condiciones de trabajo para los jornaleros del campo. Dorothy Day apoyó a César Chávez en su movimiento para organizar a los trabajadores campesinos por la lucha por una mejor paga y mejores condiciones de trabajo.

Angel Valdez

Súbitamente esta primavera los trabajadores del campo se han convertido en esenciales para suplir la cadena de alimentos y se les ha pedido que sigan trabajando.  Un gran porcentaje de los trabajadores del campo son indocumentados.

Es todavía más irónico o mejor expresado, muy triste, que durante esta crisis los grandes negocios del sector agrícola quienes están recibiendo billones de dólares del gobierno Federal esten pidiendo que se le bajen los salarios a los trabajadores del campo. Estos salarios deberían ser aumentados en vez de disminuidos pues las personas que trabajan en ese sector lo hacen en sitios de mucha concentración humana lo que no les permite el distanciamiento social para protegerse del riesgo de enfermarse.

Lo mismo sucede en las plantas de empaque de carnes a lo ancho del país donde se han documentado grandes brotes de infección por Coronavirus. A los trabajadores dedicados a descuartizar cerdos y pollos se les pide que sigan trabajando en espacios muy pequeños, hombro a hombro, y usando muy poca protección personal.  Oficiales y directores de las plantas hablan de la importancia de la industria y manifiestan un pequeño esbozo de que nosotros tendremos que escoger entre el bienestar del trabajador y el continuar proveyendo una cantidad abundante de carne.

¿Por qué el ataque con la deportación en estos momentos?

Poco antes de que hubiera noticias disponibles sobre el nuevo virus, Casa Juan Diego le dio la bienvenida a una niña recién nacida. La joven madre estaba feliz pero muy cansada. Los miembros del personal empezaron a ayudar inmediatamente a la joven con la alimentación de la bebe, el cambio de pañales y ayudaron así a que la madre pudiera descansar. La felicidad del nacimiento de esta niña invadió toda nuestra casa de hospitalidad. El padre de la niña ha estado buscando todas las formas posibles para ser liberado del campo de detención de Inmigración para poder unirse a su familia (situación muy difícil).

Otra mujer, huésped de Casa Juan Diego, lleva muchos meses a la espera de la liberación de su esposo. Escribimos cartas para su apoyo en espera de que él pudiera ser liberado dede su detención y viniera a Casa Juan Diego. Sylvia (el nombre ha sido cambiado por su protección) ya vivía en la casa con un niño y mientras esperaba tuvo la bebé. Día tras día Sylvia ha esperado por la liberación de su esposo.  Ella recibió la devastadora noticia de que en vez de continuar con la esperanza de su liberación él fue deportado a mediados de Abril en vez de ser liberado. ¿Por qué? ¿Por qué ahora?

Enfermedad y muerte en las prisiones de inmigración

Los grupos que abogan por los inmigrantes en detención suplicaron por la liberación de los migrantes en prisiones privadas cuando todavía había tiempo antes de que se esparciera la infección viral dentro de los centros de detención. ¿Fue la infección del virus del alma la que causó que las personas que tienen las decisiones en sus manos no actuaran sino que más bien diseminaran el rumor de que las poblaciones migrantes que estaban en las fronteras eran causa de peligro del esparcimiento de la infección del Coronavirus dentro de los Estados Unidos?

Y ¿por qué había miles de migrantes detenidos cuando hay tantas otras formas de monitorizarlos sin necesidad de detenerlos?  La realidad excesivamente dolorosa del valor lucrativo en la bolsa de valores de la industria de prisiones privadas y de los lobbyists de las corporaciones de prisiones parecería todavía más injusto ahora. Esto debe cambiar, los Estados Unidos no pueden permitir ganancias económicas basadas en el sufrimiento humano.

Los grupos de promoción y apoyo de los migrantes detenidos han descrito y propagado información sobre las condiciones en los centros de detención desde que se empezó a ser conscientes del riesgo de contagio de Coronavirus en dichos centros. Mucha gente está junta en un mismo sitio. Ellos no tienen la oportunidad de lavarse las manos y mucho menos de distanciarse fisicamente el uno del otro.

El país de Guatemala ha informado que la mitad de los deportados de los Estados Unidos son positivos para el Coronavirus. (Los Angeles Times).

¿A que se debe ese deseo de encarcelar y deportar a la gente, de deshacerse de la gente pobre, del desconocido – de los trabajadores que construyen nuestras casas, podan nuestros arboles, nos cuidan el césped y a nuestros hijos, cosechan y preparan nuestra comida? Y más aún que sus contribuciones a nuestra sociedad, los migrantes son seres humanos con todo la solemnidad que eso implica.

¿Qué signnifica la frase los pobres siempre estarán con ustedes?

Hay muchos reportes sobre cómo los pobres en todo mundo y en Estados Unidos, están sufriendo más que otros por la crisis causada por el Coronavirus. Algunos están tomando ventaja de esta terrible situación para silenciosamente implementar políticas que favorecerán al 1% y lastimarán a los pobres, a los trabajadores de la salud y de los supermercados en la línea de fuego, a los que cosechan y empacan la comida que necesitamos para sobrevivir. Y pensamos en los inmigrantes detenidos y encarcelados en prisiones donde el Coronavirus se está propagando.

A la luz de estas realidades, buscamos perspectiva en las palabras proféticas del Papa Francisco en su homilía de la misa en Santa Marta del 6 de abril.

El Papa Francisco pidió ese día para que todos rezáramos por el serio problema de las prisiones saturadas.

En su homilía, reflexionó sobre el Evangelio de ese día (Juan 12: 1-11) en el que María- la hermana de Lázaro y Martha – ungió los pies de Jesús con un aceite caro y perfumado. El evento provocó la respuesta enfurecida de Judas a lo que Jesús respondió, “ Los pobres siempre estarán con ustedes.”

El Santo Padre dijo que Judas parecía estar pensando en los pobres, pero no porque se preocupara por ellos, sino porque era un ladrón y, como guardaba la caja de dinero, cogía lo que ponían en ella

Mateo 25

En su comentario el Papa Francisco comentó que muchos pobres son víctimas de injusticias estructurales en la economía global actual, de los sistemas económicos y financieros.

L. V. Díaz

Nos recordó que la pregunta de Jesús para cada uno de nosotros en el día del Juicio será:”¿Cómo te va con los pobres? ¿Los has alimentado? Cuando estaban en prisión, ¿los has visitado? En el hospital, ¿los viste? ¿Ayudaste a la viuda, al huérfano? Porque yo estaba allí”.

El Papa dijo que seremos juzgados de acuerdo a nuestra relación con los pobres. “Si yo, hoy, ignoro a los pobres, los dejo de lado, creo que no están ahí, el Señor me ignorará el día del Juicio. Cuando Jesús dice: `Tienen a los pobres siempre con ustedes’, quiere decir: ‘Siempre estaré contigo en los pobres. Estaré presente allí’. Y esto no es ser comunista, es el centro del Evangelio: seremos juzgados por esto”.

Oremos para que nuestros anticuerpos católicos nos ayuden a responderle a Jesús en los pobres y a crear una civilización de amor – mas allá de las pandemias.

El Trabajador Católico de Houston, Vol. XL, No. 2, abril-junio 2020.