Muchos desearían que alguien hiciera algo acerca de la Navidad. La fiesta es un pasatiempo nacional que a menudo tiene poco que ver con el significado de la palabra Navidad o sus orígenes.
Los preparativos iniciales para comprar cosas se han empezado desde el cuatro de julio.
Algunos sienten que necesitamos un nuevo día de la independencia para declararnos libres del bombo y el feroz comercialismo del día santo nacional llamado Navidad.
Algunos preguntan ¿qué tiene que ver este evento comercial de bonos chatarras, barato y estridente, con Cristo o la Misa?
Aún otros odian la idea de que deben dar, o peor aún, que deben ir de compras, incluso con la “comodidad” de las compras en línea.
¿Ya no es este un país libre?
Si no participan, los ponen en la categoría de Tacaño. Para ellos, la Navidad se convierte en una tienda.
Algunos usan las compras y gastos navideñas para distraerse de la depresión o el aburrimiento. Los recibos de la tarjeta de crédito vienen después.
¿Quién necesita este tipo de Navidad, especialmente con escándalos y corrupción en todas partes, en la Iglesia, en el gobierno, en las escuelas, en los negocios, en Hollywood, en prisiones y centros de detención privadas, con noticias diarias que podrían llevarnos al borde de la desesperación?
En un momento en que es difícil encontrar signos de esperanza, podemos pasar del frenesí de compras al significado más profundo del nacimiento de Jesús, Dios asumiendo nuestra humanidad y de alguna manera aún acompañándonos en el terrible drama de nuestros tiempos.
Niños robados de sus padres y otros asesinados por bombas
Ostensiblemente, la celebración comercial es llevar felicidad a los niños. El contraste con la celebración comercial y las realidades de la vida de muchos niños es evidente. Mientras escribimos, varios cientos de jóvenes migrantes que fueron secuestrados por el gobierno y separados de sus padres siguen solos y encarcelados. ¿Cómo será la Navidad para ellos? ¿Cómo será cuando el gobierno haga planes para mantener unidas a las familias recién llegadas pero encarceladas durante largos períodos de tiempo en condiciones inhumanas?
Es difícil ver cómo podemos celebrar la Navidad sin pensar en estos niños y en el nacimiento de Jesús y su Sagrada Familia que pronto se convertirán en refugiados.
Mientras compramos este año, ¿podemos recordar a los 40 niños en un autobús en un viaje escolar en Yemen el agosto pasado, asesinados con bombas estadounidenses compradas por Arabia Saudita?
¿El Consumidor Cristo?
La pasión por comprar, adquirir, consumir, se vuelve desenfrenada durante la temporada navideña. Incluso los pobres están infectados con eso, con lo poco que tienen.
Al presenciar la orgía de las compras navideñas por parte de los compradores, se generan sentimientos primordiales que nos dejan incómodos y con la sensación de que las cosas están fuera de control.
Se desatada la locura por consumir que se mantiene luego algo controlada durante el resto del año por los parámetros de la realidad.
Los anunciantes no tienen vergüenza al apelar al más básico de los apetitos humanos.
Dorothy Day, fundadora del movimiento del Trabajador Católico, abordó el tema. Ella dijo: “Todos somos culpables de la concupiscencia (deseos de la carne), pero los periódicos, la radio, la televisión y el batallón de publicidad [¡Ay de esa generación! – sus palabras] estimulan deliberadamente nuestros deseos”.
Los anunciantes pueden hacer que la gente compre cualquier cosa, especialmente en Navidad.
Dorothy dijo que hay muchos pecados que claman al Cielo por venganza, –por ejemplo, privar a un trabajador de su jornal, pero dijo que hay otro, “inculcar en él (el trabajador) deseos mezquinos tan compulsivos que esté dispuesto a vender su libertad y su honor para satisfacerlos”.
¿Quién necesita este tipo de Navidad para celebrar al Salvador nacido en un pobre establo?
Enseñando la avaricia
A los niños se les pregunta todos los días después de Navidad qué regalos recibieron.
El nacimiento del Hijo de Dios significa que este es el día en que reciben muchos regalos.
Algunos triunfalmente y otros ansiosamente comparan su botín de Navidad con sus compañeros.
Si no reciben lo que piden, tienen el corazón roto porque tendrán que confesarle esto a sus compañeros: no importa este Niño Jesús en el pesebre.
Los niños piden y reciben regalos que no tienen nada que ver con su desarrollo, crecimiento o carácter.
Los niños son llevados a ver a Papá Noel y se les anima a pedir lo que quieran.
Se otorgan obsequios que sugieren estar en estilo o que son populares o que aparecen en anuncios de televisión que hacen que nosotros y los niños queramos recibirlos.
Piense en lo mortificados que se ponen los niños que no reciben lo más reciente de la moda o sus padres que son chantajeados hasta el punto de ser considerados antiestadounidenses por no conformarse, o por no poder darse el lujo de conformarse.
Y no escuchamos mucho sobre los regalos que los niños han comprado para sus padres o las cosas creativas que han hecho para ellos.
La avaricia parece ser el credo.
¿La Navidad ha sido robada por la avaricia de la publicidad, de los padres y de los hijos?
¿Realmente necesitamos esto?
¿Necesitamos este comercialismo estridente para poder celebrar la Navidad?
¿Necesitamos turbas orgiásticas invadiendo Galleria, Walmart, los centros comerciales y Amazon.com el día después del Día de Acción de Gracias?
¿Necesitamos promover la Navidad como una fiesta de avaricia?
¡Debemos recuperar la Navidad!
¡Necesitamos celebrar la Navidad!
Necesitamos muchísimo la Navidad: reflexionar sobre lo que realmente importa en un momento de desaliento, recordar que Jesús vino a traer buenas nuevas a los pobres.
Necesitamos el nacimiento de Jesús en nuestras vidas.
Necesitamos celebrar el Adviento en preparación para evitar ser vencidos por la desesperación y la ira.
La Magnífica
Necesitamos cantar el Magníficat, como lo hizo María cuando le fue anunciado que sería la Madre de Jesús en esa primera Navidad y reflexionar en sus palabras:
“Mi alma glorifica al Señor …
Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que le temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo,
Dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados, y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes,
Y a los ricos despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia…”
Necesitamos mujeres sabias y hombres sabios que busquen su estrella.
Necesitamos contar y volver a contar la historia de Navidad a nuestros hijos.
Debemos hacer espacio en la posada.
Debemos ser generosos. Necesitamos dar de nuestra vida, nuestro tiempo y nuestro talento.
Necesitamos publicitar el espíritu de generosidad.
Necesitamos decirles a nuestros hijos sobre la necesidad de evitar la codicia.
Debemos dar regalos que sean reflexivos y significativos.
Debemos darnos nosotros mismos.
La Navidad se tratade dar.
Regalos especiales
La Navidad es más que dar dinero o recibirlo. La actitud navideña de dar, de servir, de recordar el nacimiento en el establo, de dar regalos puede continuar durante todo el año.
En Casa Juan Diego mantenemos nuestra cordura en lo que debe describirse como tiempos oscuros al responder a los pobres, hambrientos o muy enfermos que tenemos frente a nosotros, sabiendo que esta persona es Jesús en un decrépito disfraz.
La paz de la Navidad sea con todos ustedes ahora, y todos los días del año.
L.Y.Z, M.L.Z. ( Q.E.P.D.)
El Trabajador Católico de Houston, octubre-diciembre 2018, Vol. XXXVIII, No. 4.