Atravesamos la frontera
No voy a decir cómo
Y qué puedo decir de
Las noches heladas en el desierto
Del cielo negro y las estrellas fogosas
Luego, el sol ardiente y abrasador,
Que desgarra la carne
Implacable, implacable
El caminar y el miedo
Y entonces ———-
corriendo, corriendo
Emergen nubes de arena
contra el cielo lejano
corriendo, corriendo —- y en seguida
te perdí a ti y a Juan y
la niña corriendo, corriendo
Y cayendo boca abajo
Respirando arena y
soñando, soñando con
naranjas y con
agua, la lluvia cayendo y
los fantasmas desplegándose como
gigantes velas por la superficie del desierto
Y el golpeteo, el golpeteo
de las olas del mar en mis oídos
Y luego —– el rostro, el rostro
del Señor
El Trabajador Católico de Houston, abril-junio 2017, Vol. XXXVI, No. 2.