Sólo pensé en contarles de la curación de mi hermano.
El año pasado, los médicos dijeron que mi hermano, Paul, de 72 años tenia una infección grave de los huesos del talón que causó que el tendón de Aquiles arrancara el hueso del talón. Los médicos dijeron que tenían que hacer una biopsia para confirmar el diagnóstico. Paul se negó. Los médicos dijeron que necesitaba una amputación para asegurarse de que no perdiera su vida, pero, de nuevo, Pablo se negó. Pidió que los médicos continuaran con las cantidades masivas de antibióticos por vía intravenosa que ya habían comenzado y dijo que iba a ponerse en manos de Dios. Un equipo de cuidados paliativos pasó una hora con él y conmigo para ayudarle a prepararse para la posibilidad de morir. Los médicos lo llevaron al hogar de ancianos donde residía para continuar con el tratamiento de antibióticos que se prolongó durante seis semanas. Hicimos viajes frecuentes al departamento de enfermedades infecciosas del hospital, junto con visitas al servicio de podología. Le tomaron radiografías frecuentes.
Yo estaba muy angustiado porque se negó a que le hicieran la biopsia, pero entendí su decisión de no querer tener la amputación. A fin de cuentas pensé que yo hubiera hecho lo mismo. Sin embargo, temía que pudiera morir.
Unos días más tarde ví un artículo hablando de la causa de canonización de Dorothy Day. Durante mucho tiempo he estado conectado con el Trabajador Católico de Chicago y con la espiritualidad de Dorothy en la que se basa. También sabía de su causa de canonización y tenía sentimientos encontrados al respecto, teniendo en cuenta la petición de Dorothy que no ser descartada con tanta facilidad cuando alguien la llamara santa.
Debo decir en primer lugar que no rezo a los santos. Simplemente no es mi espiritualidad. Sin embargo, tal vez en mi desesperación, le dije a Dios que si era su voluntad que Dorothy fuera canonizada, yo le pediría a través de ella por la curación de Paul sobre todo porque Dorothy parece ser una madre para personas marginales como él.
Le dije a uno de los que cuidaban a Paul – un nigeriano, musulmán – que Paul podría morir y me dijo, “No va a morir, no lo dejaremos.” De todas maneras en fecha posterior me dijo que los médicos no eran Dios.
Ahora meses más tarde, la infección en los talones de Paul parece haber desaparecido. Las grandes úlceras en ambos talones, que eran la causa de la infección en el hueso, ya se han curado y todas las indicaciones parecen mostrar que la infección ha desaparecido a pesar de que el médico dijera inicialmente que el hueso no podía curarse porque no había flujo sanguíneo en el área de la infección.
Si bien esto puede ser visto como un milagro atribuido a la intercesión de Dorothy, necesito decir que no hay prueba oficial (biopsia) que Pablo tuviera una infección. Todo lo que sé es que él ahora está en terapia física muy modesta incluyendo caminatas muy cortas (30-40 pies) cada dos días utilizando un andador con la asistencia de un ayudante de enfermería.
Por mi parte, he contado a otros este “milagro” en agradecimiento a Dios por medio, al parecer, de la intercesión de Dorothy. Yo personalmente, creo que Dorothy es una persona santa, no un santo de plástico al que le ponemos un manto, sino alguien a quien debemos tratar de imitar.
Demos gracias a Dios.
(Fr.) Bob Bossie, SCJ