Los “mejores “, los más inteligentes, no los ilegales, nos empujaron hasta el borde de desastre financiero.
Greg Erlandson es el Presidente y Editor de la revista semanal “Our Sunday Visitor”.
Ellos lo hicieron nuevamente. Nos distrajeron hablando siempre de inmigrantes ilegales que robandonos de nuestros trabajos y agotandando todos nuestros recursos. Nos diferon que teníamos que levantar bar-reras, desconfiar de cualquiera que no fuese Nortemericano. Ellos nos hicieron sospechar de los otros en la misma forma como lo hicieron en el pasado con los negros, los judíos, los italianos, y los Irlandeses.
Hablaron sobre muros para mantener a esta gente afuera y a nosotros a salvo. Dejamos a los comentadores de la radio y el televisión de cable presionarnos hasta el frenesí sobre los que según ellos amenazan a EEUU.
Pero una vez más, las huellas del cuchillo en nuestra espalda pertenecen no a los pobres ni a las minorías sino a los “mejores” y más inteligentes.
En vez de las estatuas del toro y el oso en Wall Street, deberíamos construir un Caballo de Troya, porque lo que ha llevado a los EEUU hasta el límite del desastre financiero no fueron los ilegales que vienen a “robarnos” nuestros trabajos de limpia platos y porteros o trabajadores en plantas pro-cesadoras de carnes.
Este fue un trabajo interno. Fue hecho en EEUU, de adentro. Fueron los más hábiles de los nombrados ilustres, nuestros graduados más inteligentes de la universidad, los corredores de bolsa, agentes, y banqueros llevándose las primas en millones de dólares.
Esta fue la gente que ha sido la más bendita en la abundancia de este país, y esta fue la gente más motivada por la codicia. Ellos no fueron trabajadores con sueldo mínimo tratando de llevar comida a sus mesas y darle a sus hijos la oportunidad de estudiar. Ellos no eran los jornaleros en las calles de la ciudad rogando por un trabajo o las manos del campo hincándose al máximo para extraer la cizaña de las granjas corporativas.
Esta fue la gente que llevó al delirio a Manhattan cuando llegó el tiempo para las primas, que ofreció mayores precios para obtener los más caros de los condominios de lujo, que fue a los restaurantes compitiendo para recibir las hamburguesas mas caras en EEUU, que tomaron vacaciones en los más caros balnearios y que, si tenían hijos, los enviaban solo a las más caras de las escuelas de preparación.
Estas fueron las personas cuyos patrones de consumo fueron alabados en la sección de estilo del New York Times , el mismo periódico que ahora los critica en las páginas de sus editoriales.
Esta fue la gente que se vio a sí mismos como los “Amos del Universo,” y la ironía es que algunos de estos mismos – ahora trabajando para el gobierno – se supone que están elaborando una salida estratégica para la nación de su debacle financiera.
No sabemos dónde va a parar todo esto. La cantidad de gente que ha perdido sus casas y ha perdido sus trabajos es ya un escándalo, pero lo que nos espera en el futuro, todavía no lo sabemos. ¿ Se caerán por tierra otras instituciones financieras? ¿ Tendrán que pagar los contribuyentes aun cada vez más para cubrir las malas decisiones de los “mejores” y los más inteligentes?
Y tal vez nuestra nación con nuestros trillones de dólares de deudas a países como China y Saudi Arabia – ambos que han logrado una riqueza increíble por nuestro consumo voraz más allá de nuestros medios – tendría la fortaleza de cumplir con nuestras promesas, pagar nuestras obligaciones y no sacrificar a los más pobres mientras lo están haciendo?
La codicia ha permeado nuestra sociedad. En la mayoría de los casos, nos ha llevado a algunas malas decisiones financieras basadas en supuestos equivocados, y los resultados serán las faltas de pago de las hipotecas de las propiedades inmuebles y de los coches, y las deudas de tarjetas de crédito. Pero la codicia de aquellos que son los más beneficiados materialmente que están manejando a algunas de nuestras más poderosas compañías financieras es lo más vergonzoso, y lo que ha hecho el mayor daño.
Yo conozco a gente que está en este país en forma ilegal. Ellos pagan sus impuestos, ellos trabajan dos o tres puestos con salario mínimo y envían dinero a su país a sus casas para mantener a los miembros de su empobrecida familia allá.
Sí ellos han quebrado la ley. Si, un país tiene derecho a hacer cumplir sus leyes y proteger a sus fronteras.
Pero los norteamericanos han perdido la visión. No nos engañaron los extranjeros entre nosotros. Nos han engañado los propios, los nuestros.
Nunca ha sido tan verdadero: Hemos encontrado al enemigo, y el está en nosotros.
Reimpreso con permiso de Our Sunday Visitor.
Trabajador Católico de Houston, Vol. XXIX, No. 1, enero-febrero 2009.