Desde el principio del conflicto en el Medio Oriente el Papa Benedicto ha hecho un llamado, cada vez que él apareció en público, por la paz, pidiendo en el nombre de Dios que todos depusieran las armas.
Condenando el conflicto e nsistiendo que no habría justficación los actas terroristas ni las respuestas con las consecuencias tan trágicas para personas inocentes, el Papa Benedicto reafirmó cada vez el derecho de los libaneses a la integridad y a la soberanía de su país, el derecho de los israelíes a vivir en paz en su Estado, y el derecho de los palestinos a tener una Patria libre y soberana”.
El Santo Padre manifestó su particular cercanía con “las poblaciones civiles enormes, injustamente dañadas por un conflicto en el que no son más que víctimas: tanto las de Galilea, obligadas a vivir en los refugios; como la gran multitud de los libaneses, que una vez más, ven destruido su país y han tenido que dejarlo todo y escapar a otros lugares”.
Benedicto XVI resaltó el valor de la perspectiva cristiana a la hora de “acabar con la violencia y vencer el mal”. “En este momento, cuando se abusa tanto del nombre de Dios -dijo- es necesario afirmar que la cruz vence a través del amor, recordar el rostro de Dios que vence y trae al mundo la luz y la reconciliación. Es necesario dar testimonio de la victoria de Dios a través de la no violencia”.
“A la violencia -concluyó- hay que responder con el amor que llega hasta la muerte, como el de Cristo. Este es el modo humilde que tiene Dios para vencer, no con un imperio fuerte, sino con el amor que llega hasta el final. La reconciliación y el sacrificio de Jesús no han sido vanos”. Benedicto XVI pidió a los fieles que rezaran por la paz.
Benedicto XVI mandó al cardenal Roger Etchegaray, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz a visitar a Líbano como su enviado personal.de paz.
En su viaje, el purpurado se encontró con el presidente de la República libanesa, con el presidente del Consejo de Ministros, con el vicepresidente del Consejo Superior Chií, con el muftí de la República, con el patriarca de los cristianos maronitas, y visitó la sede central de Cáritas-Líbano. Además, visitó un centro de refugiados en Haret Sakher.
En una declaración emitida tras su viaje, el cardenal explicaba que “por mis contactos con las autoridades religiosas y políticas, puedo testimoniar que los cristianos y los musulmanes están dispuestos a hacer todo lo posible por reconstruir juntos su país herido”.
‘En nombre de Dios depongan las armas’, pide Papa Benedicto XVI
“En nombre de Dios depongan las armas”. Así lo pidió el Papa Benedicto XVI. En sus palabras antes de una oración mariana, Pontífice recordó que la situación ‘cada vez más grave y trágica’ en el Medio Oriente está produciendo “cientos de muertos”, “ciudades e infra-estructuras destruidas’, ‘mientras en los corazones de muchos parece crecer el odio y la voluntad de venganza”. “No se puede restablecer la justicia, crear un orden nuevo y edificar una paz auténtica cuando se recurre al instrumento de la violencia”, afirmó.
‘Vemos cuán profética y al mismo tiempo realista es la voz de la Iglesia cuando, frente a las guerras y los conflictos de todo tipo, indica el camino de la verdad, de la justicia, del amor y de la libertad’. ‘¡En el nombre de Dios me dirijo a todos los responsables de esta espiral de violencia, para que inmediatamente depongan las armas todas las partes!’, exclamó el Papa.
Asimismo, el Santo Padre pidió a los gobiernos e instituciones internacionales ‘no ahorrar ningún esfuerzo para obtener este necesario cese de las hostilidades y para poder comenzar así a construir, mediante el dialogo, una convivencia durable y estable de todos los pueblos del Medio Oriente’.
El Papa Benedicto XVI deploró la muerte de decenas de niños en la ciudad libanesa de Qana a causa de un bombardeo israelí el domingo pasado, y reiteró su llamado al cese inmediato de las hostilidades en Oriente Medio.
“Nuestros ojos están llenos de las horribles imágenes de los cuerpos mutilados de tanta gente, especialmente de niños, y estoy pensando particularmente en Qana en Líbano”, dijo el Pontífice al referirse al reciente ataque israelí a la histórica aldea donde Jesús realizó su primer milagro, y donde murieron más de 58 civiles.
“Deseo repetir que nada puede justificar el derramamiento de sangre inocente, por ninguna razón”, añadió el Pontífice, al renovar su “petición urgente de un cese inmediato de todas las hostilidades”.
Al inicio del periodo de oración y ayuno de las Iglesias orientales, católicas y ortodoxas, el Patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Michel Sabbah, pidió para que palestinos, israelíes y libaneses gocen de la paz y la seguridad en Medio Oriente e hizo un llamado a la comunidad internacional para que intervenga “de forma más eficaz” en esta convulsionada región.
“Nuestro ayuno y nuestro rezo serán para la paz y el fin de las hostilidades en Gaza y en el sur del Líbano. Rogamos para que todas las partes implicadas –palestinos, israelíes y libaneses– gocen de la paz y la seguridad”, señaló el máximo jerarca católico en Tierra Santa a través de una carta.
El Arzobispo califica los últimos acontecimientos en Oriente Medio como “inhumanos, cualesquiera que sean las razones que intenten justificarlos”, e insta a la comunidad internacional a intervenir “de forma más eficaz” para terminar con la escalada de violencia.
En su misiva, Su Beatitud deplora la toma de prisioneros tanto por parte de las fuerzas militares israelíes como de las milicias chiíes libanesas y pide que éstos sean devueltos “sanos y salvos a sus hogares con sus padres y seres queridos”, porque “la persona humana es igual en dignidad, ya sea israelí o palestina”.
“La violencia es un ciclo de muerte que hay que romper”, continúa el Arzobispo, afirmando que ésta “no hace más que aumentar la violencia y no conduce a la seguridad, es inútil querer fundar un orden o adquirir una seguridad mientras dure la opresión de unos sobre otros”, y añade que ésta “no puede y no debe ser un medio legítimo de defensa”.
“Roguemos para que Dios siga estando presente entre los hombres y que su presencia vuelva al hombre más humano con sus hermanos y hermanas más allá de sus creencias religiosas o su nacionalidad”, concluye.
El Papa Benedicto XVI hizo un llamado a todas las fuerzas morales “que reconocen que la guerra es la peor solución para todos” a que se movilicen para lograr prontamente una paz duradera en Medio Oriente pues aquella “no trae nada bueno para nadie, ni siquiera para los aparentes vencedores”.
La respuesta mundial al Papa era poca y descepcionante. Mientras los gobernantes de países poderosos declararon que la guerra necesitaba más tiempo, más y más personas inocented murieron. E increíblemente, algunos escritores católicos en EEUU empezaron a criticar al Papa por su llamado, diciendo que un lado tenía todo el derecho de hacer lo que estaba haciendo porque el otro lado representaba terrorismo. Estos escritores, y la prensa estaoudinense casi no mencionaban las casi 1,000 mil muertos de civiles .
“La única solución es que debemos vivir juntos, dijo el Santo Padre. Esas son las fuerzas que queremos movilizar: los políticos deben encontrar el camino para que esto pueda suceder lo más pronto posible, y sobre todo, de una manera duradera”, dijo el Papa durante una entrevista realizada en su residencia de Castelgandolfo.
“Naturalmente, la Santa Sede no quiere poder político alguno, pero queremos pedirle a los cristianos y a todos los que se sientan de alguna manera interpelados por la palabra de la Santa Sede, de forma que se movilicen todas las fuerzas que reconocen que la guerra es la peor solución para todos”, declaró el Santo Padre en la entrevista que será transmitida íntegramente en Alemania el domingo 13 de agosto como preparación a su próximo viaje apostólico a ese país del 9 al 14 de septiembre de este año.
En respuesta a una pregunta sobre la situación en Oriente Medio, y que Radio Vaticano ha dado a conocer anticipadamente hoy, el Pontífice aseguró que la guerra “no trae nada bueno para nadie, ni siquiera para los aparentes vencedores. Nosotros lo sabemos muy bien en Europa, luego de dos Guerras Mundiales. Lo que todos necesitan es la paz”.
Trabajador Catolico, Vol.XXVI, No. 5, septiembre-octubre 2006