El número de inmigrantes indocumentados tratando de ingresar a los Estados Unidos está creciendo a pesar de los esfuerzos de incrementar el número de oficiales de las patrullas fronterizas. Los inmigrantes que logran con-seguir trabajo y lograr éxito moderado, simbolizan la esperanza para miles de personas de Centro y Sud América que viven en condiciones de pobreza. Estas poblaciones vulnerables son fácilmente explotadas por los contrabandistas de personas, comúnmente referidos como, “coyotes.”
Típicamente, los coyotes se aprovechan de gente de los países en desarrollo que tiene pocas oportunidades económicas y están desesperados para mejorar su estado socio-económico. Los coyotes exageran la riqueza y las oportunidades en los Estados Unidos con la intención de explotar a las poblaciones sin ventajas.
Los adolescentes ingenuos que tiene pocas oportunidades de educación y empleo caen en los mitos perpetrados por los coyotes y están ávidos de hacer el viaje. Los coyotes tienen total descuido por la seguridad y bienestar de los inmigrantes durante el largo viaje. Los pasajeros quedan sujetos a condiciones inhumanas y a menudo se quedan sin comida o bebida por varios días. La condición de los inmigrantes a los Estados Unidos por medio de los coyotes es a menudo trágica. Los inmigrantes son empacados en vehículos tan apretados que casi no hay sitio para moverse. En el 2003 un remolque en camino a Houston llevaba setenticuatro indocumentados. El remolque fue abandonado y diecinueve personas murieron por falta de oxigeno.
Los anillos de contrabando de inmigrantes operan como la mafia. Ellos están organizados y son clandestinos. El costo de un pasajero varía son los kilómet-ros. Las mujeres inmigrantes, y los adolescentes hombres y mujeres, son a veces sexual-mente abu-sados por los coyotes. En cuanto llegan a la frontera mexi-cano/americana, los inmigrantes deben nadar a través del Río Grande. Los inmigrantes pueden ahogarse en el torrente de agua o pueden ser mordidos por las serpientes. Los que tienen suerte que sobreviven caminarán al suelo estadoudi-nense, mojados y hambrientos.
Los inmigrantes mas fuertes que sobrevivieron el viaje hacen lo que pueden para eludir a los oficiales de inmigración. Si son atrapados tendrán que encarar la deportación porque han cometido un crimen contra el Estado. Este curso de acción es mandado en el Protocolo contra Contrabando de Migrantes por tierra, mar o aire de las On. N.U., del 2000,
En contraste, las víctimas que han sido traficadas al país son generalmente protegidas por los Estados Unidos y pueden ob-tener residencia temporal o permanente. El Protocolo para Prevenir, Suprimir, o Castigar el Tráfico en personas delinea los términos y condiciones en que las personas traficadas deben ser tratadas. Contrabando de inmigrantes es visto como un crimen contra el Estado. Tráfico es visto como un crimen contra el individuo. La dicotomía de las leyes de inmigración resulta en un tratamiento desigual para los inmigrantes y no reconoce las represalias de los inmigrantes que son pasados de contrabando a los Estado Unidos.
Es ridículo asumir que los abusos de aquellos que son pasados por el contrabando al país son diferentes que los que son traficados. El Articulo 3 del Protocolo de Tráfico de personas estipula que las víctimas del tráfico están sujetas a,” … Tratamiento o uso de fuerza, u otras formas de coerción, de rapto, o fraude y decepción, o el abuso del poder, o una posición de vulnerabilidad.” Los inmigrantes que han sido contrabandeados a los Estados Unidos han tenido la experiencia que encaja la misma definición de víctimas que han sido traficadas., Ellos han sido engañados y a menudo sedu-cidos por los coyotes, forzados a tener sexo, y aun sexualmente asaltados. A los inmigrantes a menudo les falta educación y la mayoría no habla ingles.
Contrabandear inmigrantes a los Estados Unidos debería ser categorizado como un crimen contra el individuo lo mismo que el tráfico humano. La racional para un estándar diferente podría ser que los inmigrantes contrabandeados dan su consentimiento. Mientras que el acuerdo para el pasaje puede ser consensual, los inmigrantes no consintieron a la violación, a la deshidratación, al régimen de hambre y al maltrato general. Tal vez, si los inmigrantes contrabandeados son vistos como víctimas en vez de criminales, las organi-zaciones de los derechos humanos de las Naciones Unidas podrían cabildear para leyes mejores y castigos más severos para loa coyotes.
Como trabajadora social que trabaja con inmigrantes indocumentados adolescentes, yo quedo perturbado por las fallas de nuestras leyes inter-nacionales que no reconocen a las represalias de los inmigrantes de contrabando. Si la deportación es lo mejor que podemos hacer para los inmi-grantes contrabandeados que han sufrido diferentes abusos de los coyotes, hemos fallado en la búsqueda de la justicia social. No debería haber distinción entre buenas y malas víctimas. Ellos solo son víctimas.
(Nota de los Editores: Hay fondos federales disponibles para aquellos que trabajan con inmigrantes traficados. Sin embargo, aquellos que reciben fondos están teniendo mala suerte en encontrar su clientela por el miedo y tal vez por la confusión descrita en esta articulo.)
Trabajador Católico de Houston, Vol. XXV, No. 5, julio-agosto 2005.