Desesperación
Ayer encontramos a Fernando en el suelo lleno de sangre teniendo ataques que no se pararon. Fernando, gravemente enfermo con la falla de sus riñones, ha vivido en E.E.U.U. muchos años, pero no puede conseguir ninguna ayuda del gobierno. Por el resto de su vida, que no será mucho tiempo, “el vivirá con la cruz de tener que sufrir un colapso antes de recibir ayuda médica de de emergencia.
Esperanza
Esperanza viene con el nacimiento de gemelas a una madre sin techo, que ahora vive en Casa Juan Diego, aunque tardaron bastante en llegar, entre viajes al hospital y alarmas falsas. Eran las primeras bebés para la jóven. Es tan bello ver la mamá amamantar a las dos niñas a la misma vez. Todo el mundo quiere cargarlas en los brazos.
David viene a nosotros, cojeando. El durmió en una casa vacante en Oklahoma City por una semana y le mordió una clase de animal. El tenía dos heridas muy profundas e infectadas cuando llegó. El doctor en el hospital mostró a Carlos como vendar las heridas y luego Carlos le instruyó a Brian, quien aprendió bien. Hay esperanza.
Hay más desesperación con Bartolomeó, quien vino a Estados Unidos para trabajar y pagar los gastos médicos de su mamá. Ella estaba grave con cancer. Bartolomeo vino a E.E.U.U. literalmente para salvar la vida de su mamá, pero era demasiado tarde.
El quiso quedarse en los E.E.U.U. lo más que podía, aunque sabía que su mamá estaba cerca de la muerte, para trabajar y seguir mandándole ayuda. Pero esperó demasiado tarde. Se mamá murió y la enterraron antes de que él podía regresar, aunque Lorenzo trató en todas maneras con el Consulado de Honduras y con las lineas aéreas. Bartolomeo visitó su tumba y esperamos que regrese pronto.
Esperanza
El corazón de lo que Casa Juan Diego representa se celebra cada semana con el Sacrificio de la Santa Misa. Nuestro sacrificio en cuidar y servir al inmigrante, la jornada y el sufrimiento terrible de las personas que vienen aquí, están unidos y ofrecidos en el gran acto de amor y se hacen parte de nuestra celebración eucarística. Frecuentemente invitamos a uno de nuestros huéspedes a contar la historia de su viaje a Houston antes de la Misa, que es celebrada para dar gracias por su llegada. La celebración y la gracia del Señor hacen posible una semana más.
Sacerdotes de la Diócesis dan de su tiempo para celebrar con nosotros en español. Cantamos en español.
El Padre Mario Arroyo, quien era el Director de Vocaciones antes, era el primero que empezó a celebrar la Misa en Casa Juan Diego. El celebraba la Misa cada semana varios años antes de hacerse párroco.
P. Rafael Dávila y P. Edwin Correas han celebrado la Misa por nosotros por varios años. Padre Edwin de esta Diócesis hizo un voto como seminarista cuando era voluntario en Casa Juan Diego, que celebraría la Santa Misa para los inmigrantes cuando ya estuviera ordenado. Padre Edwin es un inmigrante de El Salvador.
Los sacerdotes de la parroquia de San José han venido frecuentemente para celebrar y estan en nuestro horario regular. Los Padres Misioneros de San Carlos (Padres Scalabrini) de la parroquia de San Leo han venido fielmente a celebrar cada mes. P. Angelo Moscati quien ha venido durante este año, murió de repente. Se descubrió que él era uno de los sacerdotes más populares que su parroquia había conocido aunque solo tenía un año de estar ahí.
Desesperación-Esperanza
A Eduardo, un huésped, le encantaba la Misa, aunque él ni sabía quien era ni donde estaba. Le habían cortado el pelo de la cabeza en el hospital y podía verse las rajas en su cabeza. Tuvo varias desalabraduras y tomaba mucho Dilantin para evitar los ataques.
Eduardo tuvo interés en la Misa, especialmente los cantos en español, y no mucho más. Estaba totalmente desorientado-hasta que un día durante la Misa él saltó y gritó, “¡Yo sé quien soy! Cantaba estos cantos en el seminario en El Salvador.
Mejor todavía, él recordó donde vivían sus amigos. ¡Que reunion!
Otra historia de Misa. Marcelo buscaba a su hermana, quien, dijo él, vivía en la Calle Main. ¿Podríamos encontrarla? La Main es una calle muy larga y sería difícil ir de un lado al otro.
Marcelo probó algo diferente. Asistió en la Misa en Santa Ana para pedir la ayuda del Señor. El recibió la respuesta. ¡Allí estaba su hermana en la Misa! Vale la pena ir a Misa.
Desesperación
La desesperaciópn viene cuando un hospital particular llama y demanda que nosotros vengamos a recoger este paciente de su hospital–¡en seguida! “Ven y saca tu inmigrante indocumentado de aquí.” Nosotros ni sabiendo de quien hablan.
Cuando notaron un poco de indecisión de nuestra parte, gritaron, “¿Quién es tu patrón? “Quiero hablar con él!”
Pues cuando miramos hacia los cielos y decimos que Dios, se alejaron un poco, porque no quisieron hablar con nuestro Patrón.
Es verdad que tenemos algunas soluciones. En el caso de una persona muy enferma, podemos arreglar una casa especial de alojo y cuidado por $500 por mes hasta que se encuentre otra solución.
Reza por nosotros.
Trabajador Católico de Houston, Vol. XIX, No. 5, septiembre-octubre 1999.