Queridos amigos de la Casa Juan Diego
La alegría de la Navidad llega como un gran regalo, irrumpiendo en la desesperación, la tristeza y el miedo a la violencia que nos rodea a nosotros y a otros en muchas partes del mundo.
Todo el alboroto sobre las compras navideñas (desde el 4 de julio) simplemente no puede ahogar la Buena Nueva de esta Noche de Paz: ¡Jesús nació en un establo en Belén con los pobres!
Todavía estamos en el establo de la Casa Juan Diego, donde esperamos a Jesús en la persona de los pobres (Recuerden Mateo 25: 3-1 ss..Jesús dijo: “lo que hagáis a uno de estos más pequeños, a mí me lo hacéis” y cada día viene Jesús.
Él viene a nosotros en hombres, mujeres y niños, muchos de los cuales viajan buscando evitar el hambre para ellos y especialmente para sus hijos. Viene en los que están moribundos o amenazados de muerte o en aquellos que vienen con moretones, en los hombres a los que han disparado por la espalda, en los que los ladrones les han roto las piernas.
Muchos vienen a buscar una cama. Ofrecer hospitalidad sigue siendo nuestro trabajo más duro, ya que pueden pasar muchas cosas cuando la gente está con nosotros día y noche. Siempre hay alguien enfermo o con una enfermedad grave, o está naciendo un bebé.
Cada semana, un millar de hambrientos habitantes de Houston acuden también a nuestras clínicas en busca de alimentos y medicinas. Con su ayuda y la del Banco de Alimentos de Houston trabajamos organizando y distribuyendo la comida (compramos arroz y frijoles por paletas).
Lo peor de la Casa Jun Diego es el flujo constante de sufrimiento, pobreza, indigencia, abandono, las víctimas de la violencia que llegan a nuestras puertas, la sombra de la Cruz ya presente en la encarnación. Estamos desbordados. No podemos acoger a todos los que vienen a quedarse.
Pero lo mejor de la Casa Juan Diego es el flujo constante de sufrimiento, pobreza, indigencia, abandono, víctimas de la violencia contra los inmigrantes que llegan a nuestras puertas, lo que nos da la oportunidad de seguir las huellas de Jesús y vivir el Evangelio. La esperanza de la Resurrección está ahí y es más fuerte que la muerte. Sí, estamos abrumados, pero sobrevivimos, por la gracia de Dios, a través de la fe que obra en el amor. ¡Gracia asombrosa!
Le escribimos para pedirte ayuda con “lo mejor” de la Casa Juan Diego. Te necesitamos tanto como necesitamos a los pobres para vivir el Evangelio. Tu generosidad irá a los pobres. No hay sueldos en Casa Juan Diego. También necesitamos tus oraciones.
Muchas, muchas gracias. Que el espíritu de la Navidad los acompañe mientras celebramos la fe por encima de las compras navideñas.
Muy agradecidos
Luisa Zwick y todos en Casa Juan Diego
El Trabajador Católico de Houston, octubre=diciembre, Vol. XLIV, No. 4.