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La casa de hospitalidad, Casa Juan Diego, está abierta para servir

La Biblia nos dice que debemos darles la bienvenida a las personas que son extranjeras en tierra extraña.

Houston atrae a las personas de todas partes de Estados Unidos y de todas partes del mundo, especialmente de América Latina.

Muchas de estas personas son afortunadas y encuentran pronto trabajos bien remunerados. Muchos son menos afortunados y necesitan ayuda algunas veces. Ellos nos recuerdan a extranjeros en tierra extraña. Ellos no tienen adónde ir.

La mayoría de estas personas son católicos romanos.

Las agencias del gobierno y muchas otras agencias están cerradas para ellos.

Es increíble que haya en Houston familias que no tienen que comer, que no tienen agua ni calefacción, que no tienen ropa, casa ni atención médica, y que necesitan ayuda para encontrar un trabajo.

Hemos conocido a miles de estos “Extranjeros en tierra extraña” que necesitan asistencia algunas veces.

Para poder ayudar a estas personas, estamos abriendo un centro de servicio, una casa de hospitalidad, en esta área. Se llama Casa Juan Diego.

El propósito de este centro se basa en la filosofía de Dorothy Day, fundadora del movimiento Trabajador Católico.

Dorothy Day, quien es nuestra inspiración, procuró poner en práctica el Sermón de  la Montaña. Diariamente ella trató de servir en lugar de ser servida. Ella vivió con las palabras del Señor, “Cualquier cosa que hagas para el último de mis hermanos, lo haces para me.”

En ningún modo el centro va a reemplazar el ministerio de los servicios sociales en las parroquias. Las necesidades en Houston son muy grandes, es por eso que necesitamos toda la ayuda que podamos tener.

El Trabajador Católico de Houston está siendo iniciado por personas que están familiarizas con las necesidades y desean contribuir con sus habilidades profesionales, tiempo y energía. Ellos son católicos de Houston tratando de alcanzar a los nuevos católicos de Houston.

¿Puede usted ayudar? Necesitamos dinero, alimentos, ropa, y muebles. Necesitamos también un camión o un carro de carga y más voluntarios para el Centro.

No se van a pagar salarios a los Trabajadores Católicos. Nada se va a vender, todo lo que nos dan a nosotros para ponerlo al servicio de los pobres.

Ore por nosotros.

Nosotros vamos a apreciar cualquier cosa que usted pueda hacer. Una contribución cada mes será de mucha ayuda y grandemente apreciada.

 

Trabajador Católico de Houston, 5 de mayo 1981, Vol. 1, No. 1.