El 11 de febrero del 2013, el día de Nuestra Señora de Lourdes, el Santo Padre Benedicto XVI anunció su renuncia debido a su avanzada edad y disminución de fuerza.
En la ráfaga de artículos en Internet y los comentarios en la televisión que vinieron después, lo que aparentemente faltaba era la profundidad de lo que él ha tenido que decir en su tiempo como Papa.
En la última edición del Trabajador Católico de Houston, publicamos una pequeña colección acerca de cosas muy interesantes que el Papa Benedicto XVI dijo últimamente. No solamente son muy espirituales, sino que también señalan cómo el Evangelio debe afectar nuestras vidas en el mundo.
Los extractos siguen:
Dios ha roto el gran silencio
Dios ha roto su silencio, Dios ha hablado, Dios existe. Este hecho, como tal, es salvación: Dios nos conoce, Dios nos ama, ha entrado en la historia. Jesús es su Palabra, el Dios con nosotros, el Dios que nos muestra que nos ama, que sufre con nosotros hasta la muerte y resucita. Este es el Evangelio mismo. Dios ha hablado, ya no es el gran desconocido, sino que se ha mostrado y esta es la salvación.
Meditación del Santo Padre Benedicto XVI Durante la Primera Congregación General, Sínodo de Obispos, 8 de octubre de 2012
No sólo del pan vivirá el hombre
Hoy, junto a tantos signos de bien, crece a nuestro alrededor también cierto desierto espiritual.
En este contexto vuelven a emerger algunas preguntas fundamentales, que son mucho más concretas de lo que parecen a primera vista: ¿qué sentido tiene vivir? ¿Hay un futuro para el hombre, para nosotros y para las nuevas generaciones? ¿En qué dirección orientar las elecciones de nuestra libertad para un resultado bueno y feliz de la vida? ¿Qué nos espera tras el umbral de la muerte?
El pan material no es lo único que necesitamos; tenemos necesidad de amor, de significado y de esperanza, de un fundamento seguro, de un terreno sólido que nos ayude a vivir con un sentido auténtico también en la crisis, las oscuridades, las dificultades y los problemas cotidianos.
Audiencia General. Plaza de San Pedro, 24 de octubre, 2012
El Señor rechaza la violencia
El Señor atestigua un rechazo radical de toda forma de odio y violencia a favor del primado absoluto del agape.
Discurso del Santo Padre Benedicto XVI a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Comisión Teológica Internacional el 7 de diciembre de 2012
Nosotros no podemos hacer la Iglesia
Nosotros no podemos hacer la Iglesia, sólo podemos dar a conocer lo que ha hecho él. La Iglesia no comienza con nuestro «hacer», sino con el «hacer» y el «hablar» de Dios. De este modo, después de algunas asambleas, los Apóstoles no dijeron: ahora queremos crear una Iglesia, y con la forma de una asamblea constituyente habrían elaborado una constitución. No, ellos rezaron y en oración esperaron, porque sabían que sólo Dios mismo puede crear su Iglesia, de la que Dios es el primer agente: si Dios no actúa, nuestras cosas son sólo nuestras cosas y son insufi-cientes; sólo Dios puede testimoniar que es Él quien habla y quien ha hablado.
Meditación del Santo Padre Benedicto XVI Durante la Primera Congregación General, Sínodo de Obispos, 8 de octubre de 2012
Amor, verdad, justicia y paz
Amor y verdad, justicia y paz se han encontrado, se han encarnado en el hombre nacido de María en Belén. Ese hombre es el Hijo de Dios, es Dios que ha entrado en la historia. Su nacimiento es un brote de vida nueva para toda la humanidad. Que todas las tierras sean una tierra buena, que acoge y hace brotar el amor, la verdad, la justicia y la paz.
Mensaje Urbi et Orbi, Navidad, martes 25 de diciembre de 2012
Oraciones por los migrantes
“Para que los migrantes sean acogidos en todo el mundo con generosidad y amor auténtico, especialmente por las comunidades cristianas”
La intención general del apostolado de la oración del Papa para el mes de diciembre 2012.
Que se apoye y acompañe a las familias de inmigrantes en sus dificultades, especial-mente a las madres.
La intención general del apostolado de la oración del Papa para el mes de febrero 2013.
Los cristianos deben resistir la avidez y la explotacion
Los cristianos combaten la pobreza porque reconocen la dignidad suprema de cada ser humano, creado a imagen de Dios y destinado a la vida eterna. Los cristianos obran por una participación equitativa de los recursos de la tierra porque están convencidos de que, como administradores de la creación de Dios, tenemos el deber de atender a los más débiles y vulnerables, ahora y en el futuro. Los cristianos se oponen a la avidez y a la explotación con el convencimiento de que la generosidad y un amor desprendido de sí, enseñados y vividos por Jesús de Nazaret, son el camino que conduce a la plenitud de la vida. La fe cristiana en el destino trascendente de cada ser humano implica la urgencia de la tarea de promover la paz y la justicia para todos.
Dado que tales fines son compartidos por muchos, es posible una colaboración mucho más fructífera entre cristianos y otros. Y sin embargo los cristianos dan a César sólo lo que es de César, pero no lo que pertenece a Dios. A veces, a lo largo de la historia, los cristianos no han podido condescender con las peticiones llegadas de César. Desde el culto del emperador de la antigua Roma hasta los regímenes totalitarios del siglo recién pasado, César ha intentado ocupar el lugar de Dios. Cuando los cristianos rechazan inclinarse ante los falsos dioses que se proponen en nuestros tiempos, no es porque tengan una visión anticuada del mundo. Al contrario: ello ocurre porque son libres de las ligaduras de la ideología y están animados por una visión tan noble del destino humano que no pueden aceptar com-ponendas con nada que lo pueda insidiar.
Artículo de Benedicto XVI para el periódico británico “Financial Times”
En contra de una economía egoísta e individualista
Causan alarma los focos de tensión y contra-posición provocados por la creciente desigualdad entre ricos y pobres, por el predominio de una mentalidad egoísta e individualista, que se expresa también en un capitalismo financiero no regulado. Aparte de las diversas formas de terrorismo y delincuencia internacional, representan un peligro para la paz los fundamentalismos y fanati-smos que distorsionan la verdadera naturaleza de la religión, llamada a favorecer la comunión y la reconcilia-ción entre los hombres.
Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz 2013
En el desierto
En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir; así, en el mundo contemporáneo, son muchos los signos de la sed de Dios, del sentido último de la vida, a menudo manifestados de forma implícita o negativa. Y en el desierto se necesitan sobre todo personas de fe que, con su propia vida, indiquen el camino hacia la Tierra prometida y de esta forma mantengan viva la esperanza. La fe vivida abre el corazón a la Gracia de Dios que libera del pesimismo. Hoy más que nunca evangelizar quiere decir dar testimonio de una vida nueva, trasformada por Dios, y así indicar el camino.
De la Santa Misa Para La Apertura del Año de la Fe, 11 de octubre de 2012
Trabajo para todos
Uno de los derechos y deberes sociales más amena-zados actualmente es el derecho al trabajo. Esto se debe a que, cada vez más, el trabajo y el justo reconocimiento del estatuto jurídico de los trabajadores no están adecuadamente valorizados, porque el desarrollo económico se hace depender sobre todo de la absoluta libertad de los mercados. El trabajo es considerado una mera variable dependiente de los mecanismos económicos y financieros. A este propósito, reitero que la dignidad del hombre, así como las razones económicas, sociales y polí-ticas, exigen que « se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte de todos.
Mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de la Paz 2013
Publicado en El Trabajador Católico de Houston, Vol. XXXIV, No. 1, January-February 2013.