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Obras de misericordia, los Salmos, y la resurrección

Por  Marcos y Luisa Zwick

La cirugía de Marcos en la primavera pasada fue una inspiración y una muestra de la providencia de Dios para nosotros. Habíamos vacilado por algún tiempo a proceder con la operación que él necesitaba y que además le fue recomendada.

Estábamos preocupados por el corazón de Marcos porque a menudo sus latidos son tan fuertes que pueden llegar a mover la cama. Se agita lo suficiente como para llamar nuestra atención. Mantu-vimos consultas con nuestro médico familiar quien había tenido la misma cirugía. También teníamos dudas debido a la edad de Marcos. Las cirugías son más riesgosas cuando uno es mayor. Una voluntaria de ochenta años de edad, Mary Ann Bass, nos dijo que acababa de tener dos cirugías sin problemas. Eso sonó alentador.

No teníamos suficiente ayuda en la casa de acogida para hombres. Había además mucho trabajo que hacer. ¿Quién podría llevar la comida a los obreros si Marcos estaba fuera? ¿Quién podría recoger a los hombres de los hospitales? ¿Quién podría conectar a los trabajadores con empleadores para nuestra cooperativa? ¿Que haríamos? Bob y Ruth Kleeman son voluntarios  y vinieron a vivir en la casa para ayudarnos por unas pocas semanas.

Cuando la operación fue finalmente programada, estábamos muy preocupados. Pero orábamos. Marcos, como suele hacer, asistía a la misa diaria cuando pudo (hay muchas interrupciones y a veces es difícil llegar) y dos días antes de la intervención fue a confesarse. En ese momento, él estaba muy tranquilo acerca de lo que podría pasar; ese tiempo de preparación profundizó más su perspectiva de la vida. El estuvo agradecido con Dios por una buena vida.

Luisa mencionó que había mucho todavía por hacer en la viña del Señor, en los trabajos de misericordia en la Casa Juan Diego. Marcos reconoció eso, pero estaba en paz con todo lo que pudiera ocurrir.

En Rosario, Argentina (donde ayudamos a un huésped que está enfermo), la comunidad de la parroquia y el Obispo José Luis estuvieron orando para que la cirugía de Marcos fuera un éxito.

En el último minuto, el centro de cirugía pidió hacer un nuevo electrocardiograma y un nuevo examen de sangre para que la cirugía pudiera ser realizada. En cierta forma esperábamos que el cardiólogo dijera que no debería operarse. Pero el médico dijo que todo estaría bien.

Y así, después de una larga espera llegó el día. En la mañana de la cirugía, Luisa siguió con la costumbre de Dorothy Day y San Francisco: abrir al azar la Biblia y leer los versículos. Cuando abrió el libro, esperando inspiración, la página mostrada fue el Salmo 41. ¡Qué palabras tan alentadoras! Las palabras dieron calidez a su corazón y las compartió con Marcos:

“Bienaventurado el que se

preocupa del pobre!

En el día malo el Señor lo

librará.

El Señor lo protegerá;

dándole en esta tierra vida y

felicidad.

Y no lo entregarás a la

voluntad de sus enemigos.

El Señor lo visita en su lecho

de enfermo,

Tornarás su postración en

mejoraría.

 

Después de leer el Salmo fuimos a la cirugía llenos de esperanza.

Todo estuvo bien

Poco después de la operación, el cirujano vino a decirle a Luisa que todo había salido bien. El médico advirtió que Marcos no se sentiría con ganas de hacer nada por un tiempo y que todo lo que debía hacer era descansar, aunque podría caminar alrededor de la casa tanto como quisiera. Lo enviaron a casa una hora después de la intervención. Sin embargo, dos días más tarde, tan pronto como desapareció por completo el efecto de la anestesia y él cesó de tomar el analgésico, volvió a trabajar en la correspondencia y en los asuntos del banco para la Casa Juan Diego. Inmediatamente él hizo su aparición entre los huéspedes, así que pudieron saber que él estaba todavía con vida.

Recientemente, Marcos tuvo una cirugía de cataratas. Estuvimos mucho más tranquilos.

Los Salmos, oración de la vida, oraciones de Cristo

La lectura de los Salmos antes de la cirugía nos recordó como éstos expresan muy bien nuestros senti-mientos y preocupaciones, nuestras subidas y bajadas al relacionarnos con Dios y a tratar de entender día a día nuestra existencia en medio de un mundo difícil de entender.

El consuelo de la experiencia nos recordó una vez más la riqueza de los Salmos, rezados por los católicos (y otros cristianos) alrededor del mundo cada día, como parte de la Misa y de las horas del Divino Oficio. En el movimiento Trabajador Católico existe una larga tradición de orar la Liturgia de las Horas.

Benedicto XVI sobre Getsemaní y  los Salmos

En el inicio de la cuaresma todo esto vino de manera especial nuevamente a nuestra mente.

Houston, Texas, recientemente se ha transformado en el centro del nuevo Ordinariato de la Catedra de San Pedro. El edificio de Nuestra Señora de Walsingham le fue dado a los Anglicanos que entran a la Iglesia Católica. El Seminario Santa María en Houston es ahora el centro para sus estudios teológicos en los Estados Unidos. Mons. Jeffrey Steenson fue recientemente designado a la cabeza del Ordinariato. Hace poco dijo en una entrevista a Catholic News Service que está muy agradecido por los dos volúmenes sobre Jesús de Nazaret del Papa Benedicto; especialmente por el capítulo sobre Getsemaní en el volumen II:

“Como teólogo diría que en “Jesús de Nazaret” parte 2 (Planeta/Encuentro), el capí-tulo sobre Jesús en el huerto de Getsemaní es probablemente la más extraordinaria pieza de teología de nuestro tiempo. Es asombrosamente audaz. Quiero decir, abre puertas que, no sé, me dejó sin aliento…”

Nos sentimos desafiados por las palabras de Mons. Steenson a leer el capítulo de Getsemaní A medida que leíamos, vimos que narra el relato de Jesús con sus discípulos, inmersos en la tradición y el culto judío, cantando los Salmos de Israel en la Última Cena.

En las reuniones de la Iglesia primitiva oraban y cantaban los Salmos. Nos gusta imaginarnos a Jesús y a sus discípulos cantando los Salmos. Nos imaginamos qué tipo de voz tendrían Jesús y sus apóstoles. Sería grandioso cantar las mismas canciones con Jesús y sus apóstoles. Imagina conocer la voz de Jesús cantando!

En las grandes obras de arte, nunca vemos a Jesús representado cantando los Salmos. Lo vemos sufriendo en el huerto de Getsemaní donde recuerda los Salmos con los discípulos. Lo vemos siendo azotado. Vemos cuadros de Él en la cruz, pero nunca lo vemos cantando. No hemos visto en el arte, la recitación común de los Salmos con los discípulos, la cual tuvo lugar en el huerto de Getsemaní antes de la oración de Jesús solo a lo largo de la noche oscura.

Benedicto XVI argumenta que cuando Jesús ora los Salmos con sus discípulos; este es un dato fundamental para comprender los Salmos mismos,que en cierto aspecto  adquieren en El un nuevo sujeto, un nuevo modo de presencia y a la vez una extensión mas allá de Israel hacia la universalidad”. Cristo mismo se hace presente en los Salmos.

“Veremos que con esto surge una nueva versión de la figura de David; en el Salterio canónico. David se considero a David como el autor principal de los Salmos. Aparece como quien guía e inspira la oración de Israel, quien resume todos sus sufrimientos y esperanzas, los lleva consigo y los transforma en oración. Por eso, Israel puede rezar continuamente con él, y expresarse en los Salmos, de los que siempre recibe también nueva esperanza en cualquier oscuridad. En la Iglesia nasciente, Jesús fue considerado muy pronto como el nuevo, el auténtico David, y por eso sin rupturas pero de modo nuevo, los Salmos podían ser recitados como oración en comunión con Jesucristo”.

El Santo Padre habla de la fidelidad de Jesús a la tradición; la tradición judía, pero también de la novedad de su reinterpretación de la tradición, ilustrada en su oración de los Salmos. La unidad de los dos Testamentos nos es enseñada por el mismo Jesús. Un aspecto novedoso de esta reinterpretación de la tradición, nos dice el Papa, es precisamente la nueva interpretación del Decálogo (Los Diez Mandamientos) dado en el Sermón de la Montana. Las Bienaven-turanzas se convierten en el corazón de la Nueva Ley.

Vigila, no te duermas

Mientras Jesús rezaba sólo después de la oración comunal en el huerto de Getsemaní les pidió a sus discípulos que oraran y estuvieran en vigilia con Él, diciendo estas palabras del Salmo 43: “Me muere de tristeza”.

El Señor llama a los apóstoles a hacer vigilia en oración, pero ellos en vez de orar sucumbieron al sueño frente a lo que parece ser una tragedia e injusticia inminente. Así como los apóstoles eran vencidos repetidamente por el sueño, de igual manera ocurre con nosotros los posteriores seguidores de Cristo.

Benedicto XVI escribe: “La somnolencia de los discípulos siguesiendo a lo largo de los siglos una ocasión favorable para el poder del mal.Esta somnolencia es un embotamiento del alma, aue no se deja inquietar por el poder del mal en el mundo, por toda la injusticia y el sufrimiento que devastan la tierra. Es una insensibilidad que prefiere ignorar todo eso; se tranquiliza pensando que, en el fondo, no es tan grave, para poder permanecer así en la autocomplacencia de la propia existencia satisfecha.”

Otro aspecto en el que todos fallamos frecuente-mente, otra clásica tentación para los cristianos, es simplemente confiar en nuestros propios recursos. Recordamos la historia de hace unos años del obispo que, en busca de dirección, se quejó con su director espiritual acerca de todo lo que tenía que hacer y de como no podía mantenerse al día con todo lo que tenía que hacer. Estaba abrumado. Su director espiritual le sugirió que se tomara una hora más al día para rezar. Aunque esto le tomaría más tiempo, con la perspectiva de la fe, tendría mucho tiempo para encontrar las soluciones a sus problemas.

Benedicto XVI señala que confiar en sus propias fuerzas fue incluso un problema para el primer papa. En el relato de la historia de San Pedro en los Evangelios, él fue incapaz de oír la profecía de Jesús referente a la Resurrección. Fue difícil en ese momento para él entender esta visión, a pesar de que quería hacer todo lo posible para ayudar a Jesús: “Percibe sólo el anuncio de muerto y dispersión, y esto lo ofrece la oportunidad de ostentar su valor inquebrantable y su fidelidad radical a Jesús. Al ser contrario a la cruz, no puede entender la palabra resurrección y quisiera…el éxito sin la cruz. Él confía en sus propias fuerzas”.

La oración de Jesús

Esa terrible noche de Getsemaní, que comenzó con la recitación de los Salmos, Jesús rezó junto con los discípulos durante muchas horas. El Santo Padre habla de su “pavor frente al abismo de la nada” expresado en los Evangelios, en las palabras que recuerdan el Salmo 43:5… El describe el estremecimiento y el miedo sentido por “quien es la Vida ante el abismo de todo el poder de destrucción, del mal, de lo que se opone a Dios y que ahora se abate directamente sobre Él, que ahora debe tomar de modo inmediato sobre sí…”.

“Precisamente porque es el Hijo, ve con extrema claridad toda la marea sucia del mal, todo el poder de la mentira y y la soberbia, toda la astucia y la atrocidad del mal, que se enmascara de vida, pero que está continuamente al servicio de la destrucción del ser…: todo el poder del pecado y de la muerte. Todo esto lo debe acoger dentro de sí, para que en Él quede superado y privado de poder”.

“A través de sus gritos, sus lágrimas y su oración, Jesús “lleva a la zozobra del ser hombre hacia lo alto, hacia Dios”.

“La cruz misma se ha  convertido en la glorificación de Dios, una manifiestación  de la gloria de Dios en el Hijo”, es la transformación de la muerte en vida. La muerte es conquistada y viene a nosotros una vida nueva.

La Resurrección

En un blog reciente, P. Roberto Imbelli recomendó una presentación sobre el significado de la Resur-rección presentado en una conferencia en Roma por el teólogo anglicano N. T. Wright.

En la conferencia titulada “Jesús, nuestro con-temporáneo” Wright corrige la impresión dada por los deístas de la época del “Iluminismo” de que Dios es  distante, lejano e incapaz de actuar en el mundo. El presenta en cambio, un sentido del misterio de Dios que está “presente y activo en el mundo de mil maneras, algunas de ellas dramáticas e inesperadas.”

El hace sugerencias acerca de la respuesta de la Iglesia (ambas católica y protestante) ante el punto de vista escéptico del Iluminismo acerca de la Resurrección:

“La iglesia frecuentemente ha tomar estas dos posiciones: la primera, a ‘probar’ la resurrección  con argumentos más o menos racionales y la segunda, a decir que por lo tanto, ‘Jesús está vivo hoy y que podemos conocerlo’; o tal vez que ‘Jesús es la Segunda persona de la Trinidad’. También oímos frecuentemente, es-pecialmente en los sermones de Pascua, ‘Jesús ha resucitado, por lo tanto nosotros también nos iremos al cielo.’”

Wright dice que todo lo anterior está muy bien, pero que no es lsuficiente. Él sugiere que vayamos a las fuentes más antiguas, a las Escrituras, para ver cuál fue la respuesta de los primeros cristianos a la Resurrección.

“Por supuesto, para nuestros contemporáneos mundanos no tiene sentido decir que Jesús está a cargo del mundo, y lo ha estado desde la Pascua. La mayoría de las personas ve la continuidad de la violencia, engaños y caos en los últimos dos mil años y piensa que es ridículo decir que Jesús está a cargo.

Pero cuando leemos los Evangelios obtenemos un sentido diferente. Piense en las Bienaventuranzas, no sólo ofreciendo bendiciones a aquellos que en ellas se describen, sino más bien como que por medio de ellos llegan las bendiciones de Dios al mundo. Es así, como quiere Jesús manejar al mundo: haciendo un llamado a las personas a que sean hombres de paz, gentiles, amables, hambrientos de justicia. Cuando Dios quiere cambiar el mundo no lo hace enviando tanques de guerra, sino que envía a los humildes, a los puros de corazón, aquellos quienes lloran por los sufrimientos del mundo y por sus injusticias. Y para el momento en que la gente con poder se dé cuenta de lo que está sucediendo, los seguidores de Jesús habrán construido escuelas y hospitales, alimentado al hambriento, y cuidado a huérfanos y viudas. Es por esto que la Iglesia primitiva fue conocida en un principio.

En los primero siglos, lo principal que los emperadores sabían acerca del los Obispos, era que siempre se ponían del lado de los pobres…si decimos que Jesús es nuestro contem-poráneo, decimos entonces, que conocemos y amamos al que derrotó a la muerte en sí misma, no con más muerte o con poder superior para asesinar; pero con el poder del amor y de una nueva creación.”

Wright refleja en los primeros encuentros con Jesús después de su Resurrección: “La Iglesia nació cuando María, Pedro y Juan corrían de aquí para allá a media luz, creyendo a medias y con lágrimas y preguntas. La Iglesia nació en el momento en que los dos discípulos en Emmaus reconocieron al Señor al partir el pan.

Jesús pide que sus seguidores trabajen en esta misma manera.

Para continuar con su trabajo

En Corintios 15:58, Pablo no dice ‘por lo tanto disfrutemos la presencia de Cristo’, aunque podría haberlo hecho, o ‘por lo tanto esperen su glorioso futuro’, aunque pudo haberlo dicho también. El dice ‘por lo tanto continúen con su trabajo en el presente, porque en el Señor su trabajo no es en vano.’ Esto está en el corazón del significado de la Resurrección. Cada taza de agua fría, cada pequeña oración, cada enfrentamiento que tengamos con los bravucones que oprimen a los pobres, cada canción de alabanza o danza de alegría, toda obra de arte y música, nada es desperdiciado. La Resurrección lo reafirmará, en formas que no podemos imaginar, como parte del nuevo mundo de Dios.

Él nos pidió continuar su trabajo en el mundo. Pidió que mientras las fuerzas del mal y la oscuridad siguieran luchando, respondamos con Trabajos de Misericordia, alimentando al hambriento, vistiendo al desnudo, cuidando a los que no tienen hogar, visitando al preso…

Nosotros, los que siglos después, seguimos enfren-tando a las fuerzas de la oscuridad y del mal, nos da esperanza la posibilidad de continuar este trabajo por el poder de aquél que venció a la muerte.

A veces los Trabajos de Misericordia pueden ser agotadores o incluso agobiadores. Los Trabaja-dores Católicos (y otros) pueden no querer levantarse a las 4:00 a. m. para cuidar a alguien que está en un hospital o para responder a las necesidades de emer-gencia a cualquier hora, o enjugar las lágrimas de sufrimiento de aquellos que se acercan a nosotros. Aún más frustrante, están las injusticias que afectan a las personas, en lo que a menudo parecer ser, una opresión deliberada a los pobres por parte de las corporaciones gigantes para hacerse más ricas.

Todo esto puede ser reuinido en nuestra oración de los Salmos. Nos darán una comprensión más profunda a medida que los oremos, entenderemos el significado de la vida, muerte y Resurrección de Jesús y nos inspirará para continuar la obra de nuestro Señor en el mundo.

Sabemos que Él ha resucitado verdaderamente. Él está vivo. Confiemos en Él, sabiendo que estamos en el camino correcto.”