“El momento de la universidad agronómica finalmente ha llegado,” declaró el teólogo y Trabajador Católico Michael Baxter. El hizo esta declaración ante un grupo de veinte adultos, la mayoría Trabajadores Católicos, que estábamos reunidos en la granja Nueva Esperanza del Trabajador Católico en Iowa para una semana de aprendizaje a través de trabajo físico, la oración, y conferencias y debates. La granja es una parcela de 28 acres donde viven cuatro familias, varias vacas lecheras, algunos pollos, pavos y abejas. Tiene esta granja un medio acre de jardines orgánicos y árboles frutales. Este ejercicio espiritual se tituló Echando Raíces, ya que era nuestro intento el profundizar sobre los principios intelectuales y espirituales centrales y los fundamentos agrarios del movimiento del Trabajador Católico con el fin de explorar su significado hoy en día.
Todos los días nos despertábamos a las 6:30 de la mañana para ordeñar las vacas, alimentar a los pollos, dar un paseo, o recoger bayas. A continuación, nos reuníamos a las 8 am para rezar el Divino Oficio y desayunar. Las tres horas siguientes estaban dedicadas a tareas “intelectuales”, durante las cuales Michael Baxter y Sheila McCarthy, ambos d el Trabajador Católico en South Bend, Indiana, nos guiaban en debates sobre varios temas, incluyendo “los fundamentos intelectuales del Trabajador Católico,” “Alisdair MacIntyre y la Permacultura”, “Peter Maurin, la tradición, y la medicina herbolaria,” e ” Integrando las visiones de Hildegard de Bingen y de Ada Bethune.”
Después del almuerzo y un descanso placentero, dedicábamos tres horas a disfrutar la creación a través del trabajo físico. El trabajo variaba, pero incluía actividades como el cortar troncos, tejer canastos, cosechar las verduras del jardín, o identificar y recoger plantas silvestres. El cierre del d ía nos encontraba alre dedor de la hoguera, con música y canto.
En este acontecer diario, encontramos un ritmo en conjunto, una especie de simetría entre la cabeza y las manos que abarcaba la experiencia auténtica del ser humano. Sentíamos que el sueño de Peter Maurin de una universidad agronómica estaba siendo traído a la vida.
Peter Maurin y la Educación
Peter Maurin fue invitado una vez a hablar en una reunión donde fue presentado como el Dr. Maurin. Sus oyentes, impresionados, le preguntaron de qué universidad se había graduado. “Union Square”, respondió Peter con una sonrisa en su rostro, indicando el lugar en Nueva York donde había ido durante años a molestar a los comunistas y a debatir sobre la economía, la política y la religión con todo aquel que pasara por allí.
Esta historia – una de las muchas anécdotas divertidas en el canon – Maurin ilustra el deleite de Peter en ser un intelectual, pero no un académico. En gran parte autodidacta, Peter se dedicaba a ser obrero itinerante en los Estados Unidos, llevado a cabo una vida de aprendizaje, delectura voraz en una amplia variedad de disciplinas que incluían la filosofía, la política, la historia, la teología, la economía, y la agricultura. Fue durante esos años de exploración que Peter destiló sus ideas sobre el pensamiento, la acción, y la educación en sus Ensayos Fáciles.
En su intento de fomentar una “revolución verde” (en oposición a la “revolución roja” de los comunistas), Pedro naturalmente buscó a los profesores que pudieran ayudarle a arrojar algo de luz sobre los males de la sociedad de la época. Sin embargo, fue en sus conversaciones con estos mismos profesores que Pedro se desilusionó con los límites de la universidad:
“Hace unos años, le pregunté a un profesor de la universidad que me diera la formulación de los conceptos universales consagrados en el mensaje universal de las universidades universales que permitieran el hombre común crear una economía universal. Y estos profesores de univesidad me dijeron: “Ese no es mi tema.” Las facultades y universidades les dan a los estudiantes un montón de hechos pero muy poco entendimiento. Producen especialistas que saben más y más sobre menos y menos.” Al visitar las facultades y universidades, Peter trató de hacer lo que él llamó “un escándalo en la facultad”, pero lo que Peter encontró, muy a su pesar, es que en las facultades y universidades había más interés en enseñar la historia que en cambiarla. En la búsqueda de “la clarificación del pensamiento” con los profesores, se le hizo evidente a Peter que la universidad estaba atorada conceptualmente en la “especialización,” en el dominio de los temas en vez de las situaciones, y que era inútil buscar allí la necesaria unidad de las disciplinas que podrían proporcionar una base teórica para una nueva sociedad. Nadie en la universidad estaba involucrado en crear lo que Peter llamó “el conocimiento correlativo” – una combinación no sólo de la reflexión seria, la discusión, y el estudio, sino también de la oración, el cultivo de la tierra, y de la comunidad y de la hospitalidad.
Peter consideraba que el sistema universitario era sinónimo con la burocracia, la fragmentación, la mente sin cuerpo, el aprendizaje com-petitivo, políticas exclusionarias, las cuentas bancarias, los salarios, las deudas, y las pólizas de seguros. La universidad pronunciaba los golfos inmensos entre el pensamiento y la acción, entre el mundo académico y de las plazas públicas como Union Square, entre los académicos y los trabajadores. Así, en sus exploraciones existenciales, Peter se dispuso a llenar esas lagunas y a convertirse en un “trabajador-estudiante” dinámico.
En los primeros días del movimiento del Trabajador Católico, Peter prestó atención considerable a la vida intelectual, una vida que buscó descentralizar a través de las asociaciones de estudio, las series de discursos, y numerosas mesas redondas (planeadas o no) y, por supuesto, un periódico. Pero estos no eran más que pasos en el camino hacia el enfoque integrador en la tierra que fue la universidad agronómica. Vio la educación no sólo como la participación del intelecto, sino que fue, más fundamentalmente, un compromiso con todo nuestro ser. Peter nunca podría haber sido acusado de estar en la “torre de marfil.”
Aquellos que le observaban relataban con frequencia cómo Peter podría fácilmente haber sido encontrado viajando por el país hablando con los profesores, como podría ser visto rompiendo rocas, cavando un jardín, orando ante el Santísimo Sacramento, o dando refugio a alguien más pobre que él mismo en los barrios pobres de la Ciudad de Nueva York.
La universidad agro-nómica sería un lugar no sólo para estudiar sino para trabajar y desarrollar habilidades prácticas. “En el movimiento del Trabajador Católico,” Peter escribió, “la gente aprende a usar sus manos, así como sus cabezas.”
Influencias y Modelos
Las influencias de esta visión incluían pensamientos a través de los siglos, y también incluían a a los pensadores contemporáneos de Peter, católicos o no. Mientras que Peter no pudo encontrar la luz en la escuela moderna, irónicamente la encontró en el llamado oscurantismo de la Edad Media, con los monjes irlandeses del siglo VII. Se podría decir que estos monjes, dedicados al estudio, la transcripción de los clásicos y la creación de medios de vida en la tierra a través del trabajo manual, y animados por una firme dedicación a las prácticas de oración y ascesis, fueron los fundadores de la primera universidad agronómica.
Después de la caída del Imperio Romano, los irlandeses crearon espacios donde se lograba la integración de la espiritualidad mezclada con la intelectualidad y el trabajo manual. Peter siempre era dado a sintetizar las ideas en frases memorables, y empezó a decir que había que hacer hincapié en “el culto, la cultura y el cultivo.” Para Peter, esta era la base fundamental de su labor, y el lo tradujo como la integración de la oración, el estudio y la agricultura. Esta síntesis fue la piedra angular de su universidad agronómica.
Dorothy Day, que fue compañera de Peter en el movimiento, recordaba que en al conocerlo, ella se dio cuenta que Peter llevaba los libros de San Francisco en un bolsillo y Peter Kropotkin en el otro. Este último, un biólogo ruso, impresor, jardinero, escritor y anarquista, jugó un papel importante en la formación de la idea de Peter de la universidad agronómica. Fue en el libro de Kropotkin, Los Campos, Las Fábricas y Los Talleres , en el cual el autor detallaba sus ideas para la construcción de una sociedad anarquista, en el que Peter encontró las ideas cruciales para formular la idea de una “educación integral. “En el prefacio, Kropotkin escribió, “… la suma total del bienestar se puede obtener cuando una variedad de actividades agrícolas, industriales e intelectuales se combinan en cada comunidad.” Posterior-mente, en su capítulo titulado “Trabajo Cerebral y Trabajo Manual”, afirma,”A través de los ojos y de las manos se llega al cerebro”‘.
La tradición de las escuelas populares en Dinamarca precedió a la noción de Peter de la universidad agronómica por más de 100 años, y fue un catalizador valioso para inspirar en Peter el entusiasmo que este sentía por la universidad agronómica. Ante el anhelo de una restauración de las tradiciones populares en el movimiento del Trabajador Católico y más allá, Peter vio a las universidades populares como superior a la manera americana de enseñanza. Su pedagogía era una mezcla de arte, teoría, y el trabajo que estaban disponibles para niños y adultos. Indicando el alto grado en que las escuelas populares informaron los pensamientos de Peter sobre la educación en la granja del Trabajador Católico, este escribió un ensayo fácil:
El Trabajador Católico
tiene la intención de transformar
la Comuna de agricultura
cerca de Easton, Pennsylvania
en una Escuela Popular.
En esa Escuela Popular,
la gente aprenderá:
La agricultura enlatado,
biodinámica, construcción,
fabricación de muebles,
tejido y bordado,
hilado, baile,
canto, oratoria
Ade Bethune fue una artista dentro del movimiento del Trabajador Católico, cuyo trabajo y vida admiraban profundamente tanto Peter como Dorothy. En la década de 1930, Ade se mudó a Newport, Rhode Island, donde creó una pequeña comunidad laica de artesanas que ella llamó el Colegio de los Leones. Alli, ellas vivían muy simplemente, dedicadas a producir sus propios alimentos, mientras que perfeccionaban sus habilidades en el dibujo, grabado en madera, y la reparación de muebles. Ade se dedicó a la vida intelectual también, y escribía con frecuencia para la revista trimestral El Arte Católico. Así mismo, ella mantenía correspondencia con los intelectuales católicos más importantes de su tiempo. Peter estaba impresionado con esta escuela, a la que llamaba en broma “La Escuela de Estudios Regresivos Hacia Atrás.” (Es importante notar que la misma hija de Dorothy, Tamar, pasó un tiempo en esta escuela.)
Un monasterio en las afueras de Washington, DC, también llamó la atención de Peter, quien, inspirado por el ejemplo del mismo, escribió en un ensayo fácil sobre sus miembros:
… Los Misioneros
de la Santísima Trinidad
combinan el trabajo manual
con las actividades intelectuales.
Ellos van a la universidad católica
por la mañana,
construyen su propia facultad
o cultivan sus tierras
por la tarde,
y hacen los deberes académicos
por la noche.
Mientras ellos hacen el trabajo manual
su mente se aleja de los estudios,
y esto es en beneficio
tanto de su salud
como de sus estudios.
[En este monasterio]
los sabios tratan de ser obreros
y los obreros
tratar de ser sabios.
La Universidad Agronómica de Ayer
En 1940, cuatro años después de la fundación de la Granja del Trabajador Católico en Easton, Pennsylvania, la visión de Peter comenzó a tener forma de una manera sin precedente. La universidad agronómica ya no era simplemente una idea. Ese verano, aproximadamente 10 adultos procedentes de todo el país se unieron a esta escuela del movimiento del Trabajador Católico en busca de un ambiente de aprendizaje equilibrado. La pedagogía que existía allí, señaló un participante, era “muy diferente a la del sistema americano.” Una persona leería un texto [por ejemplo, Los Orígenes de Europa de Christopher Dawson] y luego se detendría, para que los oyentes comentaran, lo que llevaba a un debate. Durante el día los participantes también ayudaban con el funcionamiento de la granja, con tareas tales como recoger heno o cosechar cerezas.
A paso del verano, Peter comenzó a establecer un horario y a formalizar el programa, el cual se publicó y comenzó a cumplir. El horario era así:
5 a 7 am, trabajar en el campo;
7 a 9 am, misa;
9 a las 10, desayuno;
10 a 11 horas, conferencia o discusión;
11 a.m.-2 p.m., descanso o estudio;
2 a 3 pm, conferencia o discusión;
4 a 5 pm, lección de artesanía;
5 a 8 pm, trabajar en el campo;
8 a 21:00, cena;
9 p.m.-05 a.m., dormir
La sesión de la escuela de verano fue un éxito. Cautivado con la realización de su sueño, el verano siguiente Peter abrió sesiones nuevas de la universidad agronómica, esta vez en granjas del movimiento del Trabajador Católico en las afueras de Cleveland, Ohio, y Minneapolis, Minnesota. La escuela de verano en Ohio explícitamente se basó en la tradición de la escuela popular que ha sido explicada arriba. Una de las participantes de la comunidad, Dorothy Gauchat, recordaba: “Tendríamos liturgia, seguida del desayuno, y luego tendríamos sesiones de trabajo, y entonces tendríamos la compañía de Peter, y enseguida un período con Ade Bethune y sus artistas … Las noches eran siempre para la recreación y para el baile popular.” La escuela popular duró sólo dos veranos, sin embargo, antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial.
Como resultado de la guerra, después del entusiasmo y la energía iniciales en la búsqueda de la universidad agronómica, la vida en las granjas del movimiento del Trabajador Católico comenzó a menguar. No mucho tiempo después, Peter sufrió un derrame cerebral, y en 1949, murió el día de la fiesta de San Isidro Labrador. Poco después de la muerte de Peter, a partir de la fundación de la nueva granja del movimiento del Trabajador Católico Peter Maurin en Staten Island, Dorothy Day escribió un ensayo titulado, “La Idea de una Universidad Agronómica”. En este ensayo, ella se lamentaba, “Hemos tenido semanas de estudio, así como. retiros, pero no ha habido suficiente énfasis en el ideal de la universidad agronómica de Peter.” En la conclusión de su ensayo, sin embargo, Dorothy toma a un tono más optimista: “La idea del trabajo, la tierra, las necesidades del hombre ; e l estudio de lo que otros están haciendo, la vida de los cristianos, un gran intercambio de palabras entre sí, en el amor y el trabajo, el pensamiento y el culto, todo esto será parte de la vida que aquí iniciamos en nuestra universidad agronómica.” Lamentablemente, universidad agronómica no estuvo a la altura de las esperanzas que Dorothy había concebido, e incluso a pesar de los atoros y barreras que existieron a lo largo de su vida, Dorothy no vivió para ver el florecimiento de la visión completa de su mentor.
La Universidad Agronómica de Hoy
Poco a poco, pero de una manera cada vez más perceptible, más de sesenta años después de la muerte de Peter, las universidades agronómicas están siendo tomadas en serio, tanto dentro como fuera del movimiento del Trabajador Católico. Y no simplemente como comunidades o granjas familiares sobre la tierra, -como han sido la gran mayoría de las granjas del movimiento del Trabajador Católico, sino como los centros de formación más integral que Peter buscaba.
Más recientemente, la granja del movimiento del Trabajador Católico Nueva Esperanza organizó un Encuentro Artesanal, una de los seis que se han producido en los últimos tres años en Nueva York. Compartimos una gran variedad de artesanías, desde la cestería y la fabricación de calzado hasta la fabricación de velas y cortinas. Y de la misma manera también compartimos la oración, las comidas, los bailes, la música en vivo, y un debate sobre la artesanía como resistencia. Un participante comentó: “El retiro artesanal tuvo un profundo impacto en mí porque en definitiva es humanizante el realizar un trabajo creativo en la compañía de amigos. Me sentí tan bien, tan maravillosamente humana al hacer manualidades juntos.”
Además de la sesión llamada Echando Raíces que se ha descrito en el párrafo anterior, Nueva Esperanza también ha organizado numerosos talleres cortos, como Las Familias en Movimiento del Trabajador Católico, La Noviolencia Integral de Gandhi. un retiro sobre Thomas Merton, y un taller de escritura, entre otros. Este verano, Nueva Esperanza será el anfitrión de otra semana de Echando Raíces, esta vez centrada sobre el tema de Peter Maurin y la Economía.
Más al sur, la Alianza Posibilidades de Missouri está comenzando un impulso serio hacia la universidad agronómica, y está organizando más de 40 talleres cortos durante toda la temporada de cultivo. Esta comunidad, basada principalmente en la Comunidad del Arca de Lanza del Vasto (una comunidad, se podría argumentar, que ha tenido más éxito en vivir la universidad agronómica que el movimiento del Trabajador Católico), está tratando de crear un pueblo que no dependa de los combustibles fósiles y ni de la electricidad, al mismo tiempo que promueve el entrenamiento en la resistencia no violenta y en el servicio. La comunidad también imparte talleres más extensos sobre técnicas de construcción usando materiales naturales, y de permacultura, y cada año entrena a varios aprendices y alberga innumerables visitantes.
Peter creía que antes de que pudiéramos experimentar una revolución, necesitábamos unateoría de la revolución. Como la historia es dinámica y cambiante, tenemos que actuali-zar constantemente nuestros conocimientos de cómo vivir, y nos preguntamos a quien estaría leyendo Peter en el día de hoy. Quizá Peter estaría leyendo a Wendell Berry, quien escribe: “las mentes educadas en la era moderna, es poco probable que sepan nada acerca de los alimentos y bebidas, la ropa, o la hospitalidad.” Él y otros intelectuales agrarios están de acuerdo en que si queremos construir una nueva la sociedad en el mundo actual, donde muchos dependemos del imperio para satisfacer nuestras necesidades básicas, es imperativo que aprendamos a cultivar nuestra propia comida, construir nuestras propias casas, pensar críticamente, tratarnos unos a otros con compasión, y profundizar en los compromisos de una tradición espiritual – en definitiva, de experimentar la plenitud de lo que significa ser humano.
Conclusión – Un Nuevo San Benedicto?
Durante nuestra sesión escolar de Echando Raíces, la cual se ha descrito anteriormente en este ensayo, Michael Baxter, lea las últimas páginas del libro de Alisdair MacIntyre Tras la Virtud:
“Un punto de inflexión crucial en [la caída del imperio romano] se produjo cuando los hombres y mujeres de buena voluntad se apartaron de la tarea de apuntalar el imperio romano y dejaron de identificar la continuación de la civilidad y la comunidad moral con el mantenimiento de ese imperio. Lo que se fijaron para lograr su lugar …fue la construcción de nuevas formas de comunidad dentro de las cuales se pudiera vivir la vida moral de manera que tanto la moral como el civismo pudieran sobrevivir a los siglos venideros de la barbarie y la oscuridad … [N]osotros también hemos llegado a ese punto. Lo que importa en esta etapa es la construcción de formas locales de comunidad dentro de las cuales puedan existir la civilidad y la vida intelectual y moral y puedan sobrevivir la nueva Edad Media que ya está sobre nosotros … No estamos esperando a Godot, sino a otro, muy diferente -San Benedicto.”
Peter ya había visto, hace más de cuarenta años antes de MacIntyre, que de hecho estamos viviendo en un nuevo Oscurantismo. Su concepto de la universidad agronómica, inspir-ado en gran parte por los irlandeses que vivieron en aquel Oscurantismo anterior a principios de la Edad Media, y que habían puesto en práctica las “formas locales de comunidad en la que … la vida intelectual y moral podrían ser sostenidas” de la que habla MacIntyre. Tal vez Peter era aquel nuevo San Benedicto, y nuestra incapaci-dad para crear universidades agronómicas saludables y sostenibles ha contribuido a la confusión en que nos encontramos. Al igual que los benedictinos que siguieron después de San Benedicto sentó las bases para una nueva sociedad, ahora depende de nosotros que podamos renovar la visión de Peter Maurin. Tengamos fe en que el tiempo de la universidad agronómica por fin ha llegado.
Trabajador Católico de Houston, Vol. XXXI, No. 3, marzo-mayo 2011