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Viajes, temperaturas bajas en Houston, y los heroes de un grupo de inmigrantes

Viajes de Medianoche

Viajes en la noche—en plena noche—son bastante frecuentes y no nos gustan, especialmente si son a las 2 de la mañana. Estos viajes son usualmente para llevar gente al hospital or para pasarlos buscando. Ya nos sabemos la ruta al hospital Ben Taub de memoria.

Pero el problema no es simplemente llevar personas al hospital o buscarlas. El verdadero problema es tratar de encontrarlos cuando los pasamos buscando. Les hemos dicho que los buscaríamos en la entrada de la sala de emergencia. La mitad del tiempo no están en la sala de emergencia, entonces ¿donde están? ¿Están en la farmacia? Son malas noticias si están en la farmacia, porque a veces tienes que esperar varias horas esperando la medicina.

Viajes de fe

Hacemos referencia a los viajes en horas muy tardes de los Trabajadores Católicos como viajes de fe porque solo la fe hace llegar a su destino an esta hora. No hay nada que disfrutar de esta experiencia. No tenemos buenos sentimientos, de hecho malos. Es un acta de la voluntad que nos motiva.

Pregunta : ¿No piensan que es importante sentir el amor cada vez que ayudamos a alguien?

Respuesta : El trabajo en Casa Juan Diego es duro. Los días y noches son largos. Uno tiene que ser fuerte para sobrevivir. La compensación no viene con los sentimientos, sino en creer, creer que cuando uno trata de cambiar las cosas en lugar de maldecir a los ricos, o al gobierno o hasta los pobres, sí, hace una diferencia. La compensación para trabajar con los necesitados no está en los sentimientos sino en saber que los esfuerzos que uno hace pueden hacer una diferencia. Casa Juan Diego es una operación de fe. Uno tiene que creer en la gente y en al Evangelio. No se hace el trabajo porque se siente emocionado.

La gran congelación de 2010

Esperábamos problemas con la posibilidad de tiempo frio y una congelación de -6 o -7 C. en Houston. Por eso trabajamos muchas horas par prevenir que la tubería de nuestros edificios no congelara. Las casas en Houston no están construídas con temperaturas bajas en mente y los tubos están expuestas al tiempo.

Cubrimos los tubos y las llaves afuera y hicimos gotear las llaves. Posiblemente eso nos permitió sobrevivir sin tubos reventados.

Nuestro vecino, cuya propiedad de su negocio se construyó en tal manera que el agua inunda nuestras propie-dades cuando llueve, no tenía tanta suerte o no estaba bien preparada. La linea de su edificio se reventó y echó toneladas de agua en nuestro terreno. El agua corrió horas hasta que logramos que lo apagara.

Gracias a tantas personas que donan a Casa Juan Diego pudimos regalar 1,000 cobijas a los necesitados. Además distribuímos muchas chamárras, suéteres y calentadores.

Los heroes

Cada jueves en la tarde un grupo de catorce inmigrantes que ayudan a manejar nuestro centro para hombres se reunan a platicar sobre un artículo de Oye , una revista bilingue. Oyedestaca personas que han hecho buenas cosas en sus vidas.

Fue muy interesante la reunión cuando alguién surgirió que cada uno de nosotros compartiera con el grupo el nombre de la persona que fuera nuestro heroe, una persona que hizo el bien.

Mientras hablamos uno por uno, escogieron varias personas, Mons. Oscar Romero, Jesús mismo, un abuelo. Uno de los hombres mencionó Franklin Delano Roosevelt. Por cinco minutos él explicó los programas sociales, las leyes que Presidente Roosevelt había pasado, especialmente Seguro Social.

Recordando los días antes de los programas sociales de Roosevelt

Cuando nosotros estábamos pequeños no había ningún programa social del gobierno, no seguridad social, no pensiones. No había nada para los viejitos.

Podemos recordar las voces como sí fuera ayer, de nuestros padres y abuelos hablando sobre cuidar a ciertas personas de la tercera edad en nuestro pueblo que no tenían familia para cuidarlos.

“Quién va a cuidar a Harry Swire?” por ejemplo, que era un vecino que vivía en una casita vieja. Cada familia tomaba responsibilidad para una persona de la tercera edad, a veces recibiéndolos en su propia casa.

Regreso a los díasantes de Roosevelt

Estos días de no tener programas han regresado fuertemente—a la comuni dad inmigrante. Los indocumentados no pueden recibir beneficios del gobierno, no seguro social, aun sí han pagado en este programa por muchos años. Ahora se pregunta en Casa Juan Diego, ¿Quién cuidará a José Martínez o a María García, quienes son viejos y enfermos? Tratamos de responder con responsabilidad personal si no hay familia.

 

Trabajador Catolico de Houston, Vol. XXX, No. 1, enero-febrero 2010.