header icons

Obispos católicos de Estados Unidos oponen leyes anti-inmigrantes

Eventos recientes relacionados a las leyes de inmigración y la manera de implementar o cumplirlas han llamado la atención, la preocupación, y la oposición de obispos católicos en los Estados Unidos.

Legisladores en algunos estados se han aprovechado del prejuicio anti-inmigrante en los E.E.U.U. para pasar leyes terribles. Estas leyes en estados como Oklahoma y Georgia no solamente están aterrorizando a familias inmigrantes que trabajan tanto, pero han hecho un crimen el simple acto de ayudar a inmigrantes en cualquier manera.

Una nueva ley cruel, B. 1804 surtió efecto el 1 de noviembre de 2007 en Oklahoma. Según Catholic News Service, en anticipación de esta fecha al finales de octubre el Arzobispo Eusebius J. Beltran de Oklahoma City, sacerdotes y más de 1,000 laicos firmaron una promesa de resistencia a la nueva ley, “mantiéndose juntos en oposición y desafío a esta ley injusta e inmoral.” (Vea ls página del web de la Arquidiócesis de Oklahoma City para el texto de la promesa.)

El Obispo Edward J. Slattery de Tulsa, Oklahoma, ha publicado una carta pastoral como respuesta a esta ley llamada “Los rostros sufrientes de los pobres son el rostro sufriente de Cristo.”

El Obispo aclaró que él estaba escribiendo la carta como uno consagrado a proclamar la verdad del Evangelio. El dijo, “Hablo con la autoridad y en el nombre de Jesucristo, Quien en su vida terrenal siempre mostró su predilección por los pobres y los oprimidos. Animado por la certeza que me escucharán al igual que escucharían a Cristo mismo (Lucas 10, 16), quiero expresarme en esta carta ante ustedes con la sabiduría y la prudencia de un hombre de Dios, llamado por el Señor a servir y no a ser servido” (Mc 10, 45) y a “dar la vida por mis ovejas” (cf. Juan 10, 15), y quiero expresarles, a ustedes que aman al Señor, la certeza que en los rostros sufrientes de los pobres, vemos el rostro sufriente de Cristo.

“La idea no es mía, ni tampoco nueva. La convicción de que Cristo está presente en los pobres y que revela en el sufrimiento de ellos su maravillosa Pasión puede ser trazada en una linea inquebrantada de caridad de los apóstoles hasta nuestro propio día, y a mis hermanos obispos, quienes se reuinieron el pasado mayo con el Papa Benedicto XVI en el Santurario Mariano de Aparecida, Brasil, para reflexionar sobre las varias formas en las cuales la Iglesia responde a esta revelación.

“En esta carta, deseo hacer propio la declaración en la que expresaron su preocupación con la postura fundamental que la Iglesia debe tomar en el Mundo, una postura de esperanza en la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. Esta esperanza que tenemos en Cristo, se hace manifiesta en la solidaridad con los pobres y en el abogar por aquellos que sufren la injusticia.

“Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo” (Benedicto XVI, Aparecida, Brasil; augusto 2007… Todo lo que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: “Cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos m pequeños, conmigo lo hicieron.” (Mt 25, 40).

Mons. Slattery recordó a los lectores de la carta pastoral que “como cristianos, la cuestión de inmigración no es simplemente un tema social, político o económico. Es también un tema moral porque tiene impacto en el bienestar de milliones de nuestros vecinos; y puesto que es un tema moral, debe ser examinado a la luz de nuestra fe en Jesucristo, Quien claramente nos manda a ‘recibir al extranjero’ pues lo ‘que hagan al más pequeño de mis hermanos lo habrán hecho a mí'” (Mt 25,4 40).

“Es en el rostro sufriente de Cristo, visto en los rostros de la comunidad hispana inmigrante de Oklahoma, que me gustaría mirar fijamente a todos aquellos – que de alguna forma u otra – se encuentran responsables por la aprobación, el cumplimiento, o el apoyo a la Ley estatal HB 1804.”

En su carta pastoral Mons. Slattery habló de policías que llegaron en una parroquia de la Diócesis antes de la Misa el sábado en la tarde del 17 de noviembre:

“El sábado, 17 de noviembre, la santidad de la Iglesia San Francisco Xavier en Sallisaw fue violada por tres policías. Las autoridades saben que los hispanos confían en la Iglesia Católica y asisten a la Misa, aún cuando en otras circunstancias no se atreverían a dejar sus casas por el miedo de ser deportados. Por eso, encuentran en una iglesia católica la facilidad de accoralar a los indocumentados. Y así sucedió en este caso. Llegaron antes de las 5:30 p.m., hora en la cual se inicia la Misa en español, y comenzaron a interrogar a los feligreses por sus papeles mientras que éstos venían a ofrecer el Sacrificio de Cristo.

“Semejantes excesos intolerables pueden llevar a la Iglesia a pasar a la clandestinidad, pero nosotros encontraremos un camino que de alguna manera nos permita cotninuar ofreciendo la Santa Misa y los Sacramentos a nuestro pueblo – ¡tanto por su salvación como por la nuestra!

“Ninguna persona, por indiferente, insensible o insolidaria que sea, puede pasar sin conmoverse al observar la tristeza, el dolor, la angustia y el miedo reflejados en los rostros de hombres y mujeres, jóvenes y adultos, niños y niñas – quienes o cuyos padres han entrado ilegalmente a este país procurando un mejor empleo o mejores oportunidades – porque son tratados como seres humanos con poco o ningún valor.

“Más que proponer un balance entre la necesidad de nuestra nación por trabajadores honestos y nuestra habilidad de recibir y absorber nuevas poblaciones, la ley HB 1804 crea una atmósfera de represión y terror diseñada para hacer imposible la estancia a los inmigrantes ilegales que se han encontrado aquí una estable y segura vida para ellos y para sus hijos, muchos de los cuales son nacidos ciudadanos con los derechos civiles iguales a los de nosotros.

“Hace poco, el personal de la Oficina de Caridades Católicas escucharon a una madre de un beé con dos meses de haber nacido, totalmente desconsolada porque ella no tiene familiares in los Estados Unidos, y por causa de la ley HB 1804 no se atreve a salir de su casa, debido al miedo de ser detenida y luego deportada. ‘Yo no tengo a nadie aquí en América,’ expresó en medio de sus lágrimas, y agregó: ‘Qué podría suceder a mi bebé?’

“Conocemos de otra mujer en Tulsa, a quien podemos llamar ‘Maria H.’ sin corresponder a su verdadero nombre. María es madre de cuatro hijos nacidos aquí; el menor sufre de cancer. El ha terminado su tratamiento de quimioterapia y ahora debe someterse a la terapia de radiación. El problema de María es que no tiene quien le transporte a la clínica para llevar a su hijo y los regrese a casa, porque la ley HB 1804 convirtió en crimen ofrecer ayuda y transportar a personas indocumentadas. Para María es peor el miedo cuando piensa lo que pasaría en el caso que una persona le ayude y sean parados por la policía. María sería arrestada y encarcelada por estar aquí sin papeles, mientras que sus hijos pararían bajo el control del Estado.”

En su “Plan de Acción para la Diócesis,” Mons. Slattery repitió su compromiso de resistir el mal de la ley, no importa lo que cuesta:

“Deseo repetir lo expresado en mi primer mensaje pastoral, la cual mandé a los sacerdotes y diáconos de la Diócesis sobre las amenazas de ser atados por las cadenas de la ley HB 1804:

“Nuestra fe nos llama a servir a estos necesitados con la misma prontitude y el mismo amor generoso que mostraríamos a Cristo si El mismo viniera ante nosotros enfermo o cansado o necesitado. Hacer de la caridad un crimen es hacer criminales a quienes la practican … y cuando llegue a ser un crimen amar al pobre y atendar sus necesidades, entonces yo seré el primero en ir encarcelado por este crimen, y yo pido a Dios para que cada sacerdote y cada diácono en esta diócesis tenga el valor de caminar conmigo a esa carcel.

“Como obispo, continuaré cuidando por las necesidades de mi rebaño. Me acercaré a ellos más que nunca, les hablaré con respeto en su idioma y oraré con ellos en su propio idioma, y los acogeré con diligencia y regocijo en las expresiones de religiosidad popular. Estaré en la vanguardia con aquellos que procuren la defensa de los derechos de los pobres y les ayudaré en la medida de mis posibilidades en todo lo que esté a mi alcance como Obispo.

“Esto haré cada día que Cristo me conceda vivir. Yo proclamaré su Evangelio y viviré su opción preferencial por los pobres: las viudas, los huérfanos, los oprimidos, los indocumentados y los inmi-grantes legales o ilegales, católicos o no-católicos.

“Yo quiero dejar absoluta-mente en claro que nadie podrá ser rechazado de nuestros programas de caridad, de pastoral o/y educacional por ser ilegal. Esto aplica a todas nuestras parroquias, institu-ciones, escuelas y las varias oficinas de Caridades Católicas.” (Vea la página del web de la Diócesis de Tulsa para el texto completo.)

Cuando pasaron una ley punitiva en Georgia el año pasado, el Arzobispo Wilton Gregory de Atlanta y el Obispo J. Kevin Boland de Savannah escribieron una carta pastoral que condenó las leyes de reforma migratoria que limitan cuidado médico, servicios básicas sociales y educativos para inmigrantes indocu-mentados.

El periódico católico de Atlanta, The Georgia Bulletin , publicó extractos de las palabras de Arzobispo Gregory de una conferencia en noviembre 2007 sobre las leyes de inmigración y como las parroquias se pueden preparar si las autoridades federales agarran a los parroquianos en una redada de inmigración:

Mons. Gregory dijo que se necesita “valor profético” para hablar en contra de leyes que atacan la dignidad de inmigrantes, indocumentados o no. Los que asistimos a Misa necesitamos defender a inmigrantes “no porque ellos son católicos, sino porque nosotros somos católicos. El Arzobispo dijo que demasiadas veces los que abogan leyes más estrictas de inmigración dicen que resolver inmigración ilegal es simple. “La solución no es simple,” él dijo, “pero la solución está arraizada en el Evangelio.”

En noviembre 2007 Mons. Gregory también publicó, junto con otros líderes religiosos, una declaración llamada “En la luz del amor.”Los representantes católicos, musulmanes, judíos y espicopalianos expresaron su preocupación acerca de “la cruel e infame perspectiva de muchas de las voces más enérgicas que últimamente se escuchan opinando sobre temas de inmigración,” acerca de las referencias constantes “a homres, mujeres y niños en términos peyorativos que parecen desestimar su humanidad, y la nuestra, y que pretenden justificar cualquier propuesta de maltrato y castigo.

El Arzobispo Gregory, Plemon Imam Tauheed El-Amin, Rabi Scott Saulson, y Obispo Episcopaliano J. Neil Alexander declararon que mientras “El estatus legal es importante, no es una medida definitiva de humanidad… Aceptamos la mano de obra de los desesperados, el sufrimiento de las familias separadas, los impuestos y el poder adquisitivo de millones de personas. Es equivado decir que esa misma gente no merece derechos humanos básicos y protección, así como negar que son esenciales para nuestra economía y nuestro futuro.

Trabajador Católico de Houston, Vol. XXVIII, No. 1, enero-febrero 2008.