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La tragedia de nuestros hermanos y hermanas deportados: ¿Qué podemos hacer cuando están dañados tanto los que sufren a causa del debate migratorio?

A partir de la fecha en que los políticos de este país tomaron el tema de los “indocumentados” como herramienta que les permita recavar más votos en las ya próximas elecciones, muchas situaciones en pro y en contra de los más de diez millones de hermanos y hermanas indocumentados han sucedido.

Los elementos positivos los conocemos, ya que la prensa ha hecho una amplia descripción de la reacción que ha habido en todo el país buscando la justicia para los inmigrantes. Sin embargo, pocas personas conocen algunas de las consecuencias tremendamente negativas que hermanos y hermanas que llevan viviendo y trabajando en Estados Unidos, han tenido que enfrentar. Me refiero concretamente a los que han sido deportados en las redadas que distintas autoridades han estado haciendo en todo el país, deportando personas que llevan tal vez cinco, o más años viviendo en este país y:

1. Habiendo formado una familia que en la mayoría de los casos, tienen hijos nacidos aquí, o sea ciudadanos Norteamericanos con todos los derechos que esto implica pero con la limitación de no poder pedir a sus padres por no tener la edad para ello. Tal es el caso de Elvira Arellano actualmente escondida en un templo en Chicago.

2. Que han trabajado intensamente, con pagas por debajo de lo que marca la ley, durante mucho tiempo y han logrado prosperar y tener ya su casa propia y tienen a sus hijos recibiendo una educación que les va a permitir un futuro más digno que el que ellos han tenido.

3. Han pagado impuestos, no solo el “sales tax” (impuesto sobre las compras) en cada compra que hacen sino que debido a su condición de indocumentados se ven obligados a obtener una identificación del “Social Security” falsa, y esto todos lo sabemos, para poder conseguir empleo. Esto trae como consecuencia que el empleador les descuente en cada pago que les hace, el Social Security Tax, lo que ha permitido al gobierno colectar billones de dólares sin que ellos obtengan ningún beneficio ni para el ni para su familia, ni siquiera tienen derecho a atención médica en muchos casos.

Estos son tan solo unos cuantos aspectos de este escenario. Ahora tenemos que imaginarnos lo que sucede cuando un dia, cualquier dia, en cualquier sitio, son sorprendidos por alguna autoridad y sin más ni mas, DEPORTADOS A SU PAIS DE ORIGEN sin derecho a defenderse o a seguir un proceso aclaratorio.

¿Cuales son las consecuencias?

1. Desintegración de la familia, sin duda la más grave.

2. Pérdida de empleo y por lo tanto su familia queda sin recursos para poder vivir. 3. Llegar a lo desconocido. La mayoría de los que se deciden a emigrar hacia el extranjero, se deshacen de todas sus pertenencias, queman sus naves para poder contar con recursos que les permitan llegar a su destino.

4. Arriesgan su vida. Probablemente se sientan tan aislados y extrañen tanto a su familia que deciden intentar cruzar nuevamente la frontera a sabiendas de que están tomando un altísimo riesgo pues ni siquiera cuentan con recursos para paga un “coyote”, lo que implica que solos se van a echar al río o van a intentar llegar por el desierto, lo que los pone en inminente riesgo de perder la vida dejando a sus familias en total crisis de abandono.

5. En el caso de que logren regresar, quedan expuestos haber sido deportados con anterioridad. Difícil imaginar el estado de inseguridad y ansiedad con lo que estas familias van a vivir.

¿Que podemos hacer? Estas son las opciones:

1. Primero y más importante, hacer profunda la oración por cada uno de ellos y sus familias.

2. Recurrir a todos los medios legales para que las autoridades de este país, aprueben de una vez por todas una reforma migratoria digna que permita a los más de 10 millones de indocumentados, vivir sin la amenaza de lo descrito anteriormente.

3. Exigir a los gobiernos de los países de origen de estos hermanos y hermanas, que ya que no pudieron o quisieron brindar oportunidades de vida digna a todos los que emigran, establezcan programas de gran envergadura para asistir a los deportados que llevan varios años viviendo en el extranjero, a iniciar una nueva vida, a conseguir un buen empleo, aprovechando las habilidades que han aprendido.

4. Reconocer todo lo que estos países han recibido de ellos. Simplemente México recibió remesas por $20’000,000,000 millones de dólares en el 2005, únicamente los ingresos por venta de petróleo fueron superiores

En todas las ciudades de Estados Unidos existen consulados a los que podemos acudir a que por medio de ellos, se logre este acto de justicia para los que tanto han dado; ¡no cabe duda que todos podemos hacer algo!

Trabajador Católico de Houston, Vol. XXVI, No. 7, noviembre-diciembre 2006.