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Los sufrimientos de una inmigrante; finalmente llegando a Casa Juan Diego

Hemos cambiado los nombres en esta histora para proteger a las personas.

Cuando mi hijo nació yo no tenía la ayuda de nadie moralmente, sí consejos de mi papá y que vivía con mi mamá. Cuando el niño tuvo 9 meses, yo decidí venirme a los Estados Unidos para poder sacar a mi hijo adelante y poder darle un buen estudio. No me vine sola, me vine con una amiga. Las dos salimos de nuestro lugar a las 5:00 a.m. Llegamos a la frontera de México con Guatemala, Tecún Umán con Tapachula. Cuando llegamos a Tecún, pasamos el río en un neumático que ellos llamaron cámaras. Pasamos bien. Luego nos metimos en un restaurante a tomarnos un refresco y escondernos de la Migración. Agarramos un metro a Tapachula y seguimos caminando.

Luego una muchacha nos habló y nos preguntó si queríamos trabajar. Fuimos con ella, pero salió que el primer oferta de trabajo que recibimos era prostitución. Rechazamos hacerlo, pero allí conocí a un muchacho que dijo que su papá y su mamá eran dueños de un circo y que si yo quería me podía ir allá y me dio la dirección. Con lo poco que andaba apenas llegué. Yo estaba en Mazatán, Tapachula y el circo estaba en Puerto Madero. Llegué a Puerto Madero y ya se estaban yendo para otro lugar. Desde ese momento anduve viviendo en el circo. La señora me quería mucho. Anduve con ellos 7 meses. Siempre pasé Migración y nunca me dijeron nada hasta un día que descansamos por una semana en casa de la señora. En Mazatán tenían su casa. Cuando regresamos del descanso aquí por Huixtla nos pararon y pidieron papeles y como yo no andaba, allí me dejaron y no quisieron aceptar nada del circo para que me dejaran ir. Estuve detenida hasta el día siguiente que nos deportaron.

Luego el bus de deportación iban dos mareros de la Mara Salvatrucha “MS.” A uno le decían “Fredy.”. Luego el tal Fredy se me acercó y me djo, “mira, cuando bajes del bus, vete, luego agarrar el otro porque si no los de la mara van a chotear paga para agarrar otro bus. Y me dijo, cuando bajemos me sigues la corriente y dices lo mismo que yo para que no te hagan nada. Está bien, le dije, porque me inspiró confianza. Llegamos y los de la mara no me decían nada porque como Fredy les dijo que yo era su novia, pero no más llegó la noche, nos metimos a dormir a una tienda. Había un hoyo por donde se metían. Allí nos acostamos. Los nueve ellos se acostaron aparte y Fredy y yo aparte como habíamos dicho que éramos novios.

Allí en ese momento que estábamos acostados, llegó uno diciendo, allí viene la policía, vámonos, porque nos cachan si estamos aquí adentro. Luego salimos todos corriendo hacia el lado del río. Nos escondimos en el monte, yo por supuesto no me separaba de Fredy y ahí en el monte uno de ellos empezó a pelear con Fredy a discutir por mí, Fredy defendiéndome a mí. Uno dijo, ¿cómo puedes decir que es tu novia, si ella estaba ayer la misma carcel donde yo estuve? En eso empezaron a golpear al Fredy y los otros empezaron a romperme la ropa y me empezaron a violar uno por uno. Cuando a mí me estaban haciendo eso, al Fredy lo estaban golpeando. En eso todos pasaron por mí y yo quedé tirada en el suelo cuando uno de ellos dice bueno, ¿que esperamos? Mátemola, porque si no, va a hablar y todos vamos al bote. Uno de ellos que quería volver a agarrarme, me dijo, olvídate de este mundo. Yo le dijo, “no me maten, que tengo mi hijo y está chiquito, por favor. El chavo se quitó de encima de mí y se fue para donde los demás. Uno tenía el machete en la mano y lo podía ver brillar en la luz de la luna.

Fredy, arrastrándose, llegó donde mí y dijo, Así hacen con tantas mujeres, es su diversión. Párate y dí que quieres brincar a la mara, gritar por El líder, porque si no, te van a matar.. Si podías ver la cantidad de cabezas y cuerpos que están en este río… Y yo como pude me paré y pregunté por El líder como me dijo Fredy. Y me dijo, ¿que quieres? Quiero pertenecer a la mara. Entonces en ese momento pusieron a cinco de ellos a que me golpearan asi como estaba desnuda. Yo no sentí la golpiza que me dieron por lo que me habían hecho. Cuando acabaron de golpearme me dijeron que me cambiara y yo no podía pararme. Entonces Fredy se paró y me vistió. Luego todos se fueron para las tiendas de la frontera y Fredy y yo nos quedamos allí en el río hasta que amaneciera. Entonces Fredy me dijo no más haiga una oportunidad. Te escapas y desaparécete, pero pasó como un mes que no dejaban de viligarnos hasta que un día hubo una redada donde nos agarraron a todos incluyendo al Fredy nos metieron presos. En eso Fredy me dijo, esta es tu oportunidad para escaparte y Fredy me dio dinero para llamar a mi tía que tengo aquí en el Norte y gracias a Dios me mandó y con eso me desaparecía y me vine a Comalapa frontera por Tuxtla Gutierrez, Chiapas, México. Allí estuve casi 6 años sin salir para otro lado por miedo que me encontraran.

Trabajador Católico de Houston, Vol. XXV, No. 5, julio-agosto 2005.