El Padre Paul Surlis fue profesor de Doctrina Católica Social en la Universidad de St. John, Nueva York 1975 – 2000. El esta ahora jubilado en Crofton Maryland, escribiendo y haciendo ministerio parroquial de ocasión.
La tradición del Trabajador Católico, bajo la dirección editorial de Dorothy Day, fue la de la de publicar dos hilos de discusiones y teologías de la guerra y la paz, la del pacifismo y la teoría de la guerra justa. Dorothy, con los teólogos que publicaba, utilizaba la teoría de la guerra justa para condenar toda la guerra moderna.
Un editorial en el New York Times “Guerra preventiva: una doctrina fallada” (12 de septiembre del 2004) finalmente nombró a la guerra de Irak correctamente, llamándola preventiva y no, prioritaria tal como lo habia hecho el Times y otros de los medios de comunicación desde el inicio de la guerra. La guerra prioritaria puede ser justificada a veces, pero la guerra preventiva, de acuerdo con opinión de la mayoría, nunca puede ser justi-ficada. Utilizando los términos prioritaria y preventiva inter-cambiablemente como lo ha hecho la Administración Bush y la media al justificar la guerra en Irak, obscurece las distinciones legales, morales, y políticas de gran significación en las reglas internacionales contra la agresión.
Hablando en el Senado de los EUA en octubre del 2002 el Senador Kennedy aclaró lucidamente entre guerra preventiva y la prioritaria.
Kennedy arguyó: “Tradi-cionalmente, acción ‘prioritaria’ se refiere a tiempos cuando los estados reaccionan a amenazas inminentes de ataque. Por ejemplo, cuando las fuerzas egipcias y sirias se movilizaron en las fronteras de Israel en 1967, la amenaza era seria e inmediata, e Israel se sintió justificada en atacar a dichas fuerzas en una acción prioritaria. La comunidad global es generalmente tolerante de dichas acciones, puesto que ninguna nación debería tener que sufrir un cierto primer ataque, antes detener la legitimidad de responder. En contraste, acción militar ‘pre-ventiva’ se refiere a golpes que tienen como objetivo a un país antes de que haya desarrollado la capacidad que pudiera ser algún día amena-zante. Los ataques preventivos han sido generalmente con-denados. Por ejemplo, al furtivo ataque a Pearl Harbor en 1941 fue considerado como un golpe preventivo por el Japón, porque los japoneses estaban buscando bloquear un plan armamentista de los EUA en el Pacifico.” Y añadió Kennedy: “Pearl Harbor ha sido legítimamente designado por la historia como un acto de traición deshonrosa.”
El recordó que una guerra preventiva fue urgida contra la Unión Soviética para prevenir su adquisición de armamento nuclear, pero en 1950 Truman puso fin a esta diatriba cuando él declaró a la guerra preventiva como inconsistente con la tradición de EUA. Truman arguyó célebremente: “uno no ‘previene’ nada con la guerra … excepto la paz.”
Durante la crisis cubana de los proyectiles en 1962 cuando la Unión Soviética habia instalado en Cuba proyectiles capaces de alcanzar los EUA, muchos consejeros militares le urgieron al Presidente Kennedy que lanzara un ataque ‘preventivo’ para destruir la capacidad de los proyectiles antes de que estuvieran operativos, pero Robert Kennedy se opuso al decir que un golpe de este tipo no estaba de acuerdo con los valores estaoudinenses y “seria un ‘Pearl Harbor’ en reverso.” Y se preservó la paz mientras prevalecían la negociación y el compromiso.
El Senado Kennedy dijo que la nueva Estrategia de Seguridad Nacional develada por la Administración Bush estaba persiguiendo una guerra preventiva aun cuando trataba de justificarla como ‘prioritaria’ y él rechazaba una doctrina tan extrema como ambas inmoral e impráctica y como un “unil-ateralismo furioso.” Kennedy expresó temor que un cambio tan dramático en las reglas que gobiernan la agresión incre-mentaría el riesgo de conflicto entre Rusia y Georgia, India y Pakistán, China y Taiwan. El podría haber mencionado Rusia y Chechnya, Israel y Palestina y los asesinatos extra judiciales sancionados por estos países también y por los EUA con la aprobación del Presidente Bush en nombre de combatir el terrorismo.
Es obvio que Kennedy esper-aba desatar un debate nacional con este discurso en el Senado, pero lo que él dijo fue apenas mencionado en los prestigiosos periódicos tales como el Washington Post y el New York Times, aunque ambos se han disculpado tibiamente a sus lectores por ser insuficiente-mente escépticos y críticos de los argumentos de la adminis-tración durante el desarrollo de la guerra contra Irak y en el primer año y medio de su ejecución.
El Papa hizo más de cincuenta discursos públicos en los que condenaba la guerra contra Irak antes de su inicio, y envió a un emisario especial, Pio Laghi, a la Casa Blanca para portar su desaprobación, pero la Admini-stración Bush estuvo inexorable en su empuje hacia la guerra y aun le prohibió a Laghi el dirigirse a la población estaoudinense desde la Casa Blanca en la ocasión de su visita. Las cabezas de la mayoría de las religiones en los EUA, incluyendo a la cabeza de la iglesia metodista de Bush, condenaron la guerra como injusta.
Armas de Destrucción Masiva
El pretexto central urgido por la Administración Bush y por el Primer Ministro Británico Tony Blair para ir a la guerra fue el de liberar a Irak de las armas de destrucción masiva y supuestamente capacidad nuclear inmi-nente. Así mismo por insinua-ción y jactancia, el Presidente Bush desencaminó al pueblo en creer que habia una complicidad directa entre el régimen de Hussein en Irak y los terroristas de Al Qaeda que asesinaron a mas de 3,000 personas en sus ataques aéreos del 11 de septiembre del 2001. Todas estas razones dadas para la guerra son falsas, por lo tanto en términos de causa de guerra justa solamente la guerra es inmoral.
Es supremamente irónico e hipócrita que los americanos, los británicos y las tropas de coalición utilizaran armas de destrucción en escalas devas-tadora en búsqueda de armamentos de destrucción masiva no-existentes en Irak. Una bomba que utilizaron los EUA se llama la Massive Ordnance Air Blast (MOAB), y contiene diez toneladas de altos explosivos.
Cuando explota esta bomba destruye todo totalmente en un radio de 1000 yardas. En otras palabras destruye a todas las personas, animales, todos los seres vivientes, toda la vegetación y los edificios en un radio de más o menos un cuarto de milla. No hay ninguna forma que una bomba de esta capacidad destructiva pueda ser utilizada como un arma de precisión. Lo que hace en términos de vidas perdidas y devastación del medio ambiente no será revelado a nosotros por el Pentágono, que dice que no cuenta los cuerpos de Iraquíes muertos.
También utilizados fueron los proyectiles lanzados desde más de mil millas y también total-mente destructivos de sus “blan-cos” y comunidades humanas adyacentes con sus poblaciones de niños, mujeres, y hombres. Cada uno de estos proyectiles costó $1m y fueron utilizados contra militares mal armados y civiles, 500.000 de los cuales ya habían muerto por falta de agua fresca y medicinas durante un período de diez años de sanciones del tipo más severo.
Sabemos que los aviones de guerra de los EUA utilizados en Irak (y en otras partes) pueden soltar bombas de una altura de cinco millas. Los pilotos solo tienen que alinear sus mirillas y presionar botones. Ellos no tiene que ser testigos de la muerte y la destrucción que infligen estas bombas en áreas del tamaño de varios campos de fútbol donde detonan sin sonido ni adver-tencia y vaporizan instantánea-mente a todas las personas y otros seres vivientes, y todos los edificios y la vegetación.
Bombas de racimo fueron utilizadas y las bombas que se esparcían hacia afuera y destruían o mutilaban a todas las personas con las que entraban en contacto. Las que no habían explotado eran recogidas por los niños que perdieron extremi-dades y fueron a menudo cegados por lo que parecían juguetes.
Uranio empobrecido fue utilizado a pesar de la evidencia de la Guerra del Golfo de 1991 en que severo daño a la salud fue infligido en soldados y civiles por igual. Aun hoy día mientras los luchadores iraquíes resisten la ocupación de su país por extranjeros leemos de las llamados bombardeos de “precisión” de las áreas densa-mente pobladas, pero nunca se nos da la cuenta de los muertos, realmente asesinatos, de aquellos designados para la destrucción para que puedan ser “liberados..”
Hasta la fecha (12/06/04) han habido 1,260 militares muertos de los EUA y 5,049 heridos en Irak. Un estimando de 20,000 sufren de trauma y enfermedad, algunas causadas tal vez por la exposición al uranio empobre-cido. Un estudio reciente preparado por John Hopkins Bloomberg School of Public Health en Baltimore encontró que 100,000 civiles iraquíes pueden haber muerto por razón de la invasión. En los meses recientes los iraquíes opuestos a la invasión han sacrificado a miles de su propia gente para intimidar a los colaboradores. Alguna de la ferocidad de las tácticas de los insurgentes podría ser explicada por los intentos de los procónsules de los EUA en Irak de privatizar los negocios iraquíes y las empresas del estado permitiendo a la corporaciones extranjeras apropiarlos y repatriar utilidades a sus oficinas principales. Esta política neoliberal, hasta que fue desbaratada por los insurgentes, estaba manteniendo a cientos de miles de iraquíes en pobreza y desempleo, mientras que las corporaciones tenían una masiva subvención de los EUA para la infraestructura Iraquí mientras utilizaban trabajadores extran-jeros usualmente a sueldo mínimo y guardándose las ganancias para sus accionistas y Ejecutivos.
La guerra preventiva es intrín-secamente injusta. Cuando la guerra está basada en mentiras y conducida con destructivo, indiscriminado, y masivo poder de fuego, la guerra es injusta en cuanto a su conducta y proporcionalidad, tradicional-mente considerada bajo jus ad bellum (Causa justa para guerra) o jus in bello, o justicia y proporcionalidad en conducir la guerra.
¿Por qué fue emprendida la guerra? Indiscutiblemente, para controlar el segundo más grande suministro de petróleo en el mundo, por lo tanto las catorce bases militares que están siendo construidas por los EUA en Irak.
Y petróleo no es solo un combustible, es poder, y contro-larlo y también su precio le da a los EUA influencia sobre la economía global y particular-mente sobre China, Alemania y Japón, posibles rivales económicos y militares futuros en un sistema mundial capitalista que le está fallando a la mayoría de la gente del mundo mientras incrementa la riqueza de élites extremadamente ricas.
Trabajador Católico de Houston, Vol. XXV, No. 2, marzo-abril 2005.