header icons

Llamado a cambiar Los Estados Unidos: ¿Qué habría hecho Dorothy Day?

La tragedia del 11 de septiembre nos ha dado una oportunidad para re-evaluar como vivimos y como nos relacionamos con otros países. Nosotros no queremos que esta sea una oportunidad perdida. Aquellos que toman la vida espiritual seriamente tienen que hacerse esta pregunta, no solo por que pasó esto, sino ¿qué nos está pidiendo Dios en respuesta?

¿Qué pasa cuando los símbolos de autonomía, poder, afluencia, autointerés y dominación son destruidos? Fuera de la tentación de olvidar y continuar en la forma usual, sería una tragedia tan mala como la primera si simplemente reaccionamos en venganza y no capitalizamos en esta época de crisis para reflexionar en como podríamos llevar a cabo el plan de Dios para el mundo. Un plan que está lleno de misericordia y la opción preferencial para los pobres y los sufrientes.

El 11 de septiembre cambió la perspectiva de los estaoudi-nenses sobre la idea de nuestra invulnerabilidad y debería, por lo menos, haber modificado nuestra noción del destino manifiesto. Mientras que debemos estar incomodados con el fundamentalismo islámico y su fuerte componente de violencia, también debemos tener cuidado de no adoptar el fundamentalismo “neoliberal,” la religión de la economía global que hace estragos entre las naciones pobres, que permite a la gente subsistir en condiciones subhumanas, sometiéndolas a una tortura lenta para beneficiar a nuestra economía, al mismo tiempo que pone a disposición todo tipo de armas a los países pobres a través de ventas de armamento. (Desde el 11 de septiembre, los periódicos italianos y brasileños han traído historias comparando al fundamentalismo islámico con el fundamentalismo neoliberal). Mientras que la globalización económica de los últimos 25 años no ha mantenido ninguna de sus promesas de que la riqueza ganada por los pocos a través de las regulaciones internacionales de todo tipo en favor de las corporaciones multinacionales será “derramada” lentamente hacia los pobres alrededor del mundo, hay un funda-mentalismo trabajando que no permite métodos económicos alternativos. Lo único que se ha derramado es la sangre de los pobres.

No debemos permitir que la respuesta sea solo de poderío militar. Es sorprendente escuchar a un presidente protestante utilizar palabras católicas como “doctrina” para amenazar a otros países que tienen que estar absolutamente con nosotros o de lo contrario están contra nosotros, especial-mente cuando los valores que estamos defendiendo no son de cristiandad sino de seculari-zación, comercialización, y globalización de McMundo y MTV. El Obispo George Niederauer de Salt Lake City llama a este tipo de pensamiento de ‘en favor o en contra’ un sin sentido, parece aun como estar cerca a la blasfemia – “por nosotros o contra nosotros” se refiere a Cristo no a los E.E.U.U. Como dijo recientemente el Obispo Niederauer, “No pretendamos que Dios está de nuestro lado. En vez de eso asegurémonos que nosotros estamos del lado de Dios. Nuestro país debe traer criminales a la justicia y trabajar para terminar con el terrorismo, pero Dios ha hecho a todas sus criaturas con amor, y debemos tratarlos de acuerdo. Si esto es cierto, entonces en el largo plazo la única bomba que valdrá la pena soltar seria la que simultáneamente ataca a la violencia, a la pobreza, al hambre, a la enfermedad, y a la discriminación.”

Los hechos del 11 de septiembre fueron un desafío tremendo para aquellos que creen en la no-violencia, así como el bombardeo de Pearl Harbor lo fue para Dorothy Day. Aquellos que hablan en contra del bombardeo y la represalia son criticados tan fieramente hoy día como lo fuera Dorothy Day durante la Segunda Guerra Mundial.

Dorothy Day estuvo casi sola durante su lucha para mantener y desarrollar los principios pacifistas durante la Segunda Guerra Mundial. La circulación de El Trabajador Católico de Nueva York cayó, y se cerraron muchas casas de hospitalidad. Dorothy Day insistió que en las casas del Trabajador Católico por lo menos se distribuyera el periódico, aun si no podían adoptar su estricta posición pacifista. Ella recibió mucho criticismo. Su lucha en años anteriores, cuando ella tuvo que escoger a Cristo y a la Iglesia en lugar de su esposo que no creía en el matrimonio o la religión, fue paralela con su estar muy sola al escoger el pacifismo durante este tiempo, mientras estaba criando a su hija adolescente.

Aunque ella estaba con-vencida que la tradición cristiana contra la violencia, desde la Iglesia primitiva a través de San Francisco de Asís y hasta la Reforma, era lo suficientemente fuerte para asegurar su posición pacifista, fue Pearl Harbor y la Segunda Guerra Mundial la causa de que Dorothy Day enmarcara y articulara la tradición moral e intelectual contra la violencia dentro del catolicismo con mayor profundidad. La investigación lograda por Dorothy y Peter Maurin, junto con los sacerdotes y teólogos y otros Trabajadores Católicos que los asistían, puso a su disposición las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, las historias de los santos que practicaban la no-violencia, y las reflexiones bíblicas y la exégesis soportando la posición que seguir el Sermón de la Montaña (al cual Dorothy llamaba el Manifiesto Cristiano) no es una imposibilidad romántica, sino una opción real para los católicos del día de hoy en este mundo.

Artículos en El Trabajador Católico citaron a los Papas sobre los derechos de conciencia en la moderna nación estado, así como también las palabras de varios sacerdotes, obispos, y cardenales que denunciaron asuntos sobre la conscripción y la guerra. Durante todo el año de 1942 el periódico publicó artículos teológicos, criticas especificas sobre la Segunda Guerra Mundial, y lo que podría ser la respuesta de los Evangelios a la guerra y aun la de la teoría de la guerra justa.

Un ejemplo de la recuperación de la tradición del pacifismo de la Iglesia Primitiva fue la cita de San Juan Crisóstomo por Dorothy con referencia a los cristianos que actúan como los lobos: “San Juan Crisóstomo dice con referencia a la enseñanza de Nuestro Señor de enviarnos como ovejas entre los lobos, que si nosotros mismos nos volvemos como lobos, entonces El ya no estará con nosotros.”

Dorothy también escribió sobre las cosas destructivas que Peter había descrito, de sus experiencias militares, la disciplina para matar, la pérdida de la dignidad individual, sosteniendo que aquellos que escribían sobre la guerra justa tal ves no estaban al tanto del daño psicológico horrendo que se les ocasionaba a los que participaban en el entrena-miento militar. “Una defensa de Cristo por bombas, una tierra empapada en sangre, muerte rápida, odio. Un odio que siempre existe en la guerra a pesar da las distinciones pedanticas e irreales de los teólogos cuyo amor por los refinamientos se iguala solo a su ignorancia de la psicología, de lo que le pasa a un hombre al prepararlo para asesinar.”

Los Obispos Católicos afirmaron el pacifismo y la objeción de conscienia como una expresión legitima de la fe católica en su pastoral sobre la paz de 1983, El Desafío de la Paz, acreditando a Dorothy Day.

¿Qué haría si alguien ataca a tu madre?

En su libro La larga soledad, Dorothy también respondió a los críticos que creen que los pacifistas se quedaran inertes mientras atacan a sus parientes. Ella utilizó el ejemplo de responder a la violencia en las casas de hospitalidad para responder a las preguntas y las acusaciones, haciendo perfectamente claro que ella no estaba opuesta a la acción de la policía cuando fuera necesario.

“¿Qué haría usted si un maníaco armado fuera a atacarla a usted, a su niño, a su madre? Cuantas veces hemos escuchado esto. Refrenarlo, por supuesto, pero no matarlo. Enciérrelo si es necesario. Pero el amor perfecto elimina el miedo y el amor sobrepasa al odio. Todo esto suena trivial pero la experiencia no es trivial.

“En una ocasión un maníaco armado, sí trato de matar a Arthur Sheehan, uno de nuestros editores durante la guerra. Una víctima de la Primera Guerra Mundial, que ya había asaltado a varios otros hombres en la casa y un día casi me había roto la muñeca cuando trataba de apagar el radio en la cocina, tomó un largo cuchillo de pan y un crucifijo y anunció que iba a matar a Arthur. Otra mujer y yo lo agarramos, lo forzamos a tirar el cuchillo. No podíamos sostenerlo, sin embargo, después de haberle tirado una lata de un galón de verduras a Arthur y abierto un hueco en la pared, lo pudimos contener lo suficiente para permitir que Arthur escapase. Llamamos a la policía y pedimos que Harry fuera encerrado en Bellevue para observación, pero como nosotros no quisimos levantar cargos en contra de él, el hospital le dio de alta al siguiente día. Posteriormente los persuadimos a que lo tuvieran por un mes en la sala de psiquiatría. A él lo regresaron al hospital pero al final de los treinta días el volvió a salir y continuó comiendo de nuestra mesa durante toda la guerra.”

Viviendo el Misterio Pascual

Uno de los teólogos que escribió extensamente en El Trabajador Católico sobre objeción de consciencia y la paz fue Padre John J. Hugo. Una gran parte de sus artículos mostraba que la conscripción debería abolirse.

No solo fue P. Hugo que escribió en el periódico y animó a Dorothy durante la época en que ella tenia poco soporte. El retiro que el y Padre Roy dieron en el Trabajador Católico y al que atendió Dorothy fue el que tan a menudo dio una base profunda teológica y espiritual para su pacifismo. Sandra Yocum Mize indica como el retiro le dio a Dorothy un lente especial a través del cual ella podía ver las dificultades y pruebas de la vida en las casas del hospitalidad del Trabajador Católico así como de la destitución económica y las preparaciones para la guerra en tantas partes del mundo. El lente era “una vida definida a través del Misterio Pascual, la posibilidad de vivir una vida que realmente reflejara la relación de amor entre Dios y cada persona humana dentro la comunidad de creyentes.” Dorothy describió el retiro explícitamente en la teología del Misterio Pascual:

“Cuando el Padre habló de mortificación, el habló de hacer morir, utilizando el significado literal de la palabra. Hemos sido bautizados en la muerte de Cristo, nos recordó. Nosotros estamos enterrados con Cristo y nos levantaremos con Cristo, debemos buscar las cosas que están por encima no por debajo.”

El retiro hizo énfasis en que para los cristianos la alternativa no solo era entre el bien y el mal, sino entre lo bueno y lo mejor. En este contexto, pacifismo absoluto parecía mejor que ningún compromiso de cooperar con los militares. Dorothy escribió: “No se habló mucho del pecado en este retiro. Más bien, hubo conversación de lo bueno y lo mejor. La charla fue sobre la alternativa que tenemos que escoger, y no entre el bien y el mal. Se nos ha dado una participación en la vida divina; hemos sido elevados a un nivel supernatural, se nos ha dado el poder de ser hijos de Dios.”

William Miller dijo que el retiro proveyó a Dorothy Day de “una nueva sensibilidad que ella tomó como la penetrante verdad de los Evangelios”: “Era como estar escuchando los Evangelios de nuevo lo que le daba nueva fuerza a su carácter. Fue como reforzar su espiritualidad. Y si hubiera habido algunas preguntas sobre su dirección (con respecto a la guerra), se habían disipado ahora. Ella estaba en el camino ahora. Nada podía cambiarla.”

La influencia del retiro es especialmente evidente en que “Day identificó al pacifismo con la penitencia y la mortificación o como a ella le gustaba decir, ‘la locura de la Cruz.” Dorothy sabía que el mundo no la comprendería:

“El hacerlo traería una respuesta de rechazo del mundo, que Day describe con su inimitable sentido sarcástico: ‘Después de todo, no están haciendo nada. Solo una manada de tontos satisfechos orando. No nos atormentaremos tanto por su desprecio como lo estaríamos por el elogio del mundo sobre los Trabajos de Misericordia, las Casas de Hospitalidad, y las comunidades de granjeros.'” (Miller)

Los Trabajadores Católicos activa y no-violentamente resistieron el mal y la guerra. Sus métodos de protestar contra la guerra incluyeron la oración y la penitencia, el ayuno, el recibir los sacramentos, vigilias, marchas, la pobreza voluntaria, sufrimiento, manifestaciones precedidas por la oración, y la no-cooperación con los preparativos para la guerra.

En enero de 1941 en El Trabajador Católico, Dorothy escribió un articulo titulado “El pacifismo es peligroso; también lo es el cristianismo,” diciendo que, “Si no vamos a utilizar nuestras armas espirituales, entonces de todas maneras, armémonos y preparémonos.” Ella más tarde hizo énfasis en este tema nuevamente, haciendo notar que la oración debería ser el primer recurso y no el último: “Así como comunión diaria o frecuente se ha hecho raro desde los días tempranos de la cristiandad, hasta los días de Pio X, así también, el uso de los armamentos espirituales ha cesado de ser primero. Por muchos siglos la tradición ha sido pelear primero y cuando todos las otras armas han sido ya utilizadas, recién entonces confiamos en la oración. Tenemos que revertir esta practica, y con fe y amor vencer al enemigo …”

Durante la Segunda Guerra Mundial, aunque Peter le dijo a Dorothy, “Tal vez el silencio sería mejor por un tiempo antes de continuar nuestra oposición a la guerra. Los hombres no están preparados a escuchar.” Dorothy, sin embargo, no solo continuó en su posición, sino hizo énfasis en que el Sermón de la Montaña se aplicaba a todos los cristianos, que sus enseñanzas eran preceptos, no sugerencias: Se ha hecho conveniente que asesinemos, se ha hecho conveniente que ignoremos los preceptos de Cristo expresados en el sermón de la montaña y aplicables a TODOS LOS HOMBRES, no solo a los pocos escogidos para que se hagan perfectos. La cristiandad se ha reducido por los teólogos a una regla de conveniencia, el cristianismo se ha identificado con “Americanismo …”

El Trabajador Católico desafiaba la creencia de la mayoría de los Norteamericanos de que los E.E.U.U. tiene un rol providencial en la historia que le permite ir a dominar otros países y que el uso de la violencia fue y está justificado en perseguir este “destino manifiesto.”

Stephen Krupa, S.J. indica que el Trabajador Católico ha sido el único grupo en la historia de la Iglesia Católica de los Estados Unidos que ha rehusado el ver a las guerras de la nación como las cruzadas morales de la Cristiandad contra las malas fuerzas de la tiranía,” o identificarse con los mitos arraigados que han estructurado la vida y la conciencia social de la mayoría de los estadoudinenses” – Los mitos culturales que le dan a los E.E.U.U. el derecho de pelear guerras para expandir nuestras fronteras en forma imperialista y a menudo violenta imponer nuestras políticas y nuestras forma de vida a otros.

El hizo notar que la idea de que los E.E.U.U. y sus ciudadanos están ungidos por Dios para traer “libertad” y “civilización” a todo el mundo esta enraizada en el calvinismo, en la fundación del país por los puritanos. Los puritanos creían que la Divina Providencia ha dirigido la “creación de una nueva humanidad no corrupta en una nueva tierra.” Este sentido de destino y el derecho a la expansión, una “teoría providencial de imperio,” un “mandato divino para esparcir instituciones norteamericanas por todo el mundo.” Estaba también relacionado a la economía. Krupa cita los ejemplos de las compañías en las colonias inglesas que emplearon a predicadores cuyo tema era de que los colonos eran la nueva Israel, y la población nativa americana como los canaanitas. El cita a Ashbel Smith de Texas durante el empuje dentro del territorio Mexicano (1846 – 1848), defendiendo la idea de Norte América como la nueva gente escogida con la misión dada por Dios en términos de “el destino asignado a la raza Anglosajona de Norteamericanizar este continente.” Smith dijo: “la espada es la gran civilizadora, limpia el camino para el comercio, la educación, la religión, y todas las influencias que armonizan de la moralidad y la humanidad.”

Dorothy habló y escribió contra lo que ella llamaba el “Americanismo”, que mejor se expresaría como “Norteamericanismo” en el que la cultura de los E.E.U.U. influye a la Iglesia, y el destino manifiesto estadoudinense está presentado aun como la mejor forma de expresar el catolicismo, en vez de que la Iglesia y los Evangelios sean traídos para influenciar a la cultura Norteamericana.

El discipulado es más importante que el “americanismo”

Aquellos comentadores contemporáneos que dicen que la religión no solo puede soportar la violencia, sino que de hecho es la que la causa, no han descubierto la forma de practicar la religión como la presentó Dorothy Day en abril de 1948 en El Trabajador Católico de Nueva York: “¿Por qué está opuesto el Trabajador Católico al [Entrenamiento Militar Universal] y a la guerra? ¿Porque somos comunistas? ­No! Porque estábamos opuestos a la Segunda Guerra Mundial cuando los comunistas estaban por ella. ¿Porque somos indiferentes al destino de la Iglesia? ­No! Porque ella es nuestra Madre, la esposa de Cristo. Pero ella es más que bienes raíces, ella es más que poder temporal, su espíritu no es el espíritu del mundo y no tiene necesidad de ser defendida por las armas del mundo. No más que su Divino Maestro que rehusó dicha defensa. Nosotros estamos contra la guerra por que es contraria al Espíritu de Cristo, y lo único importante es que nos atengamos a Su Espíritu. Es más importante que ser Norteamericano, más importante que ser respetables, más importante que la obediencia al Estado. Es lo único que importa. Nosotros estamos contra el Entrenamiento Militar Universal por que es preparación para el pecado, por el pecado que es la guerra. Que es mejor que los E.E.U.U. sea liquidada a que sobreviva por la guerra.”

Trabajador Católico de Houston, Vol. XXII, No. 2, marzo-abril 2002.