Mucho antes del horror del 11 de Septiembre, los planes para la revitalización de la Asociación Católica de la Paz (Catholic Peace Fellowship-CPF), junto con una reunión establecida para el 11 de Noviembre, staban en proceso, guiada por los fundadores originales del CPF, Jim Forrest y Tom Cornell. Exactamente dos meses después del ataque terrorista a Nueva York y Washington que reanimaba a un país asombrado y ultrajado hacia la guerra, y que promovió aun a los más ardientes pacifistas a tener segundos pensamientos sobre autodefensa, los miembros de la Asociación Católica de la Paz se reunieron en la Universidad de Notre Dame para discutir los objetivos de la organización, ahora hecho aun más relevante de modo conmovedor..
Yo atendí a la reunión del 11 de noviembre junto con Marcos y Luisa Zwick, el profesor ND Padre Michael Baxter, estudiantes y Trabajadores Católicos de todo el país, como también Forrest, Tom y Monica Cornell, y los Trabajadores Católicos veteranos Michael y Margaret Garvey, para discutir la actual misión de la Asociación Católica de la Paz – adormecida desde los 1980’s – y así examinar los variados obstáculos que encara el movimiento de la paz hoy en día.
Cuatro asuntos ínter-relacionados a los intereses del CPF marcaron la agenda: la formación de una respuesta practica y verdaderamente basada en los Evangelios a los ataques del 11 de septiembre, la necesidad de incrementar la comprensión y el apoyo espiritual de los objetores de consciencia (OC); el problema de una Capellanía militar por las necesidades pastorales inmensas y a la que le faltaría información adecuada sobre el estado de los OC; y su presencia en las ciudades universitarias y secundarias con ROTC (Entrenamiento de Oficiales para la Reserva) a través de los E.E.U.U.
Para empezar la reunión, los lideres del CPF discutieron el interés del CPF en relación a su más conocida contraparte sobre el trabajo católico de la paz, Pax Christi. Muchos de nosotros nos preguntamos, ¿cómo se podría evitar el duplicar la agenda de Pax Christi sin aparecer en conflicto y en competencia con ellos?
Mientras que la CPF es de verdad una organización dedicada al trabajo por la paz, difiere de Pax Christi en su enfoque práctico sobre la formación y soporte de los objetores de consciencia, sirviendo como una fuente de asistencia e información para los pacifistas cristianos. Los lideres del CPF dijeron, dada esta distinción, la duplicación no es una preocupación.
“Los recursos son tan cortos y la necesidad es tan abrumadora (en el movimiento de la paz) que la cuestión de competencia es realmente solo teórica,” Cornell dijo, mientras Baxter añadía que “las dos son en realidad muy complementarias.”
Desde el restablecimiento del registro de alistamiento militar forzoso en 1980 después de cuatro años de suspensión, el estado de los objetores de consciencia ha sufrido una atención decreciente, debido a la falta de énfasis en las enseñanzas pacifistas y sociales en las comunidades católicas. Sin parroquias católicas al frente del movimiento pacifico, los jóvenes están entrando en el ejército sin ser informados de sus alternativas, y aquellos que eligen ser OC’s no son soportados adecuadamente por capellanes del ejercito, a menudo desconocedores, ellos mismos, de la perspectiva Cristiana de los OC’s.
Diferente de los 1960’s, cuando los conscriptos OC’s tenían un mes para declarar formalmente su estado, los candidatos de hoy día tienen tan poco como diez días. Más aun, la falla al indicar la posición de OC al registrarse con la agencias del Servicio Selectivo del gobierno durante la adolescencia, cuando se requiere la inscripción de los jóvenes, hará que el cambio posterior aparezca “altamente sos-pechoso” a cualquiera de las mesas de leva
De aun más importancia es la presencia del ROTC en más de 100 preparatorias católicas y en aproximadamente 70 universi-dades en todo el país, sin mencionar su presencia en las escuelas seculares. Propaganda sobre prestigiosas carreras militares y tentadoras becas monetarias además del ROTC, amarra a los inocentes y generalmente financieramente necesitados estudiantes ha descubrir ya muy tarde que su “grada de subida” hacia lo militar es menos que un paso, que una trampa..
Numerosas respuestas posibles a estos asuntos fueron discutidas en la reunión. Muchos participantes hicieron énfasis en la necesidad de parroquias para promover más activamente la enseñanza pacifista. Cuando un estudiante preguntó como podía ayudar al CPF, Cornell y Forrest sugirieron que él ayudase a hablar a los estudiantes secundarios y a soldados en las bases militares sobre objeción de consciencia. Una madre, ella misma con hijos en la secundaria, mencionó la posibilidad de depositar tarjetas de información sobre el estado de los OC’s junto a los registros del Servicio Selectivo en las escuelas católicas, haciendo notar que el formato del registro de leva no provee ningún espacio en el que se pueda indicar un estado alternativo. Baxter sugirió la idea que la teoría de la “guerra justa” de la Iglesia, junto con la doctrina pacifista, sea enseñada en todos las universidades católicas donde esté presente el ROTC.
A través de talleres de trabajo, conferencias por todo el país, una página en el web (www.catholicpeacefellowship.org) y una publicación, la CPF dará soporte a todos los jóvenes con asistencia y consejos sobre la leva que incluye la creación de un archivo de leva que da información sobre los principios pacifistas del solicitante, el registro como OC en la diócesis local, lo mismo que conexiones a la asistencia profesional medica y legal concerniente a la solicitud de estado OC. Con el término de 11 – años de los jueces de la mesa de leva terminando en el 2002, la CPF también espera asistir y alentar a otros en las comunidades en encontrar reemplazos com-prensivos a la causa de los OC’s.
Forrest, que inició la CPF con Cornell en 1964 para soportar a los OC’s durante la guerra de Vietnam, dijo que el compromiso de la Iglesia Católica de proteger todas las etapas de la vida humana, algunas veces conocida como la “túnica sin costura” o como la ética consistente de la vida, debe ser la primera fuente de inspiración de los pacifistas católicos. “La tradición franciscana en el catolicismo, la tradición de la guerra justa, son complementarias de la túnica sin costura, pero no deberían ser tanto el foco,” dijo Forrest, haciendo énfasis en que la ética consistente de la vida provee el mejor campo para el pacifismo.
El notó que la encíclica papal El evangelio de la vida utilizaba el termino “objetores de consciencia” con referencia al deber de los católicos a resistir un trabajo sin ética en sus carreras, tales como el de realizar abortos, y que la encíclica claramente condenaba toda la violencia contra la vida humana. Aquellos que aten-dieron estuvieron de acuerdo que estos objetores de consciencia también deberían ser apoyados.
El pacifismo, sin embargo, es un término a menudo mal entendido, dijo Forrest, haciendo notar que desafortunadamente, muchos pacifistas expresan sus valores en un contexto primariamente negativo que simplemente parece decir, “Yo no me voy a ensangrentar las manos así.” Más bien, dijo él, los pacifistas católicos deben abrazar una “perspectiva positiva, pro- activista.”
“Nuestra asociación en el Cuerpo Místico de Cristo incluye como y a que prestamos nuestros cuerpos,” dijo él, haciendo notar que dicha asociación significa no solo el rehusar participar en el mal, sino un activo y entusiástico soporte del bien.
A la sombra del 11 de septiembre, con imágenes de TV adornadas de aviones estrellándose, torres ardientes y ensangrentadas, y caras gimientes y sucias de hollín todavía sensiblemente frescas en nuestras mentes, es difícil de verdad emitir una opinión auténticamente pacifista. Dorothy Day convoca a los católicos a “levantar un enorme batallón de Objetores de Consciencia” lo que contrasta al llamado a las armas que ha barrido al país en un frenesí patriótico en los últimos meses, y nuestra creencia de que la justicia servida violentamente solo engendrará más violencia ha significado la pérdida de más de unos pocos amigos a este Trabajador Católico de Houston.
Mientras oramos por paz en la tierra este año nuevo, recordamos que como Cristianos, son las armas del espíritu de la Iglesia las que nos son dadas, y no las del estado. Como dijo Dorothy Day, si no estamos dispuestos a utilizar estas, entonces debemos armarnos y prepararnos para la guerra.
Trabajador Católico de Houston, Vol. XXII, No. 2, marzo-abril 2002.