Gregory Palast es un periodista investigador para el periódico Londinense, The Observer, y para las noticias de la noche de la BBC. Este artículo es extraído de su próximo libro: La mejor democracia que el dinero puede comprar.
Las noticias desde Sud América son que la Argentina ha muerto, o por lo menos su economía. Uno de cada seis trabajadores estaba desempleado aun antes de este severo invierno austral. Millones más han perdido su trabajo mientras la producción industrial, ya reducida en un 25% para el año, cayó en un coma inducida por las tazas de interés que en alguna medida han saltado hasta más del 90% en dólares – llamados préstamos.
Este es un caso fácil de resolver. Junto al cadáver todavía caliente de la economía argentina, el asesino ha dejado una pistola humeante con todas sus huellas digitales
El arma asesina se llamó, “Memorando Técnico de Entendimiento,” fechado 5 de septiembre del 2000. Fue firmado por Pedro Pou, Presidente del Banco Central de la Argentina para transmisión a Horst Kohler, Director Gerente del Fondo Monetario Internacional.
Recibimos una copia completa del ‘Entendimiento’ junto con los agregados y una carta acompañante del Ministerio de Economía de la Argentina al FMI de … bueno digamos que el sobre no tenía dirección de regreso.
Una inspección cercana no deja duda que este ‘Entendimiento’ disparó las balas fatales en el cuerpo desprotegido de la Argentina.
Para empezar, el Entendi-miento requiere que la Argentina corte el déficit del presupuesto del gobierno de US$5.3 billones en el 2000 a US$4.1 billones en el 2001. Piense sobre esto. El pasado septiembre, la Argentina estaba ya al borde del abismo de una profunda recesión. Aun los crudos economistas del FMI deberían haberse dado cuenta que cortar el gasto del gobierno en una economía de contracción es como apagar los motores calados de un avión en vuelo. ¿Corte el déficit? Como mi hija de cuatro años diría, “Eso es estuuupido.”
El FMI nunca se equivoca sin ser cruel simultáneamente. Así es que leemos, bajo el encabezado “mejorando la con-dición de los pobres,” acuerdo para reducir los salarios bajo el programa de empleo de emergencia del gobierno, de 20%, de $200 al mes a $160.
Pero no se puede ahorrar mucho quitándole $40 mensuales a los pobres. Para más ahorros, el Entendimiento también prometía, “un corte del 12 – 15 % en sueldos” de los servidores civiles y la “racionalización de ciertos beneficios de pensión.”
En caso de que usted no tenga un indicio de lo que se refiere la “racionalización” en el FMI, significa cortar pagos a los ancianos por 13% bajo los planes tanto públicos como privados. Corte, corte, corte en el medio de la recesión. Estuuupido.
Sazonado con las recomen-daciones de poca materia gris y mal intencionados planes para los pensionistas y los pobres son pronósticos económicos que bordean en el engaño. En el Entendimiento, los genios de la gobalización proyectan que si la Argentina lleva acabo sus planes para despabilar el poder del gasto de consumo, en alguna forma la producción económica de la nación saltará por encima del 3.7% y declinará el desempleo. De hecho para fines de Marzo, el (GDP – Gross Domestic Product) Producto Interno Bruto ya había caído 2.1%, menos que la marca del año anterior, y estaba en picada desde ese entonces.
¿Qué cosa en la tierra podía inducir a la Argentina a abrazar el programa tonto del FMI? El pago sería, si la Argentina hace lo que se le ordena el FMI le prestaría esa semana $1.2 billones en ayuda. Esto es parte del paquete de ayuda de emergencia de $26 Billones para el 2001 conjugado por FMI el Banco Mundial y los Prestamistas privados anunciado al final del año pasado.
Pero hay menos en esta generosidad de lo que parece. El Entendimiento también asume que la Argentina ligará su moneda, el peso, al dólar en un intercambio del uno por uno. Este “peg” de la moneda no sale barato. Los Bancos Norteamericanos y los especuladores están cobrando un colosal 16% en premio de riesgo por encima del retorno normal de los dólares necesitados para respaldar este esquema de intercambio de moneda.
Ahora hagan la aritmética. De la deuda de la Argentina de $128 billones, el interés normal más el 16% de recargo por los prestamistas viene a ser como $27 billones al año. En otras palabras, la gente de la Argentina no reciben un centavo neto del paquete de préstamo de $26 billones. Poco del dinero escapa de Nueva York, donde se dilata en pagar los intereses de los acreedores de los E.E.U.U. que tienen posesión de la deuda, el pez grande como el City Bank y los pequeños mordedores como Steve Hanke. Hanke es presidente del Toronto Trust Bank of Argentina, un ‘fondo de mercado emergente’ que prestó hasta el 100% de los bonos Argentinos durante el ultimo pánico de moneda, en 1995. No lloren por Steve, Argentina. Su retorno anual de ese año de 79.25% puso al Trust especulador en la cima de la tabla de la liga de especulación. Este año lo volverá a hacer.
Hanke logra sus utilidades al apostar sobre la falla de las políticas del FMI. Pero la inversión de ‘buitres’ es solamente el pasatiempo de Hanke. En su trabajo diario como profesor de economía en la Universidad de John Hopkins, Maryland, el ofrece libre y directo consejo para terminar con la aflicción de la Argentina, consejo que lo pondría fuera del juego de especulación: “Eliminen al FMI.”
Para empezar, Hanke acabaría con el ‘peg’ que en el tipo de intercambio de un peso por un dólar – ha probado ser un anzuelo de carne en el que el FMI cuelga las finanzas de la Argentina.
No es el solo el “fijar” mismo el que distorsiona a la Argentina – sino fijando en combinación con los cuatro jinetes de la política neoliberal del FMI: Mercados financieros liberalizados, libre comercio, privatización masiva, y superávit de los gobiernos.
Liberalización de los mercados financieros quiere decir el permitir el flujo de capital libremente a través de las fronteras. De verdad después de la liberalización hace cinco años, el capital ha fluido libremente con venganza. Los ricos Argentinos en pánico se han desecho de sus pesos por dólares y han enviado su arduo saqueo a sus protegidos santuarios de inversionistas en el extranjero. Solo el mes pasado en la Argentina se sacaron el 6% de todos los depósitos bancarios.
Hace mucho tiempo, el gobierno era el dueño de los bancos nacionales y provinciales y soportaba las deudas de la nación. Pero a mediados de los 1990’s el gobierno de Carlos Menem los vendió al City Bank de Nueva York, el Fleet Bank de Boston, y otros operadores extranjeros.
Charles Calomiris, un ex-consejero del Banco Mundial, describe estas privatizaciones como una “historia realmente maravillosa.” ¿Maravillosa para quién? La Argentina ha sangrado tanto como tres cuartos de billón de dólares diarios en recursos de moneda dura.
Hay más vivas para los acreedores en el Entendimiento, incluyendo la ‘reforma del sistema de ingresos compartido.’ Este es la más benigna, la más gentil forma de indicar que los bancos de los E.E.U.U. estarán usando el sifón en las recepciones de impuestos señalados para la educación y otros servicios provinciales. El Entendimiento también encuentra efectivo en la “reforma” del sistema de seguros de salud de la nación (corte, corte, corte).
Pero cuando el corte, corte, corte no es suficiente para pagar a los acreedores de la deuda, uno siempre puede vender las ‘joyas de la abuela,’ como el periodista Mario Caryl describe el esquema de la privatización. Los franceses obtuvieron una gran parte del sistema de agua y rápidamente elevaron la facturación en un 400%.
La bala final del Entendimiento es la imposición de una “política de mercado abierto”. Esto requiere que los exportadores de la Argentina, con sus productos etiquetados a un precio vía el ‘peg’ en dólares, en una competencia patética perdida contra los bienes del Brasil con precios de moneda devaluada. Estuuupido.
Aun más, el esquema del FMI podría trabajar, todo lo que se requiere es una fuerza de trabajo ‘flexible,’ dispuesta a inclinarse a pensiones más bajas, rebajas de sueldo o sin sueldos en absoluto. Pero para el desmayo de la élite de la Argentina, los trabajadores están probando ser inflexibles y obstinados en acordar su propio empobre-cimiento. Un trabajador inflexible, Anibal Verón , de 37 años y padre de cinco, perdió su puesto como chofer de ómnibus; su compañía le debe 9 meses de paga.
Verón se unió a los ‘piqueros,’ los airados desempleados que bloqueaban los caminos (39 bloqueos empezaron solo esta semana). Al limpiar estos bloqueos en noviembre la policía militar, se alega que lo mataron con una bala ala cabeza.
La muerte en Génova de un protestante contra la globaliza-ción se convirtió en encabezado de la primera pagina de las noticias de los E.E.U.U. y Europa. La muerte de Verón fue pagina cero (0). Ni tampoco leyeron ustedes sobre Carlos Santillán de 27, ni de Oscar Barrios de 17, muertos a balazos en el atrio de una iglesia de la provincia de Salta cuando la policía le disparó a los que protestaban contra un plan de austeridad del FMI.
Los que promocionan la globalización como Tony Blair prefieren retratar a la resistencia como travesuras de la engreída juventud occidental que curan su tedio al “consentir en la mal guiada protesta” por nociones de cándida ingenuidad. Los medios de comunicación repican este tema, enfocando en los pocos miles que marchan en Génova y no en los 80,000 en las calles de Buenos Aires durante el último mes de Mayo, ni en la huelga general honrada por 7 millones de trabajadores Argentinos el último junio.
En la Argentina el Presidente La Rua le echa la culpa de la violencia a los demandantes. Pero el Servicio de Paz y Justicia (SERPAJ) carga al gobierno de La Rua de utilizar el hambre y el terror para imponer los planes del FMI.
El líder de SERPAJ Adolfo Perez Esquivel me dijo que estaba documentando los casos de tortura de los demandantes por la policía en el pueblo donde Santillán y Barrios murieron. Para Perez Esquivel que ganó el Premio Nobel de la Paz en 1980, la represión y la liberalización van unidas de la mano. El le contó al Observer que acababa de levantar una queja contra a la policía por reclutar a niños hasta de cinco años de edad para los escuadrones paramilitares, una operación que solo se compara a la Juventud de Hitler.
Pero Pérez Esquivel, que ha encabezado protestas contra el Acuerdo de Libre Comercio de los Norteamericanos, no está de acuerdo contra el veredicto del FMI en la muerte de la Argentina. El nota que las reformas económicas ‘fatales’ son abrazadas con entusiasmo por el Ministro de Finanzas de la Nación Domingo Carvallo, mejor recordado como cabeza del Banco Central durante la dictadura militar. Pues el pacifista sugiere que la inoportuna muerte de Argentina no fue un asesinato, sino un suicidio.
Trabajador Católico de Houston, Vol. XXII, No. 2, marzo-agosto 2002.