Laura una ex-Trabajadora Católica de Casa Juan Diego, acaba de terminar sus estudios en derecho y está con nosotros de nuevo por algunos meses.
Cada día miles de inmigrantes entran a los Estados Unidos. Sus razones para venir varían, pero usualmente ellos vienen a encontrar trabajo, reunirse con su familia, y/o escapar condiciones opresivas o de muerte en su tierra de origen. Algunos inmigrantes tienen suerte de conseguirse una visa para entrar a los Estados Unidos legalmente. Sin embargo, muchos no tienen la suerte, y deben entrar “ilegalmente.” Y una vez que estos inmigrantes cruzan la frontera, estarán para siempre mancillados con el estigma de “extranjero ilegal.”
“Extranjero ilegal” es el término legal dado a los inmigrantes que ingresen sin los documentos apropiados o que se han quedado mas tiempo de lo que indican sus visas. En la Casa Juan Diego, óbviamente, nosotros no vemos a nadie como ilegal. Nosotros adoptamos la filosofía del laureado Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel que dijo: “Ustedes los que son llamados extranjeros ilegales deben saber que ningún ser humano es ‘ilegal.’ Eso es una contradicción de términos. Los seres humanos pueden ser hermosos o más hermosos, pueden estar correctos o equivocados, ¿pero ilegales? ¿Cómo puede un ser humano ser ilegal?
Desafortunadamente, la ley tiene una mente propia. Como un reciente estudiante de leyes y voluntario a la Casa Juan Diego, yo puedo atestiguar sobre los horrores del presente sistema legal y del mundo paradójico en que vivimos. Yo comprendo que muchos ciudadanos de los Estados Unidos tengan fuertes sentimientos anti-inmigrantes. Esto está demostrado por el escenario común en algunos estados donde los ciudadanos de los E.E.U.U. le disparan a los inmigrantes solo para que se vayan de sus tierras. La ironía por supuesto es que la gran mayoría de los ciudadanos de Los Estados Unidos son descendientes de inmigrantes. Pero en alguna parte entre lo que la ley considera quien es el inmigrante legal y quien es el ilegal, los Estados Unidos ha perdido la visión de por que vinieron nuestros antepasados a los Estado Unidos. La Estatua de la Libertad todavía se yergue orgullosa con el siguiente mensaje grabado en su pedestal: “Dame a tus cansados, tus pobres, tus masas en tropel que anhelan respirar libres, los desdichados desechos de tus orillas llenas. Envíame a estos, los destituidos, los abatidos por la tormenta, a mi: Yo levanto mi lampara junto a la puerta de oro!”
Ellos todavía siguen cansados y todavía siguen pobres, pero ya no se les da la bienvenida en este país. En la Casa Juan Diego tenemos el privilegio de vivir, comer, orar, y trabajar con estos inmigrantes que la ley ha considerado ilegales. Vemos de primera mano los malos efectos que las recientes leyes de inmigración han tenido en nuestros huéspedes.
En esta misma vena, la Red de Inmigración Católica Legal (Catholic Legal Immigration Network), (CLINIC) recientemente publicó un informe titulado “Poniendo a los inmigrantes a riesgo: El Impacto de Nuestras Leyes y Políticas en las Familias Americanas.” Esta informe detalla el devastador impacto que las leyes y políticas de inmigración de los E.E.U.U. tienen en los inmigrantes. Este informe hizo hincapié de como las leyes de inmigración de los Estados Unidos divide a familias.
De acuerdo con este informe, un estimado seis millones de personas que viven en los Estados Unidos están indocumentados. Muchos de estos inmigrantes indocu-mentados viven en “un estado de familias mezcladas” (familias en que por lo menos uno de los padres que no es ciudadano y hay un niño ciudadano de los E.E.U.U.). De hecho 10% de todos lo niños en los E.E.U.U. viven en estado de familias mezcladas. Más aun, 75% de los niños en familias inmigrantes son ciudadanos de los E.E.U.U..
Las políticas actuales de la inmigración de los E.E.U.U. se traducen en desastre para estas familias. En 1996 el Congreso pasó el Acta de la Reforma para la Inmigración Ilegal, y el Acta de Responsabilidad de los Inmigrantes (El Acta de Inmigración de 1996″) Este Acta es extremadamente estricta y ha causado dolores de corazón para millones de inmigrantes y sus familias. El Acta de Inmigración de 1996 hace imposible a los inmigrantes pobres el reunirse legalmente con los miembros de la familia, divide a familias y obstaculiza a las mujeres abusadas a legalizar su estado.
Bajo la ley de inmigración de los E.E.U.U. puede tomar años a las familias inmigrantes el reunirse legalmente. La mayoría de los inmigrantes entran a los E.E.U.U. legalmente para poder reunirse con miembros de su familia. CLINIC informó que en 1998, 72% de todas las personas que inmigraron legalmente a los E.E.U.U. entraron con visas de base familiar. Desafortunadamente, muchas familias inmigrantes están separadas por largos períodos debido a las limitaciones numéricas anuales sobre visas por categorías de “preferencia” de familia (relacionados) y por país de nacionalidad. Las únicas personas que están exentas de estas cuotas son “relacionados inmediatos” de ciudadanos de los E.E.U.U.. (esto incluye esposas y niños menores solteros de ciudadanos de los E.E.U.U., y padres de ciudadanos de los E.E.U.U. que tienen 21 años o más.)
Todos los otros inmigrantes relacionados deben tener alguna de las siguientes cuatro categorías de “preferencia” para poder inmigrar legalmente a los E.E.U.U.: (1) Hijos solteros adultos de ciudadanos de los E.E.U.U.; (2) Cónyuges e hijos solteros de residentes permanentes legales; (3) Hijos adultos casados de ciudadanos de los E.E.U.U.; y (4) hermanos y hermanas de ciudadanos de los E.E.U.U. Todos estos están sujetos a cuotas anuales por preferencia, categoría y país. El período de espera varía grandemente dependiendo de que país viene la persona.
Países con gran cantidad de inmigrantes tienen un período de espera mayor. Por ejemplo, tomaría algunos años más para una persona de México que está en la primera preferencia para inmigrar que a una persona de la mayoría de los otros países. CLINIC declara que toma como seis años para la esposa de un mexicano o un niño menor de un residente permanente el aplicar para una residencia permanente comparado con cuatro años y medio para la mayoría de los otros países el mundo. Un mexicano adulto hijo o hija debe esperar ocho y medio años comparado con siete años para la mayoría de los otros países.
Por lo tanto las familias son separadas por un tiempo extremadamente largo mientras los papeles son lentamente procesados. CLINIC indicó que en Enero de 1997 un estimado de 3,353,400 personas languidecían en la espera. Para complicar más las cosas, los hijos menores de los residentes permanentes legales tiene una categoría de preferencia más rápida que los hijos de más de 21 años. Muchos niños “sobrepasan la edad” durante el período de espera y luego son empujados al aun más largo período de espera de hijos de mas de 21 años de edad. CLINIC ilustra que un hijo menor de un residente permanente de México debe esperar cerca de seis años para aplicar por residencia permanente, pero si cumple 21 años durante este período posiblemente tenga que esperar tres años adicionales.
Muchas familias están desesperadas para juntarse, y por lo tanto los parientes entran “ilegalmente” más bien que tener que esperar años para poderse reunir. Estos inmigrantes “indocumentados” son vulnerables a la explotación. Sin los papeles adecuados, ellos no pueden trabajar legalmente. Por la tanto ellos ganan sueldos mínimos en cualquier trabajo que les den. Si no les pagan, tienen pocos recursos por que viven con miedo de ser deportados. Por lo tanto, muchas familias subsisten en un mundo de pobreza y temor.
Aquellos que pueden resistir las esperas del Acta de Inmigración de 1996 ha complicado aun más la reunificación familiar. El Acto requiere que cualquiera que solicite a un familiar en inmigración, debe tener un ingreso de por lo menos 125% del nivel de pobreza federal y acordar el mantener al familiar a ese nivel. Esta es una imposibilidad para muchas de las pobres familias inmigrantes.
CLINIC informa que de acuerdo con el estudio por el Urban Institute, 41% de todas las familias en los E.E.U.U. con algún padre extranjero serian incapaces de obtener ese nivel. El Acto de Inmigración de 1996 no permite a los solicitantes el satisfacer el requerimiento de ingreso con la ayuda de algún fiador participante. Sin embargo, muy pocos participantes conocen a gente que sean capaces y estén disponibles de tomar esta gran responsabilidad financiera. Por lo tanto, muchas familias son dejadas con la imposible elección de tener que estar por siempre separadas o de inmigrar ilegalmente.
Como abogada para los inmigrantes, yo encuentro esta política ofensiva e injusta. Debido a las leyes actuales, muchos inmigrantes no tienen oportunidad y nunca pueden entrar a los E.E.U.U. legalmente. Yo quedo aplastada cuando escucho historias sobre inmigrantes que podrían estar aquí legalmente, si solo los requerimientos monetarios no se aplicasen. La ironía está, como CLINIC muy bien lo indica, en que en realidad no hay necesidad de que el solicitante deba probar que tiene ingresos del 125% del nivel de pobreza. El razonamiento detrás de esta política es que ningún nuevo inmigrante utilice algunos de los “beneficios federales públicos.” Sin embargo, el Acto de Reconciliación de Oportunidad de Trabajo y Responsabilidad Personal (“Reforma de Asistencia Social”) impide que los nuevos inmigrantes utilicen cualquier beneficio público por lo menos en cinco años. Por lo tanto, el Acto de Inmigración de 1996 destruye a la unidad familiar sin ninguna base sólida.
Otra horrible complicación del Acto de Inmigración de 1996 son los impedimentos para admisión legal. Bajo este Acta, cualquier inmigrante que esté presente ilegalmente en los E.E.U.U. por mas de 180 días queda impedido de reingresar legalmente a los E.E.U.U. por tres años; y cualquier persona “presente ilegalmente” por un año o más queda impedido de reingresar por diez años. Esta ley ha dividido a un gran numero de familias inmigrantes. Hasta 1997, había una provisión donde los inmigrantes que entraban ilegalmente podían pagar una multa y así recibir residencia permanente sin salir de los E.E.U.U. Ahora todos los inmigrantes que están solicitando residencia permanente deben hacerlo a través del Consulado de los E.E.U.U. en su país de origen. Por lo tanto, si un residente permanente estÁ casado con una mujer indocumentada y el residente decide reclamar a su esposa, la mujer debe regresar a su país de origen para la entrevista y el papeleo. Sin embargo, en el minuto que sale de los E.E.U.U. los impedimentos empiezan. De manera que si ella estuvo en los E.E.U.U. por un año o mas, ella no puede reingresar legalmente a los E.E.U.U. por diez años. Esto es particularmente devastador cuando se les envuelve a los hijos de un ciudadano de los E.E.U.U. (algunas dispensas están disponibles, pero son bajo discreción y estrictas.)
La Casa Juan Diego ha visto muchas situaciones donde las familias están separadas debido a las leyes de inmigración. Tuvimos a una linda joven quedándose con nosotros por que su marido languidecía en una prisión federal. El “crimen” que había cometido era haber trabajado en los E.E.U.U. después de haber sido deportado. El trabajó para proveer a su esposa que estaba esperando familia y para su hija. Desafortunadamente él fue arrestado antes de que naciera su segundo hijo. La mujer quedó sola para cuidar de sus dos niños.
Otra cara negativa del Acto de inmigración de 1996 es el efecto en las mujeres abusadas. Bajo el Acto de Violencia Contra las Mujeres de 1994 (VAWA) una mujer abusada tiene derecho a “autopetición” o cancelación de separación. Generalmente, un familiar debe solicitar por un inmigrante. Sin embargo, VAWA reconoce que muchos esposos que golpearon a sus esposas fueron ciudadanas de los E.E.U.U. o residentes legales y casados con mujeres indocumentadas, utilizarían su estado en el ciclo del abuso. El ciudadano o esposo residente tenía todo el poder en sus manos para decidir si el estado de la mujer podía ser legalizado. Muchas de las mujeres abusadas se quedaron con los esposos con el objeto de obtener sus visas de residentes. Con VAWA, la esposa abusada puede “auto – solicitar” por su visa. Y en el caso de que la esposa abusada esté siendo removida del país, ella puede solicitar “cancelación” como defensa. Para solicitar por cualquiera de estas, la esposa abusada tiene que probar que está siendo golpeada o que sufre crueldad extrema por un ciudadano de los E.E.U.U. o un residente permanente legal esposo o padre, de que ella es de buen carácter moral, y que ella o su hijo sufrirían penalidades extremas si fuesen removidas de los E.E.U.U.. Para cancelación también tiene que probar tres años de residencia continuada en los E.E.U.U.
VAWA ayudó a muchas mujeres, pero el Acto de Inmigración de 1996 destruyó casi todo el poder de VAWA. CLINIC indica que el impedimento de tres y diez años aplica a mujeres abusadas. Por lo tanto, una mujer abusada que ha estado ilegalmente en los E.E.U.U. por más de un año estará sujeta a un impedimento de diez años para reingresar (algunas dispensas podrían aplicarse a mujeres abusadas, pero son muy mezquinas). Por lo tanto, ¡muchas mujeres abusadas que deseen ser residentes permanentes en los E.E.U.U. tendrían que salir de los E.E.U.U. por diez años!
Más aun, muchas víctimas de la violencia doméstica están impedidas de legalizar su estado por que su esposo está deportado. Tuvimos a una mujer en Casa Juan Diego que llegó donde nosotros malamente golpeada. Su familia y sus amigos están todos en los E.E.U.U. Ella estaba casada a un abusivo residente permanente legal. Su esposo fue deportado por violencia y por lo tanto perdió su residencia permanente legal. Y por lo tanto esta mujer estaba impedida de solicitar bajo VAWA por que no calificaba con los requerimientos necesarios de tener un esposo residente permanente legal. Ella debe continuar viviendo bajo un estado de “extranjera ilegal.” Ella misma vive en miedo constante de deportación.
Las historias continúan interminablemente. El hecho es que las leyes y políticas de inmigración están destruyendo a nuestras familias y nuestro futuro. Para todos aquellos legisladores que ven a nuestros huéspedes como “extranjeros ilegales,” rezo para que algún día tengan la oportunidad de sentarse con un así llamado “extranjero ilegal.” Tal vez entonces ellos vean la cara humana que es destruida por sus leyes.
Trabajador Católico de Houston, Vol. XX, No. 7, diciembre 2000.