¿Por qué un Cardenal de la Iglesia Católica Romana recomendaría para la santidad a una mujer que fue una socialista y pacifista radical, una divorciada que había abortado? ¿Por qué recomendaría para la santidad a una mujer que había tenido amoríos y empleado sus noches en las cantinas bebiendo y leyendo poesía con gente como Eugene O’Neil?
¿Por qué recomendaría un Cardenal de la Iglesia para la santidad a una mujer que fue destituida por el jefe del departamento de teología de la universidad católica más prominente de los EUA por ser tal vez devota pero irrelevante en la vida americana o tan marginal que fundó una secta esotérica llamada el movimiento del Trabajador Católico?
¿Por qué recomendaría un Cardenal de la Iglesia para la santidad a una mujer que fue acusada por un escritor prominente de “romper con la tradición del catolicismo de EUA y su visión del experimento Americano? En esto la cataloga como San Francisco, en su visión aparentemente también un personaje fuera de lo tradicional en la Iglesia.
¿Por qué una mujer que fue a menudo desdeñada como una soñadora pacifista, que vivía en tugurios en condiciones que algunas veces no tenían las necesidades básicas prácticas, serconsiderada para santa?
Sin duda una mujer de la Iglesia
El Cardenal John O’Connor, Arzobispo de Nueva York, va al corazón de la materia y quiebra con la retórica de izquierda y derecha. El dice vigorosamente que Dorothy Day fue “sin duda una mujer de la Iglesia.” Para responder a los escritores de la izquierda y la derecha: “Yo no pongo mis creencias en etiquetas.
Esta mujer es Dorothy Day, la cual junto con Peter Maurin fundó el movimiento del Trabajador Católico en 1933.
Cuando ella se hizo católica, Dorothy Day pasó de un estilo bohemio de vida a uno basado en los Evangelios, las grandes tradiciones católicas y las enseñanzas sociales de la Iglesia.
El Cardenal escogió participar en el proceso de santificación por que la canonización de Dorothy Day les “hablaría a un gran número de mujeres y a otros y les recordaría que Dios es misericordioso.”
El Cardenal O’Connor declaró que la experiencia de Dorothy Day “reveló la gran misericordia y gracia de Dios en una forma que no se nos habría revelado de otra manera.”
Dorothy fue la primera en rechazar el ser llamada santa. Pero eso es bastante normal. Los santos que fueron mas tarde canonizados nunca se propusieron a sí mismos para la canonización.
Pero el rechazo de Dorothy a ser canonizada mientras vivía fue más profundo. Ella pensó que ser llamada santa era una forma de olvidar el movimiento del Trabajador Católico y hacerla pasar por una persona especial y no como una gente normal que estaba llamando a otros al compromiso y a la santidad.
Su respuesta a “Dorothy la santa,” era “Toda esta habladuría de santos es una forma sutil de atacar las metas temporales del Trabajador Católico … olvidándonos como mas allá de la aceptación o imitación de nadie: ‘O, todos son santos ahí en la calle Mott.'” (James Hanink,National Catholic Register, Abril 20-26, 1997, p.6).
Dorothy llama a todos
Los admiradores de Dorothy Day nos son muy familiares por sus compromisos radicales a los pobres, demostrado en las casas de hospitalidad, comedores populares, colas de pan, en todos los trabajos de misericordia. Ellos conocen su posición profética sobre el pacifismo, saben que fue a la cárcel por rehusar participar en las simulaciones de bombardeo aéreo. Ellos saben que ella y Peter Maurin fundaron y visitaron casas de hospitalidad por todo el país. Y muchos la han imitado y continúan en imitarla en estas cosas, protestando por la guerra y la opresión o trabajando día tras día alimentando al hambriento, y vistiendo al desnudo.
Menos están familiarizados con la profundidad de su espiritualidad sobre la que se basa el movimiento del Trabajador Católico y que guió la vida entera de Dorothy. Muchos no están al tanto que muchos de sus escritos fueron dedicados a vivir el llamado a la santidad de los Evangelios y lo que significaba esta lucha. Ambos ella y Peter hablaron de encontrar una síntesis para la vida cristiana que reuniese las grandes tradiciones de la Iglesia, una forma radical de seguir las enseñanzas de los Evangelios, especialmente el Sermón de la Montaña, Mateo 25, y las enseñanzas sociales de la Iglesia contemporánea. Ellos pensaron en una correlación de lo material y lo espiritual que llamara a los cristianos a trabajar para transformar el orden social.
Para Dorothy, esta búsqueda de una síntesis, una forma de vivir los Evangelios que pueda también dirigirse a los problemas de la pobreza y la guerra, empezó temprano en su vida. Un libro que documenta esto y la profundidad de la espiritualidad católica de Dorothy esSearching for Christ: The Spirituality of Dorothy Day, de Brigid O’Shea Merriman, O.S.F., University of Notre Dame Press, 1994.
El ingreso de Dorothy a la Iglesia fue seguido cinco años más tarde por Peter Maurin que le trajo a ella tanto de la tradición de hacer las encíclicas papales “exitosas,” su programa de las casas de hospitalidad, comunas de cultivo y clarificación del pensamiento.
Su investigación e implantación de esta síntesis encontró expresión en el movimiento del Trabajador Católico. El movimiento se inició en las profundidades de la Depresión con el periódico. Sus editores rápidamente encontraron su llamado a proveer hospitalidad (dar albergue en nombre de Dios) y en los trabajos de misericordia a que llamaba el periódico.
A través de los años, se esperapa que los Trabajadores Católicos viviesen los Evangelios en una forma radical, dando albergue a los que no lo tenían, lavando los pies de los pobres, caminando la distancia necesaria, rechazando el racismo, buscando la paz en un mundo violento, viviendo lo que el padre de Peter Maurin llamaba las máximas de choque de los Evangelios.
El movimiento del Trabajador fue abrazado por la Iglesia Católica de Norte América. Muchos distribuyeron el periódico cada semana en parroquias y escuelas. Muchas escuelas, universidades y parroquias clamaban para que Dorothy viniera a hablarles. Muchos protestantes durante la Segunda Guerra Mundial fueron atraídos hacia el movimiento del Trabajador como un oasis en el medio del conflicto. Dorothy y Peter practicaron el ecumenismo antes de que se conociera el término. Los sacerdotes hoy día nos dicen que como seminaristas o estudiantes universitarios les gustaba ir a las vísperas en el Trabajador Católico. La gente de mayor edad nos cuentan con entusiasmo escuchar a Dorothy hablar en la universidad de Duquense en 1939, o a Peter Maurin en la Universidad Basiliana del Canadá al final de lo 30’s. Aun el Cardenal McIntyre, que era considerado de extrema derecha, siempre tuvo una gran admiración y respeto por Dorothy y la defendió en la jerarquía de Nueva York.
Pero Dorothy era también una católica de pueblo.
Ella hacia la adoración diariamente con los católicos ordinarios en la parroquia local cada día, fue a confesión cada semana en la parroquia, adoró la Eucaristía en la misma. Rezaba el rosario y el Divino Oficio y hacá sus lecturas espirituales cada día. Ella deca que la Iglesia era su hogar y no quería quedarse sin ella.
Estructura vs. carisma
¿Como puede uno comprender el rol de un movimiento como el del Trabajador Católico o muchos otros movimientos interesantes en la vida de la Iglesia?
Una reciente edición de Communio (Otoño 1998, versión en íngles) refleja sobre la contribución de varios movimientos a la Iglesia Universal y acerca de la institución y carisma, jerarquía y profecía. Este articulo puntualiza que es claro que la acción del “Espíritu del Señor Rescucitado” en los sacramentos es el fundamento de la Iglesia. Pero el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús, también actúa en otras formas, “Irrumpiendo” donde él quiere en la historia, en la profecía.
Notando que la Iglesia “debe constantemente comprobar sus estructuras institucionales propias con el objeto de mantener que acopie mucho peso – para prevenir que no se endurezca en una armadura que sofoque su propia vida espiritual,” el Cardenal Joseph Ratzinger explica las contribuciones especiales de los movimientos dentro de la Iglesia. El como uno de los ejemplos principales del Espíritu Santo irrumpiendo en la historia el ‘movimiento evangélico’ que explotó con San Francisco de Asís. El hace énfasis en que “en el caso de San Francisco, el no tenía ninguna intención de iniciar una nueva orden, una comunidad aparte. El quería simplemente llamar a la Iglesia a regresar a la totalidad de los Evangelios, reunir al ‘pueblo nuevo,’ para renovar a la Iglesia con los Evangelios” (p. 495). El Cardenal Ratzinger en ninguna forma coloca a la gente como San Francisco en el margen, como gente guiada solamente por la intuición.
Los escritos de Dorothy hacen saber claramente que ella y Peter también querían que el movimiento del Trabajador Católico fuese un movimiento para toda la Iglesia. Aquellos que la ven como fuera de la linea central de catolicismo no comprenden que la vida secular norteamericana o la vida confortable, acomodada ordinaria en cualquier país no era su modelo, así como no es el ideal del Sermón de la Montaña. Ella quería compartir los Evangelios con todos. El movimiento del Trabajador Católico, como otros que tanto han influenciado a la Iglesia, llama a los católicos a vivir los Evangelios en su totalidad y radicalmente en la misma forma en que ellos participan intensamente en la vida sacramental de la Iglesia.
Seria difícil comprender a Dorothy Day sin comprender el retiro que era tanto parte de su vida y del movimiento. El retiro silencioso de ocho días fue creado por P. Lacouture, un Jesuita con raíces en la espiritualidad de San Ignacio, para capturar el núcleo de lo que significa ser Cristiano. P. Pacifique Roy,
P. Louis Farina y P. John Hugo dieron el retiro a los Trabajadores Católicos y a otros para llevarlos al compromiso total a Jesús y los Evangelios, incluyendo el evangelio de la paz.
Brigid Merriman cita muchas de las cartas de Dorothy y notas de los retiros, que penetran en las esperanzas, oraciones, y su vida espiritual. Merriman nos recuerda que Doruthy y Peter habían abrazado la pobreza voluntaria como parte de su síntesis, junto con tantos otros aspectos de vivir el Sermón de la Montaña, viviendo desde los primeros días del Trabajador Católico en medio de los pobres para poder atenderlos. “Para Dorothy el retiro confirmó su entendimiento y la proveyó de un vocabulario teológico más amplio para expresarlo.” (p. 145)
Una cita tras otra de las cartas de Dorothy y sus reflexiones hacen énfasis en que nosotros tenemos que convertirnos en santos, debemos guiar a otros a hacerse santos, debemos transformar nuestro mundo en Cristo, que solo aquello que hacemos por Cristo es de valor duradero: “lo que estamos tratando de hacer es trae a los hombres de regreso a Cristo, y es presunción, descaro, y arrogancia, si tratamos de hacerlo sin cuidar de nosotros primero … (p. 144) “El único propósito para el que hemos sido hechos es para convertirnos en santos; debemos afanarnos por una santidad escondida, en la que la penitencia y la oración formen una parte importante.” (p. 146) “Nuestro trabajo es sembrar pensamientos de los Evangelios en la mente de otros.” (p. 148) “¿Dónde están nuestros santos para llamar a las masas a Dios? Personalistas primero, debemos preguntarnos a nosotros mismos.” (p. 173)
En su libro, On Pilgrimage (En peregrinación) (1948), Dorothy escribe, “Yo me doy cuenta que debo ir mas allá más profundo, y trabajar para hacer esos medios disponibles para que la gente se cambie a sí misma, para que cambien el orden social. “Para tener un orden social cristiano debemos primero tener Cristianos.”
Teresa Santa Tradicional
Uno de los santos favoritos de Dorothy Day fue Santa Teresita de Lisieux, una monja carmelita que ingresó al convento a la edad de 15 años y murió ahí a la edad de 24, sin nunca haber salido de ahí ni una vez.
Santa Teresita es patrona de los misioneros católicos en todo el mundo.
Como católica nueva a Dorothy Day no le gustó de la espiritualidad de Santa Teresita. Ella pensaba que era sacarina. Ella prefería a Santa Teresa de Avila, una santa más dramática y una de los grandes Católicos de la Iglesia, así como Doctora de la Iglesia.
Pero Dorothy, después de años en el movimiento del Trabajador Católico, cambió su opinión. Ella vio lo que se llama el “Caminito” de Santa Teresita, fidelidad a los Evangelios en el vivir la Fe el día la hora y el minuto por minuto, mas que esperar el gran momento de gloria.
Santa Teresita pensó que su piedad era para todos y así también Dorothy. Los Trabajadores Católicos son llamados a ser fieles en los monótonos detalles de la existencia puesto que están en contacto directo con los pobres.
Dorothy amaba el acercamiento de Santa Teresita a la vida diaria tanto que ella escribió un libro sobre elle y su Caminito.
Dorothy, una Mujer para todos los Tiempos
Por medio de haber sido formada por los santos – elle leía constantemente sobre las vidas de los Santos Catalina de Siena, Santa Teresa de Avila, San Juan de la Cruz y otros – su estudio de las enseñanzas sociales católicas en las encíclicas papales. su estudio de la historia y carisma de las comunidades religiosas, Dorothy sabia que debía estar abierta a todos los católicos o gente interesada, especialmente aquellos que pudieran comprender los valores extraídos de las enseñanzas de la Iglesia.
Por lo tanto el Trabajador Católico es un movimiento del pueblo. Ha influenciado a muchos Católicos Americanos.
Dorothy, en la tradición de San Francisco, “nunca intentó fundar una comunidad religiosa.” Ella, como él, “quería simplemente llamar a la Iglesia a todos los Evangelios, reunir al ‘pueblo nuevo’ para renovar la Iglesia con los Evangelios.”
Dorothy sintió que así como había necesidad por los Evangelios en los tiempos de San Francisco, así hay necesidad de los Evangelios el día de hoy. Ella creía como él que los consejos de los Evangelios son para todos, que estamos llamados a realizar los trabajos de misericordia, de perdonar, de caminar la milla extra, y al mismo tiempo proclamar el Evangelio.
Trabajador Católico de Houston, Vol. XIX, No. 2, marzo-abril 1999.