header icons

Pobreza voluntaria, hito del Movimiento Trabajdor Católico

y Ensayos Fáciles por Peter Maurin

Este articulo es el dieciseisavo en la serie sobre las raíces del movimiento del Trabajador Católico, y destaca la pobreza voluntaria que es uno de las marcas del movimiento.

 

El gran mensaje que Peter Maurin, co-fundador del movimiento del Trabajador Católico, tiene para el mundo de hoy es el mensaje de la pobreza voluntaria.

 

John Cort, amigo de Peter y todavía con vida, dijo que el mensaje más vital del movimiento es el exaltar la pobreza voluntaria.

 

La pobreza voluntaria es liberadora. Hace libres a la gente para utilizar sus habilidades en el servicio de otros sin importarle el salario.

 

Dorothy Day, co-fundadora del movimiento del Trabajador Católico, nos cuenta que debido a que Peter había escogido ser pobre, permaneció libre; él tenía tiempo para pensar. El vivió una vida rica y abundante por esa misma pobreza (Trabajador Católico de Nueva York, Febrero 1945),

 

Peter comprendió algo que San Francisco sabía, que el desapego de las cosas materiales es la llave misteriosa a la libertad espiritual, a la alegría y a la habilidad de tener cosas como Dios quiere que las poseamos, como préstamo por decir, para esta vida. (Arthur Sheenan, Peter Maurin, Hanover House, 1959, p. 11) Peter citaba a la biografía de San Francisco de Johannes Jorgensen, que enseñaba que nuestro trabajo debería ser otorgado como un presente.

 

Opuesto al sistema de salarios

 

Dorothy Day habla sobre la pobreza voluntaria que vivía Peter antes de empezar el Movimiento del Trabajador Católico: “Siete años antes de conocerlo, él había trabajado como conserje en un campo de niños en el Estado de Nueva York durante el invierno. Puedo deducir que el vivió con el caballo en el corral. El reparaba los caminos, partía las rocas y cortaba el hielo.

 

“Peter estaba vehementemente opuesto al sistema de salarios. Así es que recibía en cambio por su trabajo, que él indicaba que era otorgado voluntariamente, como retorno suficiente, comida y ropa de la tienda del pueblito para cubrir sus necesidades, un lugar donde dormir y el uso de la biblioteca del sacerdote, sin la cual nunca se habría quedado tanto tiempo. Nunca dejó de contribuir con limosna, no importa que tan pobre estaba. El creía en la pobreza y la amaba y la sentía como una fuerza liberadora. El diferenciaba entre pobreza e indigencia.” (Dorothy Day, The Long Loneliness,{La larga soledad} Harper San Francisco, pp. 178-179).

 

Jesús y la pobreza voluntaria

 

Jesús, el hijo de Dios, practicaba pobreza voluntaria. El escogió nacer en un establo sin ninguna de las comodidades del estilo de vida de la clase media.

 

“El gran misterio de la Encarnación,” decía Dorothy Day cuando hablaba de la inspiración de la vida diaria de aquellos en el Movimiento del Trabajador Católico, “Significa que Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciera Dios, era una alegría que nos hacia querer besar la tierra en adoración, por que sus pies alguna vez habían pisado esa misma tierra. Era un misterio que nosotros como católicos aceptábamos, pero había también los hechos de la vida de Cristo, que El había nacido en un pesebre, que El no había venido a ser un rey temporal, que El trabajaba con sus manos, que pasó los primeros años de su vida en el exilio, y el resto de su juventud en una cruda tienda de carpintero en Nazaret. El caminó los caminos en su vida pública y los primeros hombres que El llamó eran pescadores, pequeños propietarios de barcas y redes. El estaba familiarizado con el trabajador migratorio y el proletariado, y algunas de sus parábolas se referían a ellos. El hablo de salario de vida, no de paga igual para trabajo igual, en la parábola de aquellos que vinieron a la primera y a la onceava hora.

 

El murió entre dos ladrones por que no era un rey de la tierra. Vivió en un país ocupado por treinta años sin empezar ningún movimiento subversivo o tratar de escapar de un poder extranjero. Sus enseñanzas trascendieron toda la sabiduría de los escribas y los fariseos, y nos enseñó los medios más efectivos de vivir en este mundo mientras nos preparamos para el próximo. Y El dirigió sus sublimes palabras a los más pobres de los pobres (The Long Loneliness, pp. 204-205).

Pobreza voluntaria y vocación

 

Ojeando los escritos de Peter Maurin y Dorothy Day da un sentido de vocación, un sentido de llamado de Dios para un papel específico en la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo. Ellos sabían que cada uno de nosotros es llamado, desafiado a responder a las bienaventuranzas en nuestras vidas: Bienaventurados los pobres.

 

Todo lo que Peter encontró por algún período de tiempo fue desafiado con la llamada personal de Dios afín a cada seguidor de Jesús.
La pobreza voluntaria funciona

 

Dorothy Day citaba a Padre Regamy, que hablaba de las glorias de la “pobreza aceptada.”

 

San Francisco hablaba de las alegrías de la Señora Pobreza.

 

Pero la pobreza voluntaria o aceptada es realmente diferente de pobreza involuntaria. No es como la descripción del comediante Dick Gregory: “He sido pobre y he sido rico, y rico es mejor.”

 

Por ejemplo un graduado de Notre Dame o Fordham que viene a la Casa Juan Diego para trabajar y servir debe tomar pobreza voluntaria o aceptada, por que no hay salarios. Sin embargo, ellos si reciben habitación y comida (y cuidado médico) en el mismo edificio donde viven los pobres, y reciben un pequeño estipendio para tener algo en sus bolsillos en caso de emergencia. Y reciben tanto en experiencia humana y divina conforme van conociendo a los pobres, los inmigrantes, los dolientes, personalmente. Ellos tienen la oportunidad de vivir los Evangelios y llegar a entender las riquezas de la cultura hispánica.

 

Hay algo más sobre la pobreza voluntaria que solo el dar

 

La pobreza voluntaria no solo enriquece al pobre, sino que también enriquece y fortalece al candidato que busca la pobreza voluntaria.

 

La continuación de la Casa Juan Diego por muchos años está basada en el hecho que toda la gente — incluyendo todos que trabajamos tiempo completo y vivimos en la Casa Juan Diego – les damos nuestros salarios a los pobres.

 

Profesionalismo es estructura de pecado

 

La gente piensa que si dan dinero a Casa Juan Diego, el dinero va a los pobres en una forma más directa, cuando no hay salarios. Ellos lo ven como una buena inversión, que mejor forma de servir a los pobres. ¡Y eso es verdad !

 

Nota al margen: Estamos un poco cansados que la gente diga que enviar un cheque no es suficiente. Aceptaremos cualquier cantidad de cheques que la gente quiera enviarnos. Enviar un cheque puede ser el primer paso en el proceso de conversión – el proceso de conversión hacia la pobreza voluntaria. Algunos nos están enviando un cheque de tal cantidad que ellos están practicando pobreza voluntaria.

 

Pero mucho más

 

El acercamiento a la pobreza voluntaria hace más. Nos da una nueva perspectiva, una nueva motivación, una nueva manera de ver a la pobreza y a la justicia. Nos enseña a superar el acercamiento miópico que ve todo a través de los lentes del consumismo y materialismo. En realidad es una nueva forma de dar (proveer) servicio humano.

 

La pobreza voluntaria consiste no solo en simplemente vivir simple, ni tampoco consiste en compartir la lucha de los pobres, sino tambien es un paso hacia la libertad, permitiendo a la gente que utilice sus habilidades como un regalo hacia la sociedad, mientras al mismo tiempo tener los suficientes recursos para sobrevivir.

 

La pobreza voluntaria es esta libertad de restricciones salariales que permite un mejor uso de las habilidades de uno y los recursos creativos sin la inhibición de las regulaciones gubernamentales y sin el albatros de la burocracia siempre, y siempre levantando su horrible cabeza y ocultándose en el fondo. Una de las bellezas de esta forma es que uno no tiene que gastar el 20% del tiempo contando y creando estadísticas con el objeto de asegurar más fondos.

 

Aun en la Casa Juan Diego nos preocupamos de burocracia. Por que servimos a tanta gente que podrámos dar por vencido con nuestros principios y empezar con la investigación, la clasificación, como filtro para ayudar solamente a los que se lo merecen por ser realmente pobres.

 

Trabajar sin paga tiene grandes ventajas e incentivos: Uno no necesita dinero para trabajar bajo la rubrica de pobreza voluntaria.

 

La idea de pobreza voluntaria nos alienta a desarrollar formas creativas para ayudar a los necesitados. Nosotros les llamamos servicios alternativos.

 

Sabiendo que aquellos que reciben el salario mínimo tienen mucha dificultad para pagar la renta y los servicios de utilidad, mucho menos comprar comida, la Casa Juan Diego desde sus inicios en 1980 ha distribuido comida todas las semanas. El acercamiento de la pobreza y la sencillez nos permite distribuir comida muy simple (arroz, frijoles, verduras, frutas, pan y tortillas) sin investigar a nadie. Solo los más pobres vendrán a hacer la cola en la Casa Maria o la Casa Juan Diego con 150 familias para recibir esta comida. Nosotros algunas veces recibimos llamadas acerca de la distribución de la comida de gente que pregunta si tenemos carne o dinero para comprar comida. Cuando decimos que no, ellos tristemente se van.

 

Una mujer le tiró la comida a los pies de Marcos, diciendo, “¡Yo les enviaré a mi abogado mañana! ” El abogado llamó, pero colgó sollosando después de hablar con Marcos.

 

Los servicios alternativos también pueden ser desarrollados via pobreza voluntaria para proveer servicios médicos y dentales así como transporte y servicios de información. Más de 35,000 personas han pasado a través de las puertas de la Casa Juan Diego.

 

Establecer servicios alternativos no requiere dinero de subsidios del gobierno o grandes fondos, pues los salarios han sido eliminados desde el inicio. En los servicios alternativos todo lo que tiene que hacer es empezar y tener esperanza y fe en la ayuda del Señor y mucha gente buena.

 

Trabajadores y letrados

 

El camino de pobreza voluntaria desarrollado por Peter y Dorothy incluía la idea de trabajadores letrados trabajando juntos. Esto significa que no hay divisiones estrictas de trabajo. Todo el mundo hace de todo.

 

Nosotros estamos benditos en la Casa Juan Diego por estar en una comunidad con Trabajadores Católicos que son trabajadores, muchos de ellos inmigrantes mexicanos o Centroamericanos. Su entendimiento de pobreza voluntaria es notable, que da pie a nuestra teoría que pobreza no significa ausencia de cultura – al contrario. Los Trabajadores Católicos inmigrantes también entienden la vocación del Trabajador Católico. Ellos constantemente estudian el Movimiento del Trabajador Católico con cada número del periódico.

 

Una segunda bendición de pobreza voluntaria y la mezcla de trabajadores y letrados es en los varios papeles que permite. Solo aquellos con muchos años de ser Trabajadores Católicos se les permite ciertos roles, tales como la limpieza del excremento que dejan en los peldaños de las escaleras la gente de la calle durante la noche anterior, o el de limpiar la basura y los escombros alrededor de los basureros grandes que se ensucian por las bolsas rotas y la basura húmeda.

 

Parece mentira como los basureros grandes se convierten en parte de nuestras vidas, pero el estar listo para limpiarlos es un requerimiento para ser Trabajador Católico. Solo después de varios años de ser Trabajador Católico está uno listo. Por ejemplo, Andrés Wright está listo ahora.

 

Sin ayuda

 

Aquellos que practican pobreza voluntaria deben encontrar los medios para sobrevivir que eviten el depender en el sostenimiento de la Iglesia o del gobierno.

 

Una práctica aceptable para parejas de casados es que uno de ellos practique pobreza voluntaria mientras el otro trabaja por dinero. Durante los primeros doce años de la existencia de la Casa Juan Diego, uno de nosotros trabajaba en establecer y manejar la Casa Juan Diego mientras el otro (Luisa) trabajaba a tiempo completo además de ayudar en establecer y manejar la Casa Juan Diego.

 

Con pobreza voluntaria las parejas podrían proveer a un profesor libre en alguna escuela pobre mientras el cónyuge mantiene a la familia, o podría proveer un doctor libre a alguna clínica mientras están mantenidos por el cónyuge. Piense lo que un abogado de inmigración podría hacer por los inmigrantes con un trabajador de pariente.

 

Voto a la pobreza

 

La pobreza voluntaria no es solo sobre el voto de pobreza que muchos toman – aunque es muy importante, muy poderoso y uno de los testigos más grandes que tenemos. Es también sobre la pobreza voluntaria practicada en los Hechos de los Apóstoles donde todos practicaban pobreza principalmente para proveer mejores recursos para los pobres (Ver Luke Timothy Johnson, Acts of Apostles, Liturgical Press, 1992)

 

Estructuras de pecado

 

La pobreza voluntaria está relacionada al personalismo y subsidiaridad (lo pequeño es hermoso). Personalismo enfatiza respeto a la persona hecho en la imagen de Dios, una persona que debe actuar, participar.

 

Primero que nada, le permite a uno servir a los pobres libremente sin recompensas, ruedas de prensa, constantes recaudación de fondos, regulaciones de gobierno, complejos de edificios (enfocar edificios lujosos para garantizar los fondos), relaciones públicas, bailes de caridad, más que un buen servicio.

 

Abandonar el factor económico libera a las personas a enfocar en el servicio. Permite a la gente evitar el profesionalismo, la caída de aquellos que toman el estilo de ser profesionales con énfasis en vestidos de última moda, oficinas lujosas, recepcionistas, secretarias, directores, re-uniones con todos muy elegantes, y el contratar siempre más personal. El profesionalismo cree que el super-profesional sabe más que cualquier otra persona, como enseñar a la gente, como vivir – sin la riqueza de una gran filosofía o el mensaje claro de Jesús y a menudo sin el gran respeto para la persona del personalismo.

 

El servicio de la pobreza voluntaria es servicio profesional puro y sin adulteraciones.

 

¡Profesionalismo es estructura de pecado!

 

Nos da un mal sentimiento en el estomago cuando las agencias, culpables de todo lo dicho arriba, nos dicen que la justicia es mas importante que la caridad.

 

Debemos trabajar

 

Pobreza voluntaria no significa no trabajar. Realmente significa mucho trabajo, mucho trabajo. Con pobreza voluntaria uno puede trabajar día y noche y algunos trabajadores lo hacen, en la forma creativa en que tratamos de vivir nuestras bienaventuranzas Sentimos que nos podemos permitir este sobre-trabajo por que no es por dinero que trabajamos, sino en servicio de otros. No podríamos hacer este trabajo por dinero.

 

Pobreza voluntaria como personalismo

 

Emmanuel Mounier, a quien Dorothy Day y Peter Maurin amaban tanto, presentó un plan para un acercamiento personalista que pide a cada quien dejar de lado la codicia y materialismo. Es en armonía con las bienaventuranzas. Es pobreza voluntaria.

 

Mounier dijo, “En el plano de la ética individual nosotros creemos que cierto tipo de pobreza es la regla económica ideal de la vida personal. Pero por pobreza en este sentido nosotros no queremos decir un ascetismo indiscreto o una miseria vergonzosa. Nos referimos a un desprecio por el apego material que nos esclaviza, un deseo de simplicidad, un estado de adaptabilidad y libertad, que no excluye magnificencia o generosidad, ni aun un afán por la riqueza, siempre y cuando dichos esfuerzos no sean de avaricia” (The Personalist Manifesto, Longmans, Green and Co., 1938, p.192).
Pobreza voluntaria: cambiando el orden social

 

No había nadie más comprometido en los trabajos de misericordia, alimentando al hambriento, vistiendo al desnudo, etc. que Dorothy Day. Pero ella sentía que esto no era suficiente.]

 

“¡Paliativos! ” decía Dorothy Day. Como odiaba esa palabra. ¡Soluciones temporales! “Paliativos, cuando lo que necesitamos es una revolución,” (Dorothy Day On Pilgrimage,Libros del Trabajador Católico, 1948, p. 98) Dorothy Day siempre hacia énfasis en la revolución del corazón, revolución no violenta.

 

“Alimentar al hambriento, vestir al desnudo y cobijar al desposeído sin tratar también de cambiar el orden social para que la gente pueda comer, vestir, y cobijarse a si mismos, es solamente aplicar paliativos. Es enseñar una falta de fe en nuestro prójimo, sus responsabilidades como hijo de Dios, heredero del cielo” (Trabajador Católico de Nueva York, Febrero. 1945).

 

Al responder a los desafíos de la sociedad, de pobreza, salarios pobres, horribles condiciones de vida, a Dorothy le dio ira ante la imposibilidad de la sociedad para facilitar un cambio social.

 

“¿Que podemos hacer? dirá la gente, y el resultado son paliativos, cuidando los destituidos del orden social, más que cambiarlo para que no existan tantos hogares destrozados, niños huérfanos, delincuentes, accidentes industriales, y tanta destitución en general.”

 

Tratar de implementar el énfasis de Mounier de “Máximo de iniciativa, responsabilidad y vida espiritual,” Dorothy habla fuertemente acerca de la diferencia entre personalismo, individualismo y colectivismo: “Nosotros estamos trabajando para que la revolución comunitaria se oponga a ambos el individualismo crudo de la era capitalista y el colectivismo de la revolución comunista. Estamos trabajando por la revolución personalista por que creemos en la dignidad del hombre, el templo del Espíritu Santo, tan amado por Dios que envía a su propio hijo a tomar nuestros pecados y a morir una ignominiosa y desgraciada muerte por nosotros. Nosotros somos personalistas por que creemos que el hombre, una persona, una criatura de cuerpo y alma que es más grande que el estado, del cual como individuo es parte. Somos personalistas por que nos oponemos a investir toda la autoridad en las manos del estado en vez de las manos de Cristo Rey. Somos personalistas por que creemos en la libertad de la voluntad y no en el determinismo económico da la filosofía comunista” (Trabajador Católico 1936).

 

Dorothy Day quería que todos los lectores de su periódico, el Trabajador Católico, participaran en cambiar las estructuras sociales. Ella sentía que la transformación del orden social empezaba con la práctica de la pobreza voluntaria y el personalismo. Ella deletreó una respuesta personalista para sus lectores: “Cuando tengamos éxito en persuadir a nuestros lectores de recibir a los destituidos en sus casas; teniendo un cuarto de Cristo en nuestros hogares, entonces como decía San Gerónimo, seremos conocidos como cristianos por la forma en que nos amamos los unos a los otros. Deberíamos tener hospicios en todas las parroquias pobres. Deberíamos tener líneas de café para cuidar de los peregrinos; deberíamos tener esta ayuda que damos endulzada por la mutua indulgencia y la caridad cristiana. Pero necesitamos más hogares cristianos donde se les cobije y cuide a los pobres.

 

“Así es que no paramos de urgir más responsabilidad personal de parte de aquellos lectores que puedan ayudar en esta forma. Muy a menudo nos asustamos de los pobres, o del trabajador. No nos damos cuenta que los conocemos, y a Cristo a través de ellos, al partir el pan” (Dorothy Day, House of Hospitality, Sheed and Ward, 1939, p. 241).

 

Matrimonio de caridad y justicia

 

A menudo escuchamos a católicos hablar como si la caridad (trabajos de misericordia) y justicia no tienen relación.

 

Fue un seminarista de Colombia (Alfredo Mosquera, C.S., que estuvo con nosotros el verano pasado), el que nos indicó que es la pobreza voluntaria la que reune a la caridad y a la justicia. Es al vivir pobremente (pobreza voluntaria) con los pobres que podemos cambiar las estructuras sociales y desarrollar nuevas.

 

Pero en toda la tradición de la Iglesia desde los tiempos más remotos, así como del movimiento del Trabajador Católico, se ha entendido que es solo a la luz del Sermón de la Montaña, de las bienaventuranzas, del amor de Dios y del prójimo, que la justicia social puede ser buscada y auténticamente encontrada.

 

Un artículo excelente apareció en la edición de Communio en inglés en la primavera de 1998 sobre “Caridad y Justicia.” En ese articulo, D. Stephen Long toma el punto de vista radical de los Evangelios a la economía y una buena vida humana. Como Peter y Dorothy, él hace énfasis en que la llave para una vida buena y cristiana debe ser encontrada en las bendiciones pronunciadas por Jesús en el Sermón de la Montaña y especialmente en las bienaventuranzas. Long cita a Santo Tomás de Aquino, San Alberto el Grande, los Padres de la Iglesia y Alasdair McIntyre, todos los cuales afirman que la caridad es la base de todas las otras virtudes. No estamos hablando aquí de filantropía, sino del amor al Dios Uno y Trino como se expresó a nosotros en la persona de Jesucristo, en el bautismo y en la eucaristía. Long cita a Sto. Tomás donde el dice que tomó las bendiciones de las bienaventuranzas como el “corazón de la ética social cristiana, la imagen central de la vida moral.” Santo Tomás escribió, “El discurso dado por el Señor en la Montaña contiene todo lo que el cristiano necesita como conducta de vida. En el los motivos interiores del hombre quedan perfectamente regulados.”

 

La pobreza voluntaria trae toda una nueva visión, misión e identificación con los pobres que falta en las declaraciones de los que promueven justicia, no caridad.

 

La pobreza voluntaria es aquel salto existencial que nos libera para estar presentes en aquellos que necesitan implementar la justicia.

 

No necesitamos una separación de caridad y justicia, lo que necesitamos es un matrimonio de caridad y justicia a través de la pobreza voluntaria.

 

Ensayos Fáciles

 

Por Peter Maurin

 

Para un cristiano, pobreza voluntaria es el ideal como dio el ejemplo San Francisco de Asís mientras que la propiedad  privada no es un derecho absoluto sino  un regalo de Dios
que como tal no debe ser  desperdiciado pero debe ser administrado para el beneficio de los hijos de Dios

 

De acuerdo a Johannes  Jorgensen, un converso Danés viviendo en Asís, San Francisco deseaba que los  hombres deberían dejar las posesiones superfluas. San Francisco deseaba que los hombres trabajaran con sus manos. San Francisco deseaba que los hombres ofrecieran sus  servicios como un regalo. San Francisco deseaba que los  hombres pidieran ayuda a  otra gente cuando les fallara el trabajo. San Francisco deseaba que los  hombres vivieran como pájaros libres San Francisco deseaba que pasaran la vida dando gracias a Dios por sus regalos.

 

Tres formas de ganarse la vida Mirabeau dice “Hay tres formas de ganarse la vida: Robando, mendigando, y  trabajando.” Robar es contra la ley de Dios y contra la ley de los hombres. Mendigar es contra la ley de los hombres pero no contra la ley de Dios. Trabajar no va en contra de la ley de Dios  ni contra la ley de los hombres pero dicen que no hay trabajo  que hacer.

 

Hay bastante trabajo para hacer, pero no salarios Pero la gente no necesita trabajar por los salarios, ellos pueden ofrecer sus trabajos como un regalo.

 

Trabajador Católico de Houston, Vol. XIX, No. 1, enero-febrero 1999.