Mi nombre es Paola y tengo 16 años . Soy hondureña y tengo una pequeña historia que quiero compartir con ustedes.
Yo salí el 25 de julio de 1997 de mi casa.
Desde que salí mi vida se convirtió en una verdadera pesadilla que yo nunca imaginé este desastre. Porque cuando el coyote que llegó a mi casa a decirle a mi Papá que me mandara para acá, que el me iba a conseguir un trabajo, que en los Estados se ganaba muy bien, y que a mí me iba a buscar un trabajo en una casa que pagaba 500 dólares por semana, y solo tendría que hacer limpieza y cuidar niños. Todo eso fue lo que a mí me animó a salir de Honduras, anuque mi Papá no estaba tan decidido a dejarme venir para acá.
Pero el coyote se encargó de convencerlo.
Bueno, nos venimos. Cuando veníamos por Guatemala mi tía y yo nos quedamos en una casa toda vieja. Las camas eran de petate viejo. Bueno, pero ay todavía veníamos en la gloria. Ustedes se preguntarán, “Y el coyote, donde está?” El coyote comiendo bien, durmiendo bien, y nosotros comiendo tortilla con sal.
Después de diez días nos sacó de Guatemala y nos fue a dejar botadas en un pueblito que se llama La Libertad. Allí estuvimos dos meses, porque el coyote se había quedado sin dinero, según él. Se había quedado sin dinero y nos dijo a todo el grupo que iba a ir a hablar por teléfono. Ya nunca regresó.
En el grupo que venía, venía un hombre de allá y él dijo, “Bueno, yo me voy.” Me dijo, “Yo no se si tú te quieres venir con nosotros.” Y yo le dije que sí.
Y nos venimos. Cuando veníamos yo miraba que los coyotes que traían niños y niñas, a las niñas los coyotes las venían obligando a vivir con ellos y si no, las dejaban botadas. Ya los niños los venían golpeando para que les pidieran dinero a su familia que tenían acá.
Hace muy poco tiempo un coyote secuestró tres niños y los tenían secuestrados. Yo les aconsejo que las personas que tienen niñas y niños que no los manden a traer con coyotes, porque los coyotes prometen muchascosas, más con las niñas que son menores de edad, les dicen que les van a buscar buenos trabajos, y los trabajos que les buscan son en cantinas. Los coyotes para hacer dinero las venden a los burdeles.
Por eso les suplico y les sugiero que digan a sus hijos que hagan todo lo posible por no dejarlos venir con coyotes.
Porque yo, saben lo que hice por no tener como salir de el lugar donde me dejó el coyote, tuve que meterme a vivir con uno de los muchachos que venía en el grupo y saben tengo un bebé precioso a quien quiero con todo mi corazón. Ya ahora yo tengo que ver por él, porque aquí en Casa Juan Diego me dan lo que ya necesito para mi bebé. Y no se lo que voy a hacer, mas delante, pero espero que Dios me siga bendiciendo como hasta ahora.
Trabajador Católico de Houston, Vol. XIII, No. 6, noviembre 1998.