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Compartiendo el Evangelio con los pobres: Retiro con El Arca en Cleveland

Recientemente nosotros fuimos invitados a dar un retiro al grupo de Fe y Compartir (Faith and Sharing) en la comunidad de El Arca en Cleveland, Ohio.

El Arca fue fundado en 1964 por Jean Vanier, que invitó a dos hombres de una institución mental en Francia a venir y vivir con él como hermanos.

Al establecer esta casa, Jean escogió el observar a la gente inválida en una forma radical, una inspirada por la vida de Jesús y las bienaventuranzas. En una sociedad que valora la producción y la competencia, aquellos con mente lisiada nos enseñan el valor de compartir, la aceptación y la alegría. Los cimientos de El Arca, que ahora tiene muchas casas alrededor del mundo, es la idea de “vivir con,” y no solo “hacer para” aquellos con incapacidad mental o físico. “Amor” y “Oración” están en el corazón de El Arca.

La casa de retiro en Cleveland estaba llena de sillas de ruedas, muletas, y perros guias.

Algunos de estos incapacitados desde su nacimiento no podían hablar y se comunicaban por medio de sonidos altos y gruñidos, que nos daban ánimo conforme hacíamos nuestras presentaciones. Ellos estaban llenos de vida.

Los participantes en el retiro cuyos cuerpos torcidos y torturados no verían la luz del día en la cultura actual (por lo menos no por mucho tiempo) fueron aceptados como participantes plenos junto con otros que comparten sus vidas.

Fue ahí donde empezamos a comprender las cuestiones de la vida en una forma diferente.

El retiro confirmó para nosotros lo que San Pablo dice en su carta a los Corintios:

“Dios escogió lo que es necio en el mundo para avergonzar a los sabios, Dios escogió a lo que es débil en el mundo para avergonzar a los fuertes, Dios escogió a la gente común y despreciada.

Empezamos nuestro retiro haciendo foco en las bienaventuranzas y desafiando a vivir de acuerdo con el Sermón de la Montaña y Mateo 25:31 y las siguientes versículos como un sentido contrario a los valores de nuestro mundo.

En el reino de Dios los más grandes no son los más poderosos, los que tienen más posesiones, ni los más fuertes ni los más inteligentes. El Señor nos dijo que él está presente en los pobres, los débiles.

Sin embargo, en nuestra sociedad es difícil creer en esto y vivir como si los evangelios fuesen verdad, debido a la tremenda presión de estar de acuerdo con la moda en nuestro vestido, tener una linda casa, un coche último modelo, etc. El mundo nos fomenta a poner toda nuestra seguridad en la seguridad financiera y buscar la comodidad física y emocional.

Como cristianos estamos llamados a la metanoia, a la conversión del corazón, a vivir de acuerdo con las bienaventuranzas en vez de los valores trastornados de nuestro mundo. Metanoia es un vuelco completo de los valores de lo que piensa el mundo a los del Sermón de la Montaña.

Jesús entró en la historia y cambió todo. El demandó un acto de preferencia a lo que acababa de decir en las bienaventuranzas. Esto no quiere decir solo unos buenos dichos, sino palabras para cambiar completamente nuestras vidas. No fueron dirigidas a unos pocos muy comprometidos sino para todos los cristianos.

Peter Maurin llamaba a estos las máximas de choque de los Evangelios: caminar el doble más lejos, dar tu camisa extra al que la pide, amar a tus enemigos, perdonar ante criticismo y persecución, dar la otra mejilla, buscar primero el reino de Dios y comprender las bendiciones en una nueva forma.

La psicología popular (que hace énfasis en la auto-ayuda y cuidar por el número uno), televisión y publicidad, todo nos distrae de vivir el Sermón de la Montaña. Ellos minan directamente su verdad y nos desalienta en vivirlo. Pero tomar literalmente estas máximas de choque es liberador y la vida no es nunca aburrida para quienes escogen vivirlo. Es placentero practicarlo, aunque la Cruz esté siempre allí, en las largas horas de trabajo y en el sufrimiento de la gente. La Cruz estará siempre ahí como preludio a la Pascua de Resurrección.

Los participantes en el retiro siempre estuvieron muy interesado en las historias de nuestros huéspedes y nuestro trabajo. El contar la historia de Marcos de quitarse la camisa para dársela a un pobre que la pidió, solo para descubrir que la camisa que había regalado tenía un cheque en el bolsillo de $500 dólares (donación) los deleitaba.

Afortunadamente, pudimos obtener otra camisa del cuarto de ropa y empezamos la búsqueda del hombre para cambiarla. Lo encontramos, gracia a Dios, y estuvo dispuesto a cambiar camisas.
Aprendiendo de los Pobres

Jesús nos dijo que los pobres y los pobres de espíritu son los bienaventurados. Esperamos poder aprender de los más pobres, de su fe y esperanza en Dios, para que también seamos bienaventurados.

Algunos de los más pobres son los incapacitados mentales y físicos, aquellos cuyas vidas son compartidas en El Arca.

Otros entre los más pobres son los inmigrantes que son forzados a dejar sus casas en otros países para venir a los Estados Unidos con la esperanza de ganar lo suficiente para ayudar a sus familias en su lugar de origen. Los que encuentran su camino a la Casa Juan Diego algunas veces han caminado por días, por semanas para llegar aquí. A menudo han pasado varios días sin comer, sus pobres pies están hinchados, sus piernas todas golpeadas. Han tenido que caminar y dormir donde hay animales salvajes y serpientes. Agua es difícil de encontrar en el viaje, la comida depende de la caridad de la gente que encuentran en el camino. Gracias a Dios que hay agua que dejan para el ganado en el campo.

Los hombres generalmente viajan en las bases de los trenes y llegan muy sucios. Lo primero que piden es un baño y una muda de ropa. Parecen nuevos seres humanos después del baño y la muda de ropa, como lo que son: personas hechas a semejanza de Dios.

Los huéspedes de la Casa Juan Diego generalmente cuentan sus historias los miércoles antes de nuestra hora de Misa. Casi sin excepción después de contar sus horrendas y peligrosas experiencias de su viaje a los E.U.A., ellos mencionan como Dios estuvo con ellos, como no nos abandona en los momentos más difíciles.

Las mujeres inmigrantes nos cuentan de como fueron violadas en su viaje a los Estados Unidos. La mayoría son violadas. Ellas casi no pueden creer que las aceptaremos con sus bebés a vivir en la casa Juan Diego. Ellas han escuchado que en los Estados Unidos es un crimen permitir que un niño de violación vea la luz del día. Su fe y su cultura, su convicción de que la violación no es la culpa del niño o de la madre, las desaniman a tener abortos. Los pobres a menudo creen en la vida, aun en medio de situaciones que traerían a la clase media a la desesperación.

Los más pobres como el Cuerpo de Cristo

Hicimos énfasis en Mateo 25 a menudo en el retiro donde Jesús dice que cuando le das de comer al hambriento, le das de beber al sediento, vistes al desnudo, visitas a los enfermos y prisioneros, y les das albergue a los desamparados, lo estás haciendo por él. Vivir Mateo 25 es el corazón del movimiento del Trabajador Católico.

En una de sus reflexiones más poderosas, Dorothy Day nos recuerda que, “No sirve que digamos que hemos nacido 2,000 años muy tarde para darle cabida a Cristo. Ni tampoco para aquellos que viven al fin del mundo que han nacido demasiado tarde. Cristo está siempre con nosotros, siempre pidiendo posada en nuestros corazones.

“Pero ahora está con la voz de nuestros contemporáneos que él habla, con los ojos de los dependientes de las tiendas, de los trabajadores de las fábricas, y de los niños que nos contempla: con las manos de los oficinistas, de los habitantes de los tugurios, y amas de casas que él da. Es con los pies de los soldados y los vagabundos que él camina, y con el corazón de cualquiera en necesidad que pide o lo necesite, se lo está dando a Cristo.

“Si no tuviéramos las propias palabras de Cristo, podríamos pensar que estamos totalmente locos al creer que si ofrezco una cama y comida y hospitalidad a algún hombre o mujer o niño, estoy repitiendo la parte de Lázaro y Marta o María, y que mi huésped es Cristo.

“Por que él dijo que un vaso de agua que se la da a un mendigo se le estaba dando a él. El hizo que el cielo dependiera de la forma en que actuamos hacia él en su disfraz de lugar común, débil, humano ordinario.

“Y para aquellos que dicen, horrizados, que nunca tuvieron una oportunidad de hacer semejante cosa, que han vivido 2,000 años demasiado tarde, él les dirá de nuevo de la oportunidad que tuvieron de saber toda su vida, que si estas cosas se las habrían hechas por el menor de sus hermanos se las habrían hecho a él.”

La hospitalidad puede ser muy interesante

Quisimos convencer a los participantes que responder a Cristo en los pobres, y nuestro trabajo con los pobres inmigrantes, no solamente es sagrado, sino también es interesante y excitante.

En la Casa Juan Diego recibimos muchos hombres especialmente del Hospital público Ben Taub, con cráneos fracturados, piernas rotas y heridas de armas. Si estos hombres no pueden probar que son legales, nadie los puede ayudar – absolutamente nadie, aunque el paciente haya estado aquí cuarenta años. Así es que vienen a la Casa Juan Diego.

Recibimos a este joven (José) de El Salvador, con la cabeza rapada, con profundas arrugas, marcas de lesión a la cabeza y cirugía. El no sabía quien era ni donde estaba y nos preocupaba mucho que se aventurase en la Avenida Durham, uno de los lugares más peligrosos de Houston, aun para gente que sabe donde está , al tratar de evitar ser atropellados.

Generalmente si los heridos toman su medicina, las cosas como que crecen y se acomodan en el cerebro y después de algún tiempo las víctimas de heridas a la cabeza que vienen a nosotros recuerdan.

Todo pasó en la Misa del miércoles en la noche, Luisa estaba tocando canciones de guitarra que había aprendido en el Salvador. José saltó: “¡Yo se quien soy! ¡Yo era un seminarista en El Salvador y cantábamos esas canciones!”

No solamente sabía José quien era, ahora sabía donde vivía. Lo acompañamos a su viejo departamento donde no se le había visto en varios meses.

Tocamos a la puerta seguros de que sus amigos se habían mudado. Afortunadamente, sus amigos estaban allí. ¡Que reunión! Aquel a quien habían dado por muerto estaba vivo. Sus amigos habían creído que estaba muerto, habían preguntado a la morgue y a la policía. Todo el mundo lloraba de alegría. Esta son historia reales de Mateo 25.

En su libro, Poverty (Alba House, 1977) Padre Raniero Catalamessa recuenta la primera vez que la verdad de Mateo 25 explotó dentro de él con claridad: ” Yo estaba visitando un país del tercer mundo, y en cada escena de miseria que ví, un niño en un vestido andrajoso, su vientre hinchado y su cara cubierta de moscas; un grupo de gente corriendo sobre un carro de basura, esperando sacar algo de la porquería; un cuerpo cubierto de llagas – escuché una voz tronando dentro de mi: ‘Este es mi cuerpo. Este es mi cuerpo.’ Literalmente me quitó el resuello”. A menudo nos sentimos así en Casa Juan Diego.
A veces los pobres no actúan como Cristo

Cantalamessa dice que la persona pobre es el Vicarius Christi, el vicario de Cristo, alguien que se pone en lugar de Cristo. “Nuevamente, él o ella son el vicario en el sentido pasivo no en el activo. No en el sentido de cualquier cosa que el pobre hace es como si lo hiciera Cristo, sino en el sentido de cualquier cosa que se le haga al pobre, es como si se lo hicieras a Cristo: “¡Me lo hiciste a mi!” En otras palabras, el pobre, el vicarius Christi puede no siempre actuar como Cristo.

Esta reflexión de P. Cantalamessa nos recuerda de la historia de Luis, que se las contamos a los participantes. La historia empieza con una llamada telefónica en español de la casa de los hombres. “Mejor viene acá, Marcos . Hay un hombre en el centro del salón grande con un bastón de golfo dispuesto a golpear a cualquiera que se le acerque. Por favor ven a quitarle el bastón.”

Esta era una verdadera misión. Francamente, empezamos a orar y prometimos más oraciones por una semana. Caminamos despacio, muy despacio, unos cuantos cientos de pies hasta la casa de los hombre.

Conforme entramos vimos 50 hombres aferrándose a las paredes y Luis en el centro blandiendo el bastón de golf. Sabía que teníamos que actuar rápidamente, de manera que fui directamente hacia Luis y le puse mis brazos alrededor en un gran abrazo fraternal. Luis se quebró. “Estos tipos no están siendo buenos conmigo,” dijo. Conforme lo abrazábamos, también abrazamos el bastón de golfo que Luis me entregó sin ningún problema.

El superhombre Basset

El servicio a otros es importante, pero si perdemos la visión perdemos todo. Nos convertimos en hacedores de bien y trabajadores sociales y amantes en sueños.

Algunas veces nos podemos cansar de siempre servir a los pobres, o de lavarles los pies como nuestro Señor nos pidió que hiciéramos el uno por el otro.

En alguna oportunidad tuvimos el privilegio de asistir a un retiro por el famoso maestro de retiros Padre Bernard Basset. Habíamos sobretrabajado antes del retiro, habiendo asumido una gran cantidad de trabajo de colegas que en nuestro juicio no muy humilde estaban descuidando a la gente y a los pobres.

Queríamos presentarle esta problema a P. Basset. Sabíamos de antemano que con la psicología moderna y todo, él diría” ” No se atrevan a hacer el trabajo de otros. Solo hagan su propio trabajo.”

Tan pronto como le presentamos el problema P. Basset, el escuchó atentamente, pero estaba algo nervioso y en el momento que terminamos, saltó de la silla y grito, “¡EL LAVADO DE LOS PIES! Todo está contestado en “¡EL LAVADO DE LOS PIES! Todo está contestado en el ¡EL LAVADO DE LOS PIES!”

Eso fue todo lo que dijo. Nunca más nos quejamos.

Poniéndose la mente de Cristo

No es fácil mantener nuestras mentes y nuestros corazones enfocados en el Señor y siempre responder como nos gustaría hacer como cristianos.

Tenemos que ser gente de oración y de Eucaristía si vamos a ponernos la mente de Cristo.

Algunas veces nosotros los cristianos vivimos como si la encarnación nunca hubiese sucedido. Podemos estar tan enfadados, tan egoístas como el más próximo, si no construimos unos buenos cimientos y continuamos creciendo en el amor, si no nos ponemos la mente de Cristo.

San Pablo nos dice que debemos ponernos la mente de Cristo – conformar nuestra mente y nuestros corazones cada vez más y más con la mente de Jesús.

Debemos dejar que Jesús llene nuestras mentes. Podemos ver los tres Fiats: el ejemplo de María que respondió, “Que se haga en mí de acuerdo con tu palabra,” déjame seguir tu llamada. Debemos ver a Jesús’ Fiat en la cara del sufrimiento: “No mi voluntad, sino la tuya. Yo he venido a hacer la voluntad de mi Padre.” Luego el Fiat de la Iglesia. que es nuestro! El núcleo de nuestra fe son estos Fiats.

Las comunidades de El Arca pasan tiempo en contemplación y adoración del señor en el Santísimo Sacramento y esto fue gran parte del retiro.

Nuestros huéspedes en la Casa Juan Diego han encontrado que las crisis y preocupaciones en nuestras vidas se pueden solucionar a menudo a través de la oración y la Misa. Un ejemplo interesante es la historia de Juan.

Juan vino a nosotros de El Salvador. El insistió que le encontráramos a su hermana, diciendo que tenía una dirección: Main Street, Houston. Main Street tiene muchas millas de largo y tendríamos dificultades en encontrarla.

Al siguiente domingo, Juan fue a la Misa en español en la Iglesia de Sta. Ana. Y, oh milagro, en esta ciudad de millones de habitantes, él la encontró en la Misa. Juan confirmó que vale la pena el ir a Misa.

No Gracia Barata

Al grupo del retiro le gustaba hablar de la gracia barata y la gracia cara. Nos acordamos de Dietrich Bonhoeffer, un ministro protestante que escribió un libro sobre ser cristiano antes de morir, llamado El costo de ser discípulo (The Cost of Discipleship).

El discipulado no es fácil ni barato. No hay gangas.

La pregunta es, ¿cuanto cuesta el ser cristiano? ¿Tenemos que ser cristianos baratos o podemos ser cristianos baratos?

La primera frase de este libro dice, “Gracia barata es el enemigo a muerte de nuestra Iglesia,” y la segunda frase continúa, “Estamos peleando hoy día por la gracia cara.” (Dietrich Bonhoeffer, The Cost of Disciplship, Macmillan, 1959: publicado la primera vez en 1937)

Gracia barata es gracia sin discípulado, gracia sin arrepentimiento, gracia sin Cristo, viviente y encarnado.

Gracia cara

La gracia cara, dice Bonhoeffer, es el Evangelio, que debe ser encontrado de nuevo y de nuevo, el presente que debe ser solicitado, la puerta a la que cada persona debe tocar.

Es costoso por que le cuesta a una persona su vida, y es gracia por que le da a la persona la vida verdadera.

El seguidor de Jesús que vive las bienaventuranzas y Mateo 25, que es discípulo serio encuentra a la gracia costosa. Esta es una de las formas de convertirse en santo.

Se necesitan santos

A los santos se les necesita hoy día realmente para que la Iglesia esté presente en la sociedad. Ellos son los primeros frutos del Reino.

La gente los puede conocer. Es precisamente este signo el que justifica el reclamo de la Iglesia de anunciar el reino. La gente puede ver el esplendor del Redentor en sus caras y en sus trabajos.

Se necesitan testigos

Necesitamos testigos para asegurar que hay una realidad viviente. De lo contrario el cristianismo es una ideología o utopía no relacionada con la realidad. ¡La realidad viviente solamente es creada por el Santo!

La Iglesia es necesaria pero solo para crear santos. Sin los santos, la Iglesia se convierte en una institución de poder

La gente critica a la Iglesia y cree que debe primero cambiar la estructuras de la Iglesia, olvidándose que cada uno de nosotros es importante en el Cuerpo de Cristo y debe venir a la Iglesia para ayudarnos a ser santos. Por eso es que tenemos a la Iglesia.

Don Divo Barsotti, confesor de los últimos Papas, hace énfasis en esto en sus entrevistas: “Sin los santos la Iglesia se convierte en un poder despótico (lo digo con un escalofrío), como en la imagen espantosa del gran inquisidor de Dostoyevsky. Solo la santidad justifica las enseñanzas de la Iglesia; de lo contrario aun todos los documentos y declaraciones del Magisterio se convierten en palabras vacías. Hay hombres y mujeres que son signos evidentes de una realidad que no es de este mundo. Su diferenciación es lanzada a uno: es como encontrarse a uno en frente de un milagro. Esto no es que no sean sujetos de la naturaleza (ellos son miserables como todos los otros); pero la naturaleza no lo puede explicar.

“La salvación no es un asentimiento a un código moral genérico, o a los valores de la paz, del humanismo, sino a la persona de Cristo y a uno mismo. Es un apasionado amor por Cristo lo que conmueve a la gente que encuentren santos.

La experiencia del retiro enriqueció a los autores por lo menos a igual manera que nuestras reflexiones hayan ayudado a los participantes. La última reunión fue poderosa con todos los participantes lavando los pies de los otros. Nos hizo acordar nuevamente que el eñor escogió a los débiles y tontos del mundo para enseñarnos e inspirarnos a todos.

Que el Espíritu Santo que le dio forma al ministerio de Jesús en la tierra, nos conforme en amor, en todas nuestras debilidades y quebraduras así como nosotros lavamos los pies de otros en imitación de nuestro Señor.

Trabajador Católico de Houston, Vol. XVIII, No. 6, noviembre 1998.