Sería dificil imaginar dos almas menos parecidas que Dorothy Day y Sta. Teresita del Niño Jesús.
Dorothy Day co-fundó el Movimiento del Trabajador Católico con Peter Maurin en medio de la Gran Depresión, dedicó su vida a servir a los pobres, y enfrentó a los poderes del siglo 20 con sus escritos y discursos a favor de la justicia y paz social.
Teresita de Lisieux creció en una piadosa familia de la clase media en el siglo 19 en Francia, entró al convento enclaustrado a la edad de 15 años, y murió a la edad de 24, dejando una narración de su vida y una colección de cartas.
¿Como sucedió que Dorothy Day encontró en la espiritualidad de Teresita una expresión esencial para su propia experiencia personal y su espiritualidad?
Un año después de su bautismo como católica, Dorothy recibió la autobiografía de Teresita para leer de su confesor, el Padre Zachary.
“Obedientemente yo leí La historia de un alma y me averguenzo confesar que encontré la historia sin color, monótona, muy insignificante para que yo la notara. ¿Que clase de santa era esta que sentía que tenía que practicar la caridad heroíca en comer lo que le pusieran enfrente, en tomar medicina, soportando frío y calor, limitación, soportando la sociedad de almas mediocres, en seguir el estricto régimen del convento de monjas carmelitas al que se había unido a la edad de quince años?” (Therese por Dorothy Day, p.viii)
Dorothy descartó el libro como “papilla piadosa” que insultaba su inteligencia. Ella le dijo al Padre Zachary que su concepto de una santa era más heroíca y que el camino de Teresita no cabía muy bien en esta era de revolución mundial (era 1928). Se preguntaba si había pasado el tiempo de los santos.
Sin embargo, para los principios de 1950, Dorothy había cambiado su opinión sobre Teresita, tanto así que ella empezó a escribir un libro completo acerca de la santa. Tenemos una idea de lo importante que era el libro para Dorothy, a la edad de cincuenta por su persistencia en hacer que se publicara el libro.
Había algunos a su alrededor que pensaban que no se necesitaba otro libro acerca de Teresita. Después, su manuscrito, en que ella había trabajado por más de cinco años, fue rechazado por su editorial. Cuando Therese (Teresita) fue finalmente publicado en 1960, Dorothy escribió en el Prefacio: “en estos días de temor y temblor de lo que el hombre ha creado en la tierra en destrucción y odio, Teresita es la santa que necesitamos.” Dorothy había cambiado completamente en su actitud acerca de Teresa.
El Caminito
¿Que había en la vida y enseñanzas de Teresita del Niño Jesús que Dorothy Day encontraba tan predominante? Primero y de mayor importancia, seguramente, era el Caminito de Teresita, el sendero de abandono absoluto de nosotros mismos al amor y misericordia de Dios, confiando que Dios nos sostendrá en todo lo que somos y hacemos. Dorothy escribió de Teresita:
“Ella sabía con una certeza que es el cielo mismo, o una anticipación del cielo, que a ella se le había enseñado el secreto, la ‘ciencia del amor.’ Ella murió diciendo, ‘Solo el amor importa.’ Ella murió diciendo que ella no se arrepentía de haberse entregado ella misma al amor. Su secreto es generalmente llamado el Caminito, y así es conocido por el mundo católico. Ella le llama así porque compartía de la sencillez de un niño, un niño muy pequeño, en su actitud de abandono, y de aceptación.
En la comprensión de Teresita, ningún acto, aunque aparezca insignificante, es sin sentido cuando se hace dentro del reconocimiento de la amante presencia de Dios. Cualquiera que sea nuestra situación en la vida–una madre con hijos en la casa o una madre que trabaja, un empleado de una tienda, un escolar, una enfermera de asistencia en casas, una persona de la clase media, un trabajador de fábrica–todos nosotros en la ordinaria y requerida actividad de la vida diaria tenemos a nuestra disposición en el Caminito, un medio a la santidad, de amar como Dios nos ama a nosotros. El Caminito es el camino ordinario en que todos nosotros podemos ser santos.
Dorothy misma estaba dedicada a ser una santa y esperaba que todos los que sigueron a Cristo desearían ser santos también. Ella escribió, “Todos nosotros somos llamados a ser santos, dice San Pablo, y es mejor perder nuestro burgués temor de la palabra. Es mejor acostumbrarnos a reconocer el hecho de que existe algo de santo en todos nosotros.” (Selected Writings/Escritos Seleccionados, pp. 102-3).
Para Dorothy, llegar a ser una santa no era simplemente una cuestión de salvación personal. Su visión era que el trabajo de transformación social necesita santos. “La santidad solamente podrá enfrentar la crisis del día. Nada más importa. Uno puede alimentar a los pobres, albergar a los destituídos, consolar a los afligidos, pero si uno no tiene caridad, el amor de Dios, la santidad, no tiene valor.”
Dorothy no solamente leyó acerca del Caminito y luego decidió adoptarlo como una práctica espiritual o actitud de entre otros métodos espirituales o perspectivas. Más bien ella lo descubrió dentro de su experiencia de la vida del Movimiento Trabajador Católico. Año tras año de servir comidas, tender camas, limpiar, y conversar con destituídos, gente deshechada, proporcionaron a Dorothy una “educación” en el Caminito. Agregado a esto la rutina diaria de escribir y publicar el periódico El Trabajador Católico, dando pláticas por todo el país, rezando, ayunando,protestando y aguantando carcel por la paz y justicia.
Presentado simplemente, el Caminito era amor activo, el “áspero y formidable amor” del que tan frecuentemente hab_ó Dorothy, citando al personaje Padre Zossima de Dostoevsky. Y cuando Padre Zossima hablaba de amor activo convirtiéndose para algunas personas en “una ciencia completa,” era el Caminito de Teresita esa ciencia. Como lo expresaba Dorothy, “Queremos crecer en amor pero no sabemos como. El amor es una ciencia, una sabiduría, y no la tenemos.” (Therese, vii.)
El Caminito de Teresita se convirtió en el camino de Dorothy también, el camino para hacer santos y transformar al mundo.
Sufrimiento que redime
Tiempo antes en su vida, Dorothy descartó las pequeñas privaciones de la vida de Teresita como insignificantes; Teresita les llamaba “piquetes de alfiler.” Pero en su discernimiento más maduro, Dorothy comprendió como aun los más pequeños sufrimientos se acumulan y pesan sobre uno: “Uno necesita haber pasado por esos pequeños martirios para comprenderlos.” Ella se dio cuenta de que, sin la confianza en un siempre amante y misericordioso Dios, seguir adelante día tras día, año tras año, sería una tontería dificil de aguantar. Dorothy entendió que Teresita era una santa que podía dirigirse a todas esas personas que se sentían desperadas, cansadas, sin efecto, sin poder. (Therese, xii)
El Caminito para Dorothy incluía una clase de martirio del sufrimiento diario. Ella llamaba a Teresita “nuestro Job moderno,” uno que conoció bien sufrimiento mental y físico. Con gran sensibilidad Dorothy escribió del dolor de Teresita por la pérdida de su madre aun muy joven, los ratos de angustia mental y aflicción que ella sufrió cuando niña, sus extremos escrúpulos religiosos en su niñez, y luego la vida rígida de Carmel, aguantando Teresita el frío constante durante el invierno.
Pero el sufrimiento más grande de Teresita vino durante sus últimos años cuando ella sufrió obscuridad espiritual y dolor extremo al estar muriendo de tuberculosis. Dorothy describió a Teresita en ese período:
“A la comunidad ella presentó toda apariencia de serenidad y paz, y aun ‘en la paz está mi amargura la más amarga,’ ella cita. En otra ocasión ella dice, ‘Suframos si es necesario, con amargura.’
Ella, la realista, sabía bien que el sufrimiento de cuerpo y alma no es sublime y exaltado, sino terrible y cruel, una reflección de la obscuridad del infierno. No era el sufrimiento por si mismo el que ella aceptaba. Esto era los medios a un fin; los mismos medios usados por Jesús mismo.” (Therese, p. 161)
Dorothy estaba agudamente consciente del valor redentor del sufrimiento y que nuestros sufrimientos eran un medio para llenar el sufrimiento de Cristo, como dijo San Pablo. Dorothy frecuentemente citaba estas palabras. Ella tenía una apreciación del “alma víctima”; ella comprendió que el caminito de Teresita era producir “una legión de pequeñas víctimas,” todas llevando un amor redentor sobre el dolor de esta tierra a través de la aceptación de su propio sufrimiento. Dorothy podía relacionar este aspecto del Caminito en si misma y en gente ordinaria, cuyos sufrimientos tienen sentido porque la cruz de Cristo tiene sentido. Este era el poder que podía vencer aun el poderoso átomo y producir la transformación de la sociedad.
Estas enseñanzas no eran facil de asimilar. ¡Con razón dijo Dorothy una vez de Teresita que era una santa a la que deberíamos de temer!
Amor sin violencia
En el corazón de la espiritualidad de Dorothy y su legado al Movimiento del Trabajdor Católico estaba su dedicación a la no-violencia como un medio esencial de transformar la sociedad.
Emmanuel Charles McCarthy ha escrito que “cualquier intento a entender o vivir la no-violencia cristiana, como lo comprendía Dorothy y lo vivía, independiente de los llamados a evitar la violencia en el Evangelio como es revelada en la vida de Sta. Teresa, no es realística” (Catholic Worker, Nueva York, Oct.-Nov., 1991, p.7).
El Caminito es el camino de la no-violencia del Evangelio porque nos invita a amar el uno al otro como Jesús nos amó (Jn 13:34), amor sin límite que lleva misericordia y compasión a toda la gente. El amor sin violencia de Jesús, se extendía aun a dar su vida en sufrimiento redentor en la cruz.
Vida familiar
En esta época que se desean “valores sanos de familia” sanos es notable que la vida de la familia de Teresita le pareció a Dorothy muy significante. Ella escribió en una carta, a una de las hermanas de Teresita que aun vivía en 1956–cuando Dorothy estaba trabajando en su manuscrito para Therese (Teresita)
“Yo he puesto un gran énfasis en la vida de la familia de Sta. Teresita por su gran importancia hoy en día. La necesidad de nutrir a la familia, la vida buena de la comunidad de la familia, como un comienzo en restaurar todas las cosas en Cristo, es el tema del libro que estoy escribiendo.”
Dorothy apreciaba profundamente los cariñosos padres de la familia de Teresita, que se ayudaban el uno al otro en tiempos de enfermedad y sufrimiento. Ella admiraba a los padres que rezaban con sus hijos. Esta era una familia que valoraba la aplicación al trabajo, que cuidaba de los pobres en su casa y en obras de misericordia directas cada semana, Que se alegraban cuando sus hijos escogieron entrar a la vida religiosa (cinco hijas eventualmente fueron religiosas), que disfrutaban de días de fiesta y peregrinaciones juntos.
La felicidad natural de esta familia era el ambiente para crear santos. Estos padres crearon la clase de hogar ‘donde era más facil ser bueno.’ “Cuando yo rezo a Sta. Teresita,” escribió Dorothy, “me gusta recordarle de su propia felicidad natural cuando era niña. Esta, ayudó a hacer de ella lo que era, así que yo no me detengo en recurrir a ella para pedir favores temporales, un hogar feliz, para que las familias puedan crecer y producir santos.”
En los padres de Teresita, Louis y Zelie Martin, Dorothy veía un ejemplo de una profunda vocación:
“El amor que ellos tenían por los hijos que ellos traían al mundo, el sentir que ellos habían sido co-creadores con Dios, su sentido de satisfacción, su felicidad al agregar a la suma total de alabanza a Dios en este mundo, todo esto está expresado en la historia de sus vidas. Louis y Zelie eran completamente hombre y mujer, con su propio balance de alma y cuerpo, y para ellos el acto de matrimonio era verdaderamente un sacramento como Orden Sacerdotal y Religiosa” (Therese, p. 103-104).
Conclusion
Hay más maneras en que Dorothy resonaba con Teresita de Lisieux de las que se pueden mencionar aquí: El amor de Teresita y oración por sacerdotes y por almas aparentemente perdidas, su devoción a los Evangelios, su amor por la belleza natural, y su conviccion de la primacía de la consciencia individual.
La asimilación madura de la espiritualidad de Santa Teresita del Niño Jesús es un legado vital de Dorothy Day para el Movimiento del Trabajador Católico y para cualquiera cuya vida esté dedicada a trabajar por paz y justicia. La espiritualidad del Caminito es necesaria en nuestra época y es aun el modo más seguro, para “hacer que al Amor sea amado,” según Teresita.
Orígenes:
Archivos: Dorothy Day Catholic Worker Collection, Archivos de la Universidad de Marquette, Milwaukee, Wisconsin.
Dorothy Day. Therese (Teresita). Templegate Publishers, 1960.
Robert Ellsberg, ed. Dorothy Day: Selected Writings (Escrituras Seleccionadas), Orbis, 1992.
Trabajador Catóico de Houston, Vol. XVI, No. 4, julio-agosto 1996.