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Cristo no murió por oro TRANSFORMADOS POR ESPIRITUALIDAD DE TRANSFIGURACIÓN

Escribimos esto el 6 de Agosto.

Este día está indeleblemente marcado y grabado en nuestras almas.
I. Es el día, 6 de agosto de 1945, en que nuestro padre murió (el padre de Marcos, Herman Sebastian Zwick, murió cuando era aún muy joven, dejando una familia de doce hijos). Esto cambió la vida de Marcos.
II. También es el día, 6 de agosto de 1945, en que la bomba atómica fue arrojada sobre Hiroshima, lo cual cambió irrevocablemente el curso de la historia en lo que toca a guerra y paz.
III. Pero, más importante para los creyentes, es la fiesta de la Tranfiguración, la cual, si se toma en serio, puede cambiar nuestras vidas y el curso de la historia. En la Tranfiguración, se les permite a los apóstoles momentariamente ver al Hijo de Dios como El realmente es, pero solamente porque ellos mismos han sido transformados.

La Luz de Tabor

La Iglesia Cristiana del Oriente y los Padres de la Iglesia Primitiva nos recuerdan que los ojos simplemente mortales y la carne mortal no pueden ver al Cristo glorificado y transfigurado.

A menos que hayamos sido transformados en Cristo, a menos que hayamos muerto a nosotros mismos y simplemente nos hayamos revestidos en Cristo, no podremos nosotros ni ver ni soportar la Transfiguración.

Se requiere una transfiguración o transformación de la persona entera en Cristo, para poder ver a Cristo transfigurado. El cambio en el Monte Tabor de los Evangelios no está en Cristo tanto sino en los apóstoles, quienes fueron habilitados para comprender la Luz Divina en proporción directa a su posesión del Espíritu Santo y su unión con Cristo. “Ves tú que ante esta luz, los ojos que pueden ver naturalmente están ciegos? Aún los discípulos vieron ésto, pero no podían mirar fijamente hacia ella.” (San Gregorio Palamas)

En un artículo reciente en el National Catholic Register (7/31), P. Alexei Smith, Párroco de la Iglesia Ruso-Griega Católica San Andrés, en El Segundo, California, nos dice que en el Cristianismo del Oriente (a diferencia del Cristianismo del Oeste), la transfiguración es “la fuente de una espiritualidad completa.” El cita a los sacerdotes de la Iglesia primitiva, como Origen, enfatizando que “se necesita progreso espiritual para ver a Cristo.”

¡Qué reto para nosotros! Espiritualidades populares hoy en día a veces omiten o se burlan de la idea de progreso en oración, aunque los místicos siempre han visto esto como el corazón de la vida espiritual, una preparación para poder ver la visión de Dios.

Nosotros a veces vemos increíbles ejemplos de la transformación que se lleva a cabo en las vidas de la gente cuando son contemplativos que están transfigurados al revestirse en Cristo. Uno no tiene que vivir en un monasterio para ser un contemplativo–de hecho, algunos de los mas grandes ejemplos son las personas de acción.

La Transfiguración de Bartolomé de Las Casas, O.P.

En su libro sobre Bartolomé de Las Casas Gustavo Gutiérrez describe la tranformación cuando él cambia profundamente de un sacerdote que tenía su propia encomienda y sus propios Indios (una vez se le rehusó la absolución porque no compartía su fé con ellos), a un profeta que pasó su vida en defensa del “Cristo azotado de las Indias,” los Nativos Americanos que sufren. (Gustavo Gutiérrez, En busca de los Pobres de Jesucristo, Instituto Bartolomé de las Casas-Rimac y el Centro de Estudios y Publicaciones, Lima, Peru)

Las Casas llegó a “Las Indias” solamente diez años después de Colón. Y así el presenció casi desde el principio la “prematura e injusta muerte de los habitantes de estas tierras.” Fue la matanza de las personas indígenas que produjo su transformación, y su percepción de que era difícil, o mejor dicho, imposible, predicar el Evangelio a los pobres bajo estas circunstancias, como lo escribió en su última obra:

“Cuando predicamos a los Indios la humildad y pobreza de Jesucristo, y cómo El sufrió por nosotros, y cómo Dios se regocija en los pobres y en aquellos a quien el mundo desprecia, ellos piensan que les estamos mintiendo.”

Gutiérrez nos dice que habiendo pasado su vida entera meditando sobre la persona de Cristo, Las Casas se sintió abrumado por las injusticias que se hacían a los indígenas por los conquistadores españoles. El creía en S. Mateo 25: “Lo que tú hagas a uno de estos más pequeños, me lo haces a mi.”

Su meditación personal sobre la figura de Cristo lo llevó a ponerse a sí mismo al servicio de la proclamación del amor de Dios por todos y cada una de las personas, especialmente por los pobres de su tiempo, los indígenas. El gran tema de su vida era el Dios de Jesucristo, el Dios que vivió en la historia. Esto era la fundación de agudo sentido del valor de las personas, de su vida y libertad, y de su particular sensibilidad a los más olvidados y aquellos a quien el mundo desprecia.

Para mantener este testimonio de servir a los pobres de Latinoamérica, Las Casas tuvo que sufrir mucho y “pasar por el lago de la infamia y tribulación” (sus propias palabras).

Las Casas sabía que él tenía que ser como Moisés y nunca dejar caer sus brazos ni sus esfuerzos por los pobres que sufrían.

El escribía y escribía acerca de estas injusticias, viajaba de ida y vuelta a España y no dejaba de hablar de la necesidad de un cambio de corazón.

Para Las Casas era muy simple: la salvación no se puede separar de la justicia. Para él era la característica propia de los seguidores de Jesús el proclamar y dar testimonio de la voluntad salvadora de Dios, “de establecer justicia y derecho.” Era imperativo para él, una condición para obtener la visión de Dios cara a cara.

Transformado por Cristo, Las Casas caminaba por el mundo en busca de los pobres de Cristo. Como nos dice Gutiérrez, por aquellos pobres él luchó y entre ellos anunció el Evangelio en una sociedad que se estaba estableciendo en una fundación de pillaje e injusticia. En los afligidos y flagelados habitantes de estas tierras, Las Casas podía ver la presencia del mismo Cristo.

Las Casas no estaba sólo

Un descubrimiento importante para nosotros al leer el libro de Gutiérrez fué que Las Casas no estaba completamente sólo en su lucha por justicia para la gente nativa en Latinoamérica en ese tiempo. No solamente fué capaz de influir a otros para que compartieran su modo de pensar, sino también tenía muchos aliados entre la Iglesia incluso entre algunos de los oficiales reales y miembros del Concilio de la India.

Pero personas poderosas lucharon contra las ideas de Las Casas de justicia para los pobres. Ellos tenían que justificar el tomar el poder político y las tierras y el oro de la gente nativa. Ellos publicaban sus artículos y atacaban su posición.

La respuesta de Las Casas fué clara: “Cristo no murió por oro.” El apropiarse de la riqueza de los indígenas sin ninguna autoridad es cometer un”pecado mortal de saquéo o robo.”

España única entre las naciones

El diálogo sobre la injusticia a las gentes indígenas de América Latina parece ser único para España. Puesto que los Ingleses escriben la historia, hemos oído mucho acerca de la crueldad de España en este tiempo en la historia. Inglaterra y España eran enemigas y los Ingleses presentaban una imagen cruel de España y de la Iglesia Católica, una imagen que ellos hubieran podido presentar también de ellos mismos tocante a la colonización de los Estados Unidos. Desafortunadamente no había un Las Casas inglés para proteger las víctimas de las manos de los ingleses. Los ingleses no mencionaban nada de los derechos de la población nativa. Como nos dice Gutiérrez, todas las naciones europeas envueltas en colonizar las Américas realmente “están orgullosos de lo que han efectuado en las Indias, lo consideran como civilizar y evangelizar.” Pero Gutiérrez enfatiza que “Solamente España tuvo el valor de llevar a cabo una discusión comprensiva sobre la ética y moralidad de la presencia europea en las Indias. En los otros paises del viejo mundo, el derecho de ocupar estas tierras era considerado como demasiado óbvio como para ser cuestionado.

América Latina Hoy

Para muchos de los indígenas de América Latina hoy, las cosas todavía no han cambiado–ellos viven bajo las terribles condiciones de pobreza e injusticia.

Muchos latinoamericanos están todavía trabajando por salarios que se pueden considerar como salarios de esclavos en Europa y en los Estados Unidos.

Tenemos el ejemplo de las maquiladoras hoy, donde en América Latina a la gente se la paga por el trabajo de una semana lo que trabajadores de E.E.U.U. recibían antes de la misma compañia por una hora de trabajo. (Así que los trabajadores de América Latina en algunos paises reciben un promedio de $14.00 por semana y los trabajadores de E.E.U.U. reciben $14.00 por hora.)

Uno puede ver porque General Motors y Ford recientemente reportaron un tremendo aumento en ganancias. General Motors tiene 300 fábricas en Latinoamérica. Estas ganancias fueron hechas sobre las espaldas de personas que tuvieron que escoger (mientras están trabajando) entre comer o tener un lugar donde vivir.

El Tratado de Libre Comercio y El Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT) son los medios de institucionalizar este sistema de maquiladora y están presentándose como la maravilla de libre comercio. Desafortunadamente, libre comercio tiende a dar la ventaja a aquellos que ya tienen capital, no a los pobres. Hace todo para beneficio de negocios grandes y oprime los pequeños negocios y agricultores.

El Tratado de Libre Comercio ya ha sido aprobado, pero puede ser reformado. Un editorial del 18 de septiembre, 1993, en la revista America da una advertencia sobre los efectos de estas prácticas. Ellos nos dieron los antecedentes sobre las prácticas de negocios hoy en día en América Central: “Durante la decada de los ’80 el Departamento de Comercio U.S. y la Agencia para Desarollo Internacional de E.E.U.U. urgió a los productores estadounidenses, especialmente de textiles y electrónicos, que se mudasen a otros paises, “Ustedes se lo deben a sus inversionistas,” argumentaban ellos.

El procedimiento era éste: “Compre género en Asia, deje que se lo cosan en Haití (por 14 centavos por hora como ejemplo notorio) o la República Dominicana o El Salvador, y venda el producto terminado en Estados Unidos o Europa.”

Eliminando tarifas y demandando que los países pobres hagan sus pagos de alto interés por las deudas al Banco Mundial, los mercados en los países pobres han sido inundados con importaciones y los negocios pequeños, cooperativas, y ranchos (alternativas ideales cristianas), no han podido competir con los negocios grandes y la pobreza entonces ha empeorado en México y América Central.

La responsabilidad del Banco Mundial y el Fondo Internacional Monetario es grave a esta injusticia. Sus masivos proyectos en América Latina en los últimos 50 años han causado trastornos sociales que incluyen enormes migraciones a las ciudades grandes, donde la gente no tiene trabado. Y los sacrificios que requieren de esta gente para empezar a pagar las deudas enormes y pagos de intereses que se deben a las instituciones hacen la vida imposible para los pobres.

“Yo no estoy diciendo que ellos directamente desean matarlos”

¿Cómo puede una persona con acciones de General Motors (o con acción en otra compañia que está obteniendo ganancias grandes a costa de los pobres) recibir dividendos con impunidad, sabiendo que cuando estas compañías tenían sus fábricas en E.E.U.U., ellos pagaban un promedio de $l4.00 por hora y ahora están pagando $14.00 a la semana o menos?

Nosotros aquí en Casa Juan Diego recientemente recibimos algunas acciones de petroleo. Las vendimos inmediatamente por miedo a participar en la opresión, y el dinero se usará para ayudar a aquellos que han sido forzados a inmigrar por sus bajos salarios.

Los inversionistas de estas compañías no quieren perjudicar a los de América, ni forzarlos a inmigrar ilegalmente a Estados Unidos, pero sí quieren hacer dinero (ganancias). Es fácil olvidar que “Jesús no murio por el oro.”

Desafortunadamente para nosotros, los sufrimientos de los pobres y oprimidos no son tan visibles como en los días de Las Casas, pero todavía estamos obligados a saber de donde viene nuestro dinero.

No estamos considerando ésto como una cuestión política, sino como una cuestión religiosa–una cuestion de justicia.

Como señaló Las Casas en su denuncia de la exterminación de los indígenas y la destrucción de sus tierras, el sistema tenía que cambiar para que los pobres no sean usados como animales, sin respeto como criaturas vivientes.

El escribió: “Yo no estoy diciendo que ellos directamente desean matarlos por el odio hacia ellos. Estoy diciendo que ellos desean ser ricos con abundancia de oro, que su meta, por medio del trabajo y sudor de los indios afligidos y angustiados, usándolos como medios e instrumentos sin vida, y que sobre eso, necesariamente, sigue la muerte de todos los indios”.

La respuesta cristiana – radicalmente diferente

¿Cómo puede uno cegarse por el oro para no ver cómo los trabajadores están muriendo?

¿Cómo puede la gente estar tan interesada en ganancias y en mantener un estilo de vida elevado que no les permite ver, o están dispuestos a racionalizar y reducir a lo mínimo el efecto de decisiones sobre el sufrimiento de los pobres en América Latina? Parece ser una debilidad humana de muchos siglos.

Se necesita una claridad de visión

El Catecismo de la Iglesia Católica (sorprendentemente, alto en la lista de mejores ventas de Publishers Weekly en E.E.U.U.), presenta algunas guias muy necesitadas para los católicos de hoy, diciéndonos que “Las naciones ricas tienen una responsibilidad moral grave” respecto a las naciones más pobres (2439). La sección sobre “Justicia y solidaridad entre las naciones” define claros imperativos morales para las naciones y sistemas financieros: “Es preciso también reformar las instituciones económicas y financieras para que promuevan y potencien relaciones equitativas con los países menos desarollados” (2440). Y “es preciso sustituir los sistemas financieros abusivos, si no usureros, las relaciones comerciales inícuas entre las naciones, la carrera de armamentos, por un esfuerzo común para movilizar los recursos hacia objetivos de desarrollo moral, cultural y económico “redefiniendo las prioridades y las escalas de valores” (2438).

¡A los seguidores del Nazareno se les pide redefinir sus prioridades y valores de manera que concuerden con el Evangelio! El nuevo catecismo nos recuerda en las palabras de San Juan Crisóstomo, uno de los primeros Padres de la Iglesia, que “No hacer participar a los pobres de los propios bienes es robarles y quitarles la vida. Lo que poseemos no son bienes nuestros, sino los suyos” (2446).

Y el catecismo reafirma que aquellos que están oprimidos por la pobreza son el objeto de un amor de preferencia por parte de la Iglesia” (2448).

Se Necesita Transformación

Se necesita que surjan personas de fe que puedan imitar a Bartolomé de Las Casas en su respuesta a la injusticia y las necesidades de los pobres. Puede ser que el Catecismo de la Iglesia Católica pueda ayudar a que esto suceda. Los cristianos de hoy en día necesitan participar en la misma transformación como Bartolomé de Las Casas en darse cuenta de que Cristo no murió por oro–ni tampoco por lucro.

Es humanamente imposible esperar que la gente sufra la ignomínia que conlleva al ir en contra de las tendencias económicas que dominan nuestra cultura Occidental. Pero con la gracia de Dios y una entrega a la vida espiritual, nuestras mentes y corazones pueden someterse a Cristo.

Como Podemos Responder al Sufrimiento

Las imágenes que pasan a través de nuestra televisión casi a diario de personas que sufren de muchas partes del mundo son abrumadoras a cualquier persona sensible y son seguramente abrumadoras para muchos cristianos comprometidos. ¿Cómo podemos responder a la inhumanidad de hombres y mujeres hacia la humanidad? ¿Cómo respondió Las Casas? ¿Se refregó las manos en desesperación o quedó inmovilizado?

¿Cómo respondió Dorothy Day del Movimiento Trabajador Católico? Ella era una persona que toda su vida fue muy sensible a las necesidades de los pobres que sufren, pidiendo a los cristianos que respondieran.

Estas dos personas a veces se preguntaban acerca de cierta gente “que pasan por el nombre de cristianos”, al oprimir a los pobres. Pero ambos respondieron viviendo con los pobres, viendo a Cristo en los pobres y trabajando y escribiendo sin descanso por la justicia.

Es al seguir el ejemplo de personas como Las Casas y Dorothy Day, quienes rezaban diario, meditando sobre el Señor Jesucristo, que todo nuestro ser puede ser transfigurado para que podamos realmente ver a Cristo en los pobres (S. Mateo 25:31 ff.) y con la gracia de Dios para que podamos un día ser una parte de los “justos que brillarán como el sol” (S. Mateo 13:45) cuando el Señor venga en Su gloria, siendo luz y viendo luz, “una bendita y sagrada visión, que es la porción solamente del corazon purificado” (P. Alexei Smith, arriba).

Ruegen por transfiguración en Casa Juan Diego.

Trabajador Católico de Houston, Vol. XIV, No. 7,Octubre 1994