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¿Quién heredará el legado de Dorothy Day?

Las preguntas

¿Sobrevivirá el movimiento Trabajador Católico sin Dorothy Day?

¿Quién heredará su legado? ¿Puede el espíritu verdadero de Dorothy Day continuar? Algunos preguntan, “¿Dónde están los líderes profundos que puedan llevar el manto de Dorothy Day?”

¿Deberá el Trabajador Católico de Nueva York (La casa del Trabajador Católico que Dorothy fundó junto con Peter Maurin) convertirse en la Casa matriz, salvaguardando la ortodoxia en el movimiento? ¿Es esto lo que Dorothy deseaba?

¿Existe una espiritualidad característica del Trabajador Católico?

¿Tiene la espiritualidad de Dorothy Day alguna aplicabilidad fuera del movimiento del Trabajador Católico?

¿Cómo pueden los Trabajadores Católicos de hoy profundizar su comprensión de la espiritualidad del Trabajador Católico?

¿Es posible ser seguidores de Dorothy Day en una época pos-cristiana?

El problema de ver lo que Dorothy Day hizo, en vez de lo que ella era, nos impide entender el movimiento Trabajador Católico.

Si Dorothy Day era algo, ella era una contemplativa.

Algunos tratando de entender o aún vivir el movimiento Trabajador Católico a veces solamente ven una parte u otra de este, o lo juzgan por un individuo ocasional que también solamente ve una pequeña parte de él.

Algunas personas creen que el obtener comida de un basurero es casi todo el movimiento Trabajador Católico. Algunas personas ven el movimento de Trabajador solamente como pacifismo y resistencia (e.g., movimiento santuario). Algunos ven la reacción al consumismo como todo el movimiento. Otros lo ven solamente como hospitalidad y comedores populares o limiten hospitalidad a unos cuantos. Algunos aún piensan que es importante el ser políticamente correctos.

Algunos juzgan al Trabajador Católico por su éxito mundano y aún podrán ver pensadores profundos del movimiento (e.g., Maurin) como soñadores que nunca hicieron algo duradero. Aún hay algunos que piensan que la ortodoxia rígida era la inspiración de Dorothy Day y que esta es la clave del movimiento.

Otros piensan que como ya ella ha muerto y vivimos en una época nueva, Dorothy Day ya no es pertinente, en realidad creen que lo grande del movimiento murió con ella.

Y hay otros que se atreven a juzgar la integridad de otra casa del Trabajador Católico en una pequeña parte de su pensamiento o su trabajo.

¿Dónde están las respuestas?

Pero el movimiento Trabajador Católico es más grande que cualquiera de esas cosas. La vida y visión de Dorothy Day son mucho más grandes que cualquiera de esas cosas.

La espiritualidad de Dorothy Day combinó lo mejor de las tradiciones antiguas y de la edad media de la Iglesia con lo mejor de los movimientos: litúrgicos, bíblicos, la dooctrina social de la Iglesia y la importancia de la participación del laico) que preparó el camino para el Concilio Vaticano II. Ella insistía en la opción por los pobres mucho antes de que existiera la teología de la liberación.

Su visión de la vida cristiana es pertinente para cualquier época para aquellos que desean vivir según el Nuevo Testamento.

El movimiento del Trabajador Católico va más allá de la Derecha o la Izquierda y puede servir como una fuerza unificadora para vivir el Evangelio radical.

“La vida de Dorothy Day puede ser comprendida solamente en el contexto de su gran fe. Ella es para mí la primera entre los testigos de la incomprensible Bondad que es Dios”.

Este es el mensaje introductorio del nuevo libro muy significativo por Brigid O’Shea Merriman, O.S.F., Buscando a Cristo: la Espiritualidad de Dorothy Day. (Estudios de Notre Dame en Catolicismo Norteamericano,), Universidad de Notre dame, l994. (Este libro fue llamado a nuestra atención por Rocky Vaccaro.)

En este libro Hermana Brigid Merriman explora el significado de la espiritualidad de Dorothy Day para nuestro tiempo. Este estudio es un tesoro para cualquiera seriamente interesado en la vida espiritual y la búsqueda de una manera auténtica de vivir la fe en el mundo, y doblemente valioso para Trabajadores Católicos.

Las preguntas anteriores serán contestadas para cualquiera que se ocupe de leer este libro. Aquellos que tratan de vivir según la profunda espiritualidad de este libro heredarán el legado del movimiento del Trabajador Católico.

La labor de Merriman es el fruto de años de estudio de Dorothy Day como una persona de fe y las influencias en su espiritualidad en el contexto del catolicismo norteamericano. Profusas anotaciones documentan su estudio.

Siempre una peregrina de lo absoluto

El libro empieza con la vida temprana de Dorothy, demostrando que desde su niñez, mucho antes de que se hiciera católica a la edad de 30 años, ella añoraba la Fuente de amor.

Aún a la edad de l5 años, revelan sus cartas, ella luchaba por entender el significado de los Hechos de los Apóstoles. Este deseo creció junto a un reconocimiento del sufrimiento y necesidades de los pobres y los mandatos bíblicos de ayudarles. Ella no comprendía porque los cristianos no vivían el mensaje de los Evangelios. Sin embargo, después de dejar su casa para estudiar, no siempre escogía los caminos bíblicos que serían indicativos de su futuro llamado. Algunos han pensado que la conversión al catolicismo de Dorothy fue algo repentino. Pero realmente su decisión de que su hija fuera bautizada, de dejar a su compañero y entrar a la Iglesia fue la culminación de años de búsqueda, lectura y oración.

Después de convertirse en católica, Dorothy Day continuó leyendo, orando y trabajando como periodista, publicando artículos en revistas católicas como Commonweal y America, y buscando un sentido de dirección y una síntesis del mensaje cristiano para su vida. Sus oraciones para que abriera un camino para ella para usar sus dones fueron oídas al conocer a Peter Maurin, quien la introdujo a las ideas que la llevaron al trabajo que ella empezaría con él como el Trabajador Católico al final de l932.

La gente a veces piensa que Dorothy Day estaba siendo humilde cuando ella daba crédito a Peter Maurin con enseñarle todo lo que ella sabía. Pero en realidad, él la introdujo a los grandes santos católicos y escritores de historia, a las grandes tradiciones del catolicismo, incluyendo el monasticismo, y puso cuerpo a la doctrina social de la Iglesia para ella. Al mismo tiempo le presentó su programa de casas de hospitalidad, discusiones con estudiantes, profesores y trabajadores para la clarificación de pensamiento, y comunidades o universidades agrónomas (regreso a la tierra). Pero tambien está claro que al trabajar juntos a través de los años, Dorothy y Peter se influenciaban el uno al otro. Desde el principio, Maurin aparecía como el de la teoría y Day como la activista en su asociación.

Personalismo y espiritualidad

Autores católicos del movimiento personalista, centrados en Francia y llevados a Dorothy Day por Peter Maurin, proporcionaron mucho de la base intelectual para el movimiento del Trabajador Católico y su respuesta práctica en servicio a los Evangelios.

Merriman explora, por contraste, la cuestion de la extensión de la influencia de autores personalistas como Emmanuel Mounier y Jacques Maritain en la espiritualidad de Dorothy Day.

Estos autores enfatizaban la dignidad de la persona humana como un individuo y como un “participante miembro de la sociedad humana”, la necesidad de traer valores religiosos a los asuntos morales y sociales del día, y tomar responsabilidad personal. Los personalistas criticaban al mundo burgués de consumismo, adquisición y busca de comodidad y hacían un llamado por santidad heróica. Mounier presentó una cuestión importante para cristianos contemporáneos cuando dijo, “La comodidad es para el mundo burgués lo que el heroísmo fue al Renacimiento y la santidad al cristianismo de la edad media: el valor final, la razón por toda la acción.

Merriman nos proporciona la percepción de que Dorothy Day integró estas ideas en su espiritualidad, tomando las ideas de comunidad y responsabilidad en el personalismo de Mounier y transformándolo en ser miembros del Cuerpo místico de Cristo y la responsabilidad de cuidar el uno del otro como miembros o miembros posibles del Cuerpo de Cristo. Una cita del Trabajador Católico de l936 nos demuestra cómo Dorothy integró la filosofía personalista con la práctica de las Obras de Misericordia:

“No solamente no hay oportunidad de conocer a Cristo sin participar en la Comida que El nos dejó (la Eucaristía) sino que tampoco podremos conocernos los unos a los otros si no nos sentamos a comer juntos. Aprendemos a conocernos unos a otros al compartir el pan. Cuando el extranjero llega a nosotros para que le demos de comer, sabemos porque Cristo nos lo dijo, que si hemos dado de comer a uno de sus hermanos hambrientos, le hemos dado de comer a El. Es por eso que el punto más fundamental en el programa del Trabajador Católico es enfatizar nuestra responsabilidad personal de hacer Obras de Misericordia”.

Pobreza voluntaria

Desde el principio Dorothy Day y Peter Maurin pensaban que las Obras de Misericordia debían hacerse personalmente y a costa de un sacrificio personal. Este sacrificio personal envolvía la pobreza voluntaria, una vida simple, opuesta al consumismo. Merriman nos dice que Dorothy Day veía en Maurin a un apóstol de la pobreza voluntaria, un hombre cuya falta de ambición de la vida ella veía como necesario para la paz del mundo.

Llamado al laico

Fue agradable descubrir de nuevo en este libro que Jacques Maritain realmente creía en la seguimiento radical de los valores del Evangelio, sabiendo como él había sido denigrado en los últimos años de su vida. Maritain abogaba por un envolvimiento cristiano en el mundo, pero insistía que esto debe estar marcado por una simultánea conversión interior. Dorothy Day comprendió esto y constantemente se refería a la revolución del corazón como un prerequisito para el activista. (Nota del Editor: Por supuesto, ninguna clase de revolución ocurrió con Dorothy hasta que ella tomara sus dos aspirinas y una taza de café por la mañana. Esta es una cosa que los Trabajadores de Houston tienen en común con Dorothy.)

Todos los escritores que tuvieron influencia en Dorothy Day abogaban por el espíritu de heroísmo, identificado simultáneamente con santidad y con un retorno radical a vivir según el Evangelio. Los laicos deben seguir el llamado universal a santidad y son llamados a ser fermento para el bien–el bien común–en el mundo. No se les permite decir: “Yo no puedo hacer esto porque no soy un sacerdote o monja”.

Escritores Clásicos

La literatura fue una influencia grande en Dorothy Day y esta despertó sus sensibilidades religiosas. Su lectura promovió su conocimiento y sensibilidad hacia las necesidades de los pobres. Su lectura como adolescente incluía los escritores rusos, especialmente Dostoevsky y Tolstoy, y ella volvía a sus escritos muchas veces más tarde en su vida.

Algunos de sus más famosas citas vienen de los escritos de Dostoevsky: “El amor en la práctica es una cosa áspera y espantosa comparado con el amor en sueños”, era la respuesta, frecuentemente repetida por Dorothy, de Padre Zossima a una mujer que le preguntaba acerca de su necesidad de ser recompensada por ayudar a los pobres. (De Los Hermanos Karamazov).

También muy frecuentemente citado por Dorothy Day es el recordatorio de Dostoevsky sobre el valor redentor de la belleza: “Este mundo será salvado por la belleza,” de El Idiota. Toda la belleza le hablaba a Dorothy Day de Dios. Este concepto apoyaba su aprecio de la belleza y los artes y puede haberle permitido ver la belleza en su forma más oculta–en los pobres.

En las obras de Tolstoy ella debe haber leído acerca de Ivan Ilych quien se dio cuenta cuando se estaba muriendo de que el mismo había escogido durante su vida el no luchar por su crecimiento espiritual–y luego estuvo gritando durante tres días.

Estas grandes obras hablan de casos de bien y mal, servicio heróico y santidad, y tuvieron un profundo efecto en Dorothy Day.

A través de su vida, Dorothy también regresaba a los clásicos espirituales como La Imitación de Cristo y Confesiones de San Agustín.

Dorothy Day y las Escrituras

El libro que fue el compañero de Dorothy por toda su vida, sin embargo, fue la Biblia. La lectura diaria de la Biblia era algo muy importante para ella. Su lectura de S. Mateo 25:31-46 a través de los años la convenció que percibir a Cristo en los pobres era céntrico a su fe cristiana y para el movimiento del Trabajador Católico, viviéndolo en las Obras de Misericordia. Los Salmos eran sus oraciones favoritas.

La lectura de las Escrituras en la mesa, de manera monástica, fue común en la casa de Mott Street, y después fue una costumbre establecida en el Trabajador Católico de Nueva York. A Dorothy le gustaba mucho rezar las Horas del Divino Oficio, Vísperas y Completas, con los otros Trabajadores.

Impacto de lo monástico

Es bien sabido que el Fraile Benedictino, Virgil Michael, uno de los fundadores del movimiento litúrgico en los Estados Unidos, y Dorothy tenían influencia el uno sobre el otro y en la Iglesia de Estados Unidos en términos de las dimensiones sociales de la liturgia y el Cuerpo Místico de Cristo. Pero pocos mencionan el impacto de la tradición benedictina en su vida. Merriman nos recuerda que Dorothy Day se convirtió en oblata benedictina laica en l955, después de ser atraída por muchos años por el carisma benedictino, lo cual da gran valor a la identificatión con Cristo, en comunidad, hospitalidad y en una armonía entre el trabajo y la oración.

Fue de la Regla benedictina que Peter Maurin compartía sus ideas de Culto, Cultura y Cultivo, palabras claves en sus ideas para el Trabajador Católico. Como lo entendía Dorothy Day, este programa inspirado por lo benedictino, envolvía una vida de pobreza voluntaria, al igual que una síntesis de oración, productividad intelectual y trabajo manual. Era en este ambiente que la belleza y el gozo podrían florecer.

La Regla benedictina enfatizaba el amor de Cristo expresado en hospitalidad, basado en el capítulo 25 de S. Mateo (“Yo era un extranjero y tu me acogiste”). Todos los huéspedes debían ser recibidos con cortesía y se les debía dar acomodo en los monasterios benedictinos, pero especialmente a los pobres:

“Se debe mostrar gran cuidado e interés al recibir a la gente pobre y a peregrinos, porque en ellos más particularmente se recibe a Cristo; nuestra mucha admiración y temor de los ricos les garantiza respeto especial”. (Capítulo 53)

Este énfasis en la hospitalidad, la señal característica del movimiento Trabajador Católico, era, para Dorothy Day, relacionado muy de cerca con la doctrina del Cuerpo de Cristo.

Ella lo reconocía con San Pablo que si una persona sufría, todos compartían en este sufrimiento; si una persona se alegraba, entonces todos compartían en esa alegría.

Varias veces durante su existencia, el Trabajador Católico ha respondido a los cargos de que el trabajo de hospitalidad del grupo servía solamente para mantener el orden presente–o de poner vendas sobre el cancer. Merriman nos dice que el Trabajador Católico de Nueva York respondió a este asunto en un artículo en mayo de l940:

“Nosotros consideramos las Obras de Misericordia espirituales y corporales y el seguir a Cristo como la técnica revolucionaria mejor y una manera para cambiar el orden social en lugar de perpetuarlo. ¿Acaso los miles de monasterios, con su hospitalidad, no cambiaron la norma social entera de su día?”

Además de los benedictinos, Dorothy Day se relacionaba con otra forma de monasticismo por medio del más prolífico escritor en un monasterio desde la primera Iglesia, Thomas Merton. La correspondencia entre ellos, al igual que los artículos que Merton publicaba en el Trabajador Católico, reflejan que ellos eran afines espiritualmente y compartían muchas preocupaciones en la vida cristiana y también acerca de la guerra y la paz.

El corazón de su espiritualidad

La espiritualidad de Dorothy Day se centraba en Cristo. Merriman nos dice que la centralidad de la Eucaristía era decisivo para Dorothy y ella nunca dejó de considerarlo como la obra más grande del día (para ella misma y para los Trabajadores Católicos). Toda su vida fue un encuentro con Cristo, ya fuese que lo encontrara en forma humana en los pobres, o en la Eucaristía disfrazado en verbo y símbolo humano, transformándola íntimamente para que ella pudiese decir, “Ahora, no vivo yo, sino Jesucristo es quien vive en mí.” Ella creía, con el conocimiento del movimiento litúrgico, que toda la vida manaba del culto.

En realidad, Dorothy Day creía que la oración era la primera obligación de todos aquellos que trabajaban por la justicia social, y que solamente aquello que se hiciera por Cristo y con Cristo era de valor.

Ella estaba convencida que el movimiento del Trabajador Católico era el resultado de que ella iba a Misa diaria, recibiendo comunión diaria y clamando por dirección como Samuel.

El movimiento del retiro

El Trabajador Católico tenía su propio movimiento de retiro desde finales de los años 30. Padre John Hugo, líder principal de E.E.U.U. del famoso “Retiro”, tuvo un papel significante en la vida de Dorothy Day y el movimiento del Trabajador Católico.

A Dorothy le gustaba mucho el retiro, ella quería que todos los Trabajadores Católicos hicieran el retiro y también trató de empezar un centro de retiros para sacerdotes.

El retiro empezó a ser criticado, especialmente el fundador canadiense del movimiento del retiro, Onésimo Lacouture, S.J., debido a su énfasis en el alejamiento de los placeres y cosas mundanas, si uno iba a ponerse a Cristo. Comenzaron las controversias por recomendar a los sacerdotes diocesanos y a los laicos que dejaran de fumar o quitasen las radios de sus automoviles, etc., para amar mejor a Jesus. Esta controversia le causó mucha pena a Dorothy Day, porque ella amaba el movimiento de retiro. Esperar que la gente y sacerdotes diocesanos trataran de ser como el Cure de Ars o San Juan de la Cruz era considerado como al borde de la herejía.

Dorothy Day, que había sido atraída al retiro por su incesante búsqueda de una síntesis, lo veía durante toda su vida como una manera de ayudar a la gente a continuar su búsqueda de Dios y a darse cuenta de que el único objetivo para el que fuimos creados es para convertirnos en santos. Padre Hugo, a quien se le había prohibido dar el retiro por el Obispo John Deardon, fue después incitado por el Obispo John Wright a dar el retiro en l959.

La locura de la cruz

El retiro enfatizaba el hecho de que la locura de la cruz frequentemente se convertía en realidad para aquellos que eran seguidores del Nazareno. Dorothy Day escribió acerca de enfrentarse a la cruz como una parte del retiro en un artículo en el Trabajador Católico en l947.

“Uno podrá decir que el retiro…es un retiro básico porque hace a la gente comprender y enfrentar aún con desesperación la labor que está frente a ellos, la muerte a sí mismo el escogido debe cruzar, para encontrar a Dios. Debemos empezar alguna vez a tratar de alcanzar la santidad. La tragedia, dice Newman, es nunca empezar, haber puesto la mano al arado, luego volver atrás. En convertirse en un radical cansado. El acomodarse para disfrutar confortablemente las acciones pasadas de sacrificio propio. No es suficiente, dice San Ambrosio, el dejar todas nuestras pertenencias, debemos seguirlo a El y esto significa a la Cruz, a Gethsemaní y al Calvario, antes de poder compartir en la Resurrección y Ascensión.”

Los dones especiales de Dorothy Day

Fue el genio intuitivo de Dorothy Day, nos dice Merriman, que tradujo las abstracciones de Maurin en Obras de Misericordia. Y su visión y vida práctica de las Obras de Misericordia mismas fue única. Ella enfatizaba que ya que para el Trabajador Católico las Obras de Misericordia incluía, no solamente dar de comer al hambriento, dar albergue a los destituídos, visitar a los enfermos, los presos, y sepultar a los muertos, sino instruir a los ignorantes.

“Ponemos la publicación del periódico, el salir a la calle llevando cartulinas, repartiento anuncios, y aún en ocasiones el ser encarcelado como parte de las obras de misericordia”.

Dorothy también llevó un don único al Trabajador Católico en el carisma del pacifismo. Pacifista antes de la fundación del Trabajador Católico, frequentemente escribía de la oposición del trabajo de amor al trabajo de violencia o guerra. En l937 ella dijo, “Yo no creo que el amor pueda ser expresado por gas lacrimógeno o garrotes policiacos, por bombardeos aéreos y matanzas”. Su pacifismo se relacionaba con las enseñanzas del Señor en el Sermón de la Montaña.

Y su experiencia periodística le ayudaba a llevar las ideas del Trabajador Católico al movimiento laico nacional. Uno bien podía creer que una parte del programa del Trabajador Católico, la publicación del periódico, tratando de traer a Cristo a todas las áreas de la vida, era una parte de la espiritualidad–llevando el mensaje a los laicos, clero y obispos al igual. Ella decía que Dios le dio una vocación de ser escritora. Y así ella escribía.

Santos como modelos

Uno de los más importantes aspectos de la espiritualidad de Dorothy Day era su creencia en los consejos evangelicos de perfección–el llamado a santidad dirigido a todos los cristianos en el Sermón de la Montaña. Los santos que habían tratado de vivir este ideal durante sus vidas eran tan reales para Dorothy Day como sus amigos visibles. Ella recibía inspiración de muchos, entre ellos pacifistas, santos socialmente activos y grandes místicos. Eran para ella sus amigos y modelos para imitar–personas como Sta. Catalina de Siena, Sta. Teresa de Avila, Sta. Teresa de Lisieux y Juliana de Norwich.

San Francisco de Asís fue una gran inspiración para Peter Maurin y Dorothy Day, como un hombre ardientemente en amor con Cristo, cuya dedicación a la pobreza voluntaria, pacifismo, labor manual y personalismo los dos lo encontraban muy atrayente.

El amor es la medida

Dorothy veía a los santos como modelos de grandeza en su capacidad de amar.

Siempre regresando a S. Mateo 25, ella enfatizaba que en el fin todos seríamos juzgados en amor–amor en práctica. Ella frecuentemente decía: “El amor es la medida por la cual seremos juzgados”.

¿Quién heredará su legado?

¿Quién heredará el legado de Dorothy Day? ¿Será el Trabajador Católico de Nueva York, de Los Angeles? ¿Será la Casa Llewellyn Scott en Washington, D.C.? ¿Será la casa en Tacoma, Washington, o Dallas, Texas, o la Casa de San Juan de la Cruz en Cedar Rapids, o una de las otras casas del Trabajador Católico? ¿Será alguna de las muchas casas dedicadas a amar y la ética consistente de vida?

¿Surgirán líderes individuales? ¿Podrá ser todo el movimiento completo? ¿Encontrará el movimiento unidad en esta gran espiritualidad?

Cualquiera que siga la profunda espiritualidad delineada en este libro heredará el legado. Aquellos que no teman seguir los pasos de Dorothy Day, cubiertos con todo el manto del Trabajador Católico, heredarán el legado.

La fidelidad al movimiento y pureza de doctrina dependerá en la dedicación a la espiritualidad de Dorothy Day del Trabajador.

A menos que nosotros como Trabajadores nos encontremos empapados en los valores de los Evangelios, como Dorothy, es posible que nos conviertamos en resonantes gongos y retumbantes címbalos. Es posible que nos podamos desintegrar en una torre de Babel de activismo ligero, o peor aún, que adoptemos una visión que consideremos ortodoxa, pero solamente podrá ser llamada miope y oblícua. Sería mejor conseguir un empleo.

No podemos pensar en algún problema o desacuerdo en el movimiento Trabajador, ya sea moral, ético o social, que no se pueda resolver enfocándonos en estos valores.

Parece que necesitamos una revolución del corazón en Houston o donde sea.

Que todos nosotros seamos consumidos con una respuesta apasionada a la llamada del Evangelio hacia la santidad, para amar más allá de la medida, como reflejamos en el significado de la vida y espiritualidad de Dorothy Day.

¡Que aprendamos a amarnos unos a otros!

Que la Santa Envidia (de tratar de ser como Dorothy Day y los santos al ponernos a Cristo) nos envuelva.

Trabajador Católico de Houston, Vol. XIV, No. 4, junio 1994