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La fundación de Casa Juan Diego Matamoros, casa de hospitalidad para migrantes

La primera casa del Trabajador Católico para migrantes en México abrió sus puertas en una casa rentada en el otoño de 1987. Nosotros, Marcos y Luisa Zwick, empezamos a visitar a Matamoros en 1986 con el motivo de explorar la posibilidad de una casa en la frontera para refugiados, en el lado mexicano del Río Bravo, de buscar personas interesadas en dar hospedaje a refugiados y migrantes viajando por México que necesitaban ayuda. La casa fue el resultado de soñar y orar primero, y planear y organizar después.

Muchos refugiados, sobre todo mujeres, habían tenido experiencias traumáticas acercándose a la frontera, y no tenían con quien confiarse. De las personas que llegaron en Casa Juan Diego en Houston, nuestros huéspedes, tantos refugiados y migrantes, nosotros habíamos oído muchas historias de horror de personas desamparadas en México que no tenían ningún lugar donde quedarse ni una noche después de huir las guerras y los frentes de estas en Centro América. Habían hombres golpeados y robados y mujeres muy ausutadas que estaban sin hogar y a merced de los coyotes que las violaban. A causa de estas tragedias nos motivamos a examinar las posibilidades de fundar un refugio.

Nosotros oímos tantas historias de sufrimiento y ataques en los dos lados del Río Bravo, que decidimos que tuvimos que hacer algo para ayudar, aun tan lejos de Houston, que se encuentra a 300 millas de la frontera.

Estas eran las historias de sufrimiento humano de los migrantes, pero, ¿por dónde empezar? No conocimos a nadie en Matamoros, México. Como católicos que estuvimos en tierra extranjera, fuimos a la Iglesia Católica, que respondió muy positivamente. 

Nuestra experiencia nos había enseñado que necesitamos de un grupo fuerte de apoyo si nosotros queríamos ver realizado ese proyecto tan ambicioso.

Empezamos con la Iglesia. El Obispo José Fiorenza de Houston,Texas, fue muy bueno al responder a nuestra petición de darnos una carta de introducción para el Señor Obispo de Matamoros, México, explicándole acerca de nuestro trabajo en Houston. El Obispo Fitzpatrick de Brownsville también escribió una carta.

El Obispo de Matamoros, Mons. Sabás Magaña, fue muy receptivo y abierto a la idea de la casa de hospitalidad para refugiados y personas desamparadas. Inmediatamente él nos presentó con su Vicario General y arregló una cita con uno de los sacerdotes.

Encontrar al Obispo fue muy interesante, ya que sólo entra uno por una pequeña reja junto a la catedral, sube unas escaleras angostas y allí se encuentra a obispo en su pequeña oficina. Nos impresionó mucho su disponibilidad para con la gente, ya que nos reunimos varias veces con él para confirmar nuestras intenciones y las suyas. La primera vez, solamente hicimos fila detras de una anciana buscando información sobre un baptismo.

Los sacerdotes que conocimos fueron también muy receptivos a la idea de abrir una casa de hospitalidad, pero tuvimos un poco de dificultad en explicarles en español las ideas del movimiento Trabajador Católico, y de que forma trabajamos nosotros, aunque también a veces es difícil definirlo en inglés. El movimiento se basa en la Biblia y en dar hospitalidad a los que necesitan y también en la filosofía de personalismo comunitario, en pobreza voluntaria (dando nuestro trabajo como un regalo), y hacer las Obras de Misericordia en lugar de trabajos de guerra.

Los sacerdotes estaban impresionados con la idea. Ellos estaban muy ocupados con parroquias muy grande y mucho trabajo que hacer. Sin embargo nos dieron su tiempo para estar con nosotros, tal vez porque Mons. Sabás Magaña se los pidió. Ellos eran hombres de la Biblia que tenían interés por sus parroquianos y sus pobres.

Para nuestra satisfacción, el Obispo de Matamoros insistió en que la casa del Trabajador Católico para migrantes fuera tendido con personas de la localidad.

Afortunadamente conocimos a una familia que estaba interesada en trabajar con nosotros. Conocimos a la familia porque ellos ayudaban en su casa a migrantes llegando a Matamoros. Un nicaraguense que estaba hospedado en nuestra Casa Juan Diego en Houston nos pidió que fuéramos a la casa de esta familia para recoger su maletín que él había dejado allí. Teresa Rodriguez y su esposo nos dieron una bienvenida y ellos expresaron su interés en ayudar a empezar un proyecto más grande para ayudar a los migrantes que no tenían donde pasar una o dos noches antes de intentar cruzar el Río Bravo. En una forma práctica ellos ayudaron para que la casa empezara a funcionar, encargándose de la casa al principio.

La familia vivía en la Colonia Mariano Matamoros y participaba en la misión allí, San Felipe de Jesús, atendida por los sacerdotes de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes. Ellos nos presentaron al Padre Oscar Lozano, el párroco de Nuestra Señora de Lourdes, que adoptó el proyecto como parte de la parroquia. Después, parroquianos Humberto y Socorro Marquez, entre otros, tomaron mucha reponsibilidad en la casa.

Nosotros continuamos orando y escuchando piadosamente. Hemos sido bienvenidos en México, aunque el proyecto marchaba un poco despacio, ya que solo lo visitamos pocas veces al año.

Varias veces el proyecto de comprar una casa fue presentado. Consideramos adquirir una casa, pero parecía un programa muy costoso, aun en México. Nuestro estilo era rentar primero una casa para ver si el proyecto funciona antes de invertir en la compra de una casa.

Teniendo el apoyo de Señor Obispo y las raíces en varias parroquias, a lo mejor de todo, contando con la invaluable ayuda práctica de la familia que estaba dispuesta a asumir la responsabilidad, la casa de hospitalidad del Trabajador Católico mexicano empezó a funcionar.

Rentamos una pequeña casa por $70,000 (20 dólares) al mes y el personal local comenzó a recibir huéspedes. Los refugiados empezaron a llegar inmediateamente, dirigidos por las parroquias locales.

La parroquia de Nuestra Señora de Lourdes estaba organizada en 60 pequeñas comunidades, las cuales se turnaban para proveer de comida y responder a las necesidades de los invitados. Durante nuestra visita en junio de 1988 veintesiete personas estaban viviendo en la casa de hospitalidad para migrantes.

Desde el principio todo nuestro interés en la casa ha sido el de proveer temporalmente techo para refugiados y personas desamparadas en el área. También hicimos un acuerdo con el Obispo y los de la parroquia que los que trabajábajamos con la casa no estaríamos involucrados en ninguna manera en ayudar a pasar a la gente a la frontera norteamericana. Sería simplemente una casa de hospitalidad para personas que no tenían a donde ir, la comunidad católica respondiendo a nuestro Señor Jesucristo en los pobres, recordando las palabras de capiítulo 25 de San Mateo: “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento ….”

En la parroquia mencionaron otra vez la idea de construir una casa de hospitalidad en el terreno de San Felipe de Jesús. Como ya estaba funcionando en la casa alquilada, nos pusimos de acuerdo. Esta era la idea de Peter Maurin y Dorothy Day, fundadores del Movimiento Trabajador Católico, que cada parroquia tenga una casa dentro de su misma parroquia. Esta casa servirá a la gente de esta área también. Cerca de 6,000 dólares han side donados para este fin.

La parroquia empezó a diseñar un edificio para recibir a los refugiados y desamparados. Recomendamos un edificio bastante sencillo y barato para empezar. ¿Y el dinero para construir? Casa Juan Diego en Houston depende de muchas personas que no son ricos que donan de su dinero y su tiempo. Ellos ayudarán también con fondos para comenzar la casa en Matamoros.

La Nueva Casa Juan Diego Matamoros

El lunes 29 de mayo de 1989 a las 10:00 de la mañana Mons. Sabás Magaña dedicó el nuevo edificio.

La casa, ubicada en la propiedad de la San Felipe de Jesús, misión de Nuestra Señora de Lourdes, ya había servido de casa de huéspedes desde el verano pasado cuando solo se habían cumplido las paredes y el techo. Más de 3,000 huéspedes centroamericanos (y algunos mexicanos sin techo también) habían pasado por el edificio todavía incompleto. Ahora ya terminaron la construcción y la casa estaba completemente lista, aun muy sencilla.

Los que dirigen el proyecto son los parroquianos de San Felipe y los de Nuestra Señora de Lourdes donde el Padre Oscar Lozano es párroco. Ellos la dieron a la casa el nombre Casa Juan Diego como la Casa Juan Diego en Houston. El Padre Lozano era una persona muy importante en la organización de la casa ( New York Times , 5 de marzo, 1989).
Trabajador Catolico de Houston, Vol. IX, No. 9, junio 1989.