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Tenemos un Papa Francisco: Pero un bien reconocido escritor católico rechaza a San Francisco de Asís

La primera cosa que nuestro nuevo Papa hizo fue elegir el nombre de San Francisco de Asís. Ningún Papa había sido nombrado Francisco antes.  Si el Papa Francisco no hubiera hecho nada más, sólo reclamar el nombre de Francisco habría tenido un impacto tremendo.

Con el nombre viene todo el significado de un santo que vivió el espíritu de la pobreza y la realidad de la pobreza voluntaria.  Era un hombre de los pobres, pero también un hombre de paz, contra la guerra, y un hombre que amaba la creación y todas sus criaturas.  Él amó la cruz, incluso tenía los estigmas y padecio por ello.  San Francisco inspiró y se filtró en toda la cultura de su tiempo.

¿Qué dirá George Weigel ahora?  Weigel es la persona que describió a San Francisco de Asís como un personaje marginal que no podía ser tomada en serio, que estaba fuera de la corriente principal de la religión católica en su libro Tranquillitas Ordinis: El fracaso actual y promesa futura del pensamiento católico de Estados Unidos sobre la guerra y la paz.  ¿Cómo puede encarar al Papa Francisco?

Y que puede hacer un humilde católico? ¿ A quién nos dirán nuestros Obispos que sigamos, al Papa Francisco o a  George Weigel, ahora que Weigel ha publicado su libro donde expone cómo se debe reformar la Iglesia?

Estamos escuchando un mensaje claro del Papa Francisco.  Su mensaje es muy diferente del de George Weigel, cuyo libro, Evangelical Catholicism (Catolicismo evangélico), ha sido positivamente reseñado por católicos en muchas publicaciones, e incluso por cardenales y obispos.

El Papa Francisco habla frecuentemente de la solidaridad con los pobres y de salir al encuentro de los marginados.  Critica la codicia y un sistema económico que margina a tanta gente.  Él pregunta por qué estamos hablando de bancos y de la bolsa cuando la gente se está muriendo de hambre.  Él nos dice que la pobreza y la alabanza de Dios son los dos signos principales de una iglesia evangélica y misionera. “La proclamación del Evangelio debe seguir el camino de la pobreza.”  Él habla de los horrores de la guerra.

Weigel pide a los obispos no hablar de estas cosas.  Él insiste en que sólo deben hablar de temas de la vida y el matrimonio, y no tratar de extender el “alcance” de la doctrina social de la Iglesia en áreas como la economía o la guerra o “una serie de cuestiones que no, excepto en el sentido más remoto, toque cuestiones de principios básicos o en las áreas de competencia especial de la Iglesia.”  Ha dicho durante mucho tiempo que la economía, la guerra y la justicia son asuntos de juicio prudente y sólo pueden ser abordados por los laicos.  Él mismo ha hablado con mucha fuerza en estas áreas en los últimos decenios, en nombre de la Iglesia, apoyando el liberalismo económico y la idea de atacar a otros países en guerra antes de que puedan atacar a uno, pero en este libro prohíbe a líderes de la Iglesia hacer frente a las cuestiones morales implicadas en la guerra y la paz y la economía.

El Papa Francisco no duda en hablar de ellos.

Papa Francisco no siguió el consejo del Sr. Weigel

El Papa Francisco atrevidamente y públicamente hizo lo contrario de lo que Weigel aconsejó. En una introducción a los nuevos Embajadores ante la Santa Sede, no sólo habló de economía, sino que criticó la cultura del consumismo y la avaricia: ” El antiguo culto al becerro de oro (cf. Ex 32:15-34) ha encontrado una imagen nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin rostro ni objetivo verdaderamente humano.

“La crisis global que afecta a las finanzas y la economía -ha observado el Pontífice- parece poner de relieve sus deformidades y, especialmente, la grave carencia de su perspectiva antropológica, que reduce al hombre solamente a una de sus exigencias: el consumo. Y lo que es peor, el mismo ser humano es considerado hoy como un producto que se puede usar y luego tirar. Hemos puesto en marcha la cultura del deshecho. Esta deriva atañe al nivel individual y social, ¡y se favorece! En este contexto, la solidaridad, que es la riqueza de los pobres, a menudo se considera contraproducente, en contra de la racionalidad económica y financiera. Mientras el rédito de una minoría crece de manera exponencial, el de la mayoría se debilita. Este desequilibrio se deriva de las ideologías que promueven la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, negando así a los Estados el derecho de controlar, aunque éstos sean los encargados del bien común”.

El Papa ha afirmado que El Papa Francisco llegó a decir que sus palabras iban dirigidas a los líderes políticos, aunque, por supuesto, no en función de los partidos políticos: “Sería deseable llevar a cabo una reforma financiera que sea ética y produzca, a su vez, una reforma económica saludable para todos. Sin embargo, esto requeriría un cambio audaz de actitud de los dirigentes políticos.

Reforma de la Iglesia

Antes del cónclave, todo el mundo estaba hablando de la necesidad de una reforma en la Iglesia, incluyendo George Weigel en su libro, que se subtitula “Reforma Profunda en la Iglesia del siglo 21.”  Su libro describe en detalle exactamente cómo piensa que la reforma debe llevarse a cabo en todos los aspectos de la vida eclesial.

Los cardenales y el Espíritu Santo en el cónclave no exactamente decidieron seguir las imperiosas proclamaciones de Weigel en su libro.  Más bien, eligieron a Jorge Bergoglio.  El Papa Francisco aún no ha puesto en marcha la reforma de la Curia, pero parece que no va a seguir a Weigel al pie de la letra.

Cuando vimos el capítulo sobre las formas que dice Weigel que el papado debe ser reformado, nos sorprendió observar que en un número de maneras el Papa Francisco mismo no cumple sus criterios de búsqueda.  Para Weigel, fluidez en el idioma Inglés es absolutamente crucial para el Papa, y el lenguaje de la Curia debe ser inglés.  Él también mencionó el español, pero el inglés es el más importante.  Dijo que el Papa debe ser lo suficientemente joven para estar físicamente vigorosa y poder viajar mucho, como Juan Pablo II.

El libro de Weigel, en el que destaca su plan de reforma para la Iglesia, por los Obispos, por el papado, para todos los aspectos de la vida eclesial, no habla de solidaridad.  Se redefine la doctrina social católica como una sub-disciplina de la teología que “explora las formas en que una visión católica de la persona y comunidad humanas pueden informar a la búsqueda de construir sociedades libres en fundamentos culturales sólidos.”  ¿Qué pasó con la solidaridad y la subsidiariedad y justicia en esta ecuación? Por no hablar de todo el concepto de regalo en economía enfatizado en la  encíclica Caritas in Veritate del Papa Benedicto XVI.

Al recomendar su libro, algunas críticas han hecho referencia a los treinta años en los cuales Weigel ha escrito y asesorado obispos.  Olvidan mencionar que ha sido un teórico importante, consejero y lobista a los políticos en nombre del catolicismo a favor de la agenda neoliberal y neoconservador sobre el capitalismo desenfrenado y la guerra durante esos treinta años.

La economía que Weigel y su Ethics and Public Policy Center han defendido es el propio sistema económico que el Papa Francisco ha criticado, el que ha tenido un gran impacto negativo en el sufrimiento de muchos de los pobres de hoy en el mundo.

Aquellos que reseñaron el libro positivamente olvidaron mencionar que el biógrafo de Juan Pablo II lo contradijo muy públicamente cuando Weigel defendió la poítica de Estados Unidos en la primera Guerra del Golfo y la invasión de Irak, a la cual se opuso JPII.  Inventó nuevas reglas sobre ataqies preventivos que nunca había sido parte de la teoría de guerra justa. Weigel nunca ha reconocido su error en dar cobertura católica a la invasión de Irak o expresado su dolor por el sufrimiento del pueblo iraquí y sus refugiados que siguieron en consecuencia de la guerra.  En su biografía de Juan Pablo II, estuvo a punto de canonizar a Ronald Reagan, cuyas políticas de EE.UU. en Centroamérica causaron tanta tragedia y sufrimiento y han contribuido a la continua violencia que azotan a esos países en la actualidad.

Aquellos de nosotros, que hemos pasado gran parte de nuestras vidas acogiendo a los refugiados de las guerras y ese despiadado sistema económico, no nos hemos olvidado.

Las palabras del Papa Francisco sobre la guerra proveen un agradable contraste con los de Weigel:  “La guerra es el suicidio de la humanidad, porque mata el corazón, mata precisamente donde está el mensaje del Señor: ¡mata el amor! Porque la guerra viene del odio, de la envidia, del deseo de poder, y también – lo vemos tantas veces – de ese afán por más poder”.

“¿Por qué? Porque, para ellos, el dinero es más importante que la gente!  Y la guerra es sólo eso: es un acto de fe en el dinero, en los ídolos, en  ídolos de odio, en el ídolo que conduce a matar al hermano, lo cual conduce a la muerte del amor.”

Enfrentando al espíritu de la época

En sus conversaciones diarias el Papa Francisco se confronta los aspectos negativos del espíritu de nuestra época, es decir, la codicia, el consumismo, la cultura del desperdicio, una cultura de usar y tirar, y de la codicia y la voluntad de poder que conducen a la guerra.

En su libro, el Sr. Weigel tiene una sección sobre “Confrontando el Espíritu de la Época”.  Él no menciona ninguno de los aspectos negativos anteriores, sino que expresa una gran preocupación por el Gnosticismo y lo que él llama el espíritu anti-metafísica.

Mientras que éstos pueden ciertamente ser criticados de manera importante, la omisión de las preocupaciones de Francisco aparentemente refleja la defensa de Weigel de la misma economía que fomenta la codicia, el consumismo y la cultura de usar y tirar.

¿Quién puede permanecer adentro de la Iglesia?

 Weigel rechaza a los de la izquierda que él dice han dejado de creer o que han vagado en espiritualidades vagas.  Pide que salgan de la Iglesia.

Él no reconoce que la fe de muchos católicos se ve debilitada por una aparente identificación pública de los obispos con un determinado partido político – con su consejo y bendición de él.

La mayoría de los pobres del mundo probablemente no cumplen todos los criterios de Weigel para ser miembros de la Iglesia Católica.  Términos como la piedad popular no son parte del vocabulario de su libro.

El Papa Francisco ha reafirmado que la Iglesia es el Pueblo de Dios y que es para todos. “Esta invitación esta abierta a todos, sin distinción, porque la misericordia de Dios “desea que todos los hombres se salven” (1 Tim 2:04).  Jesús no le dice a los Apóstoles ni a nosotros que formemos un grupo exclusivo, un grupo de élite”.

El Papa Francisco -No aleja a la gente los sacramentos

En su capítulo sobre la reforma de la liturgia, Weigel insiste en que “los obispos deben tomar mucho más en serio su responsabilidad de garantizar que la gente de la Iglesia reciba los sacramentos dignamente”, y que los que “insisten en la asistencia regular a Misa durante varios meses antes de que un niño sea bautizado” debes ser apoyados por sus obispos.  Él requiere que las parejas que cohabitan se separen durante seis meses antes de su matrimonio en la Iglesia.

El Santo Padre recientemente trató estas mismas preguntas, insistiendo en que las charlas con las personas que buscan los sacramentos, sea expresadas en términos de bienvenida.

El Papa Francisco llamó a la Iglesia a tener sus “puertas abiertas” y a no actuar como si fuera “una aduana”. En una Misa el Papa reflexionó sobre Evangelio del día, cuando Jesús reprende a los discípulos que tratan de sacar a los niños que la gente trae al Señor para que los bendiga. “Jesús les abraza, los besa, y tocar a todo el mundo. Pero al ver cansado a Jesús, los discípulos “quieren impedir que la gente se avecine y Jesús se indigna:

“Dejad que vengan a mí, no se lo impidáis. Para los que son como ellos, es el reino de Dios”.

En su homilía, el Papa citó también el ejemplo de un sacerdote que se niega a bautizar al hijo de una madre soltera. “Esta es una mujer que tuvo la valentía de proseguir su embarazo, ¿y qué es lo que encuentra? Una puerta cerrada”, dijo Francisco. “Cuando escogemos este camino, no estamos ayudando al pueblo de Dios”, dijo, añadiendo que “Jesús creó los siete sacramentos y con este tipo de actitud creamos un octavo: ¡el sacramento de la aduana pastoral!”.

“Pensemos hoy a Jesús, que siempre quiere que todos se acerquen a Él; pensemos en el pueblo santo de Dios, un pueblo sencillo, que quieren acercarse a Jesús; y pensemos en tantos cristianos de buena voluntad que se equivocan y que en lugar de abrir una puerta la cierran… y pidamos al Señor que todos los que vienen a la Iglesia encuentren las puertas abiertas, abiertas para encontrar este amor de Jesús. Pidamos esta gracia”.

“Jesús se indigna cuando ve estas cosas” – dijo el Papa – porque los que sufren son “sus fieles, el pueblo que Él tanto ama.”

¿Por qué lo que dice el Papa Francisco es diferente?

Si bien hay algunos pasajes muy bellos en Catolicismo evangélico, falta una parte entera del mensaje evan-gélico.  El Papa Francisco, junto con Juan Pablo II y tantos otros antes que ellos, al igual que San Francisco de Asís, reconoció que los seguidores de Jesús tienen que tomar en serio y tratar de entender las palabras de Jesús al joven rico: “Ve, vende lo que tienes y dáselo a los pobres.”  Todo el primer tercio de la encíclica sobre la verdad y la teología, la Veritatis Splendor de Juan Pablo II, es una meditación sobre la historia del joven rico.  Esta perspectiva no se encuentra en este y en otros libros de Weigel.  La única mención de la pobreza se encuentra en el capítulo sobre la vida religiosa en la que habla de pobreza, castidad y obediencia en el sentido tradicional.

El Papa Francisco ha hablado muchas veces de su deseo de tener una Iglesia pobre y para los pobres! ”

El Papa León XIII

En su libro Weigel menciona muchos teólogos destacados, pero a menudo llega a conclusiones diferentes de las suyas, o deja de lado su preocupación por los pobres.

Él lo hace parecer como si él y el Papa León XIII, junto con Juan Pablo II, son uno, refiriéndose frecuentemente a León como el inventor de su propio “catolicismo evangélico.” Increíblemente, sin embargo, nunca menciona la preocupación de Leo por los pobres, los trabajadores, su apoyo a los sindicatos, y su criticismo de tanto capitalismo salvaje como el comunismo.  Tal vez la biblioteca de este prolífico escritor no incluyó la famosa declaración de la Rerum Novarum: “Vemos claramente, cosa en que todos convienen, que es urgente proveer de la manera oportuna al bien de las gentes de condición humilde, pues es mayoría la que se debate indecorosamente en una situación miserable y calamitosa”.

Es difícil entender cómo Weigel puede citar a León XIII como el patrón de sus ideas y dejar de lado las más importantes de León.  Es complicado entender por qué sus puntos de vista sobre la economía y la guerra parecen estar al margen de las palabras de Jesús.

El análisis más útil para tratar de entender los puntos de vista de los neoliberales en estas temas viene de David L. Schindler.  Schindler atribuye este enfoque a un malentendido (tal vez inconsciente) de la ley natural que implica un modelo extrínseco de la relación entre naturaleza y gracia (véase Henri de Lubac y Baltasar), como si la gracia es algo extra que Dios añade a una naturaleza pre-existente y autosuficiente.  Schindler considera que los neoliberales aceptan demasiado fácilmente la afirmación de que la tecnología y algunas instituciones liberales son “neutral”, en lugar de tener, como lo hacen, una lógica interior del utilitarismo y tal vez incluso el ateísmo (David L. Schindler, Heart of the World, Center of the Church [Corazón del Mundo, Centro de la Iglesia]).  Schindler señala que el término liberal viene desde el siglo XIX y su base filosófica es la misma tanto para el conservadurismo como el liberalismo político y económico.  Ambos ponen el énfasis en los derechos y la libertad frente a la coacción.  Algunos de la izquierda defienden la libertad de elección en temas de la vida y sociales; mientras que muchos en la derecha del espectro abogan por liberalismo económico. Ambos están perdiendo el tren de alguna manera profunda.

Estar en retiro con el Papa Francisco

Algunos dicen que un soplo de aire fresco ha entrado en la Iglesia Católica. Algunos tienen miedo de decir la verdad, que el Espíritu Santo que ha venido de nuevo a soplar la dinamita de la Iglesia.  No sólo aire fresco, no dinamita destructiva, sino el poder del amor, la belleza, la verdad y la bondad del Espíritu Santo derramándose en nuestro mundo.  Todavía estamos abriendo las ventanas, y en especial a los pobres.

El Espíritu Santo está detrás de este movimiento.

No estamos seguros de qué camino tomar.  Pues si es en verdad el Espíritu, estamos en problemas, porque estamos en el camino correcto.

Tenemos que tener cuidado porque es el Sermón de la Montaña lo que está inspirando a muchos, no sólo los sermones de Bergoglio.

Al escuchar al Papa Francisco hablar acerca de la vida cristiana, nos dijimos, esto es como estar en un retiro!

Sus declaraciones nos han recordado a Peter Maurin, que habló de las “máximas de choque” del Evangelio.  La teología del Papa Francisco resuena con la de Dorothy Day, Peter Maurin, y, por supuesto, los grandes santos, filósofos y pastores que influyeron en el desarrollo de su trabajo.  Todas estas personas basan sus vidas y su trabajo en el Evangelio – los cuatro Evangelios en el Nuevo Testamento – y destacan a los profetas de Israel, y los Padres de la Iglesia.

Nos dimos cuenta de que la experiencia de escuchar a Francisco era en cierto modo como ir al Retiro famoso que Dorothy Day hizo más de 20 veces.  Sus conversaciones están salpicadas de nombres de personalidades francesas y otros grandes escritores de Francia desde el renacimiento del pensamiento católico antes del Concilio Vaticano II, como León Bloy y Henri de Lubac.  Más que todo son reflexiones sobre el Evangelio.

Sus sermones, con extractos puestos a disposición todos los días a través de las oficinas de prensa del Vaticano-, se han centrado tanto en las palabras de Jesús en el Evangelio que el Papa dijo que algunos le habían preguntado si él era un fundamentalista.  Su respuesta: No, eso es precisamente lo que Jesús dijo.

¿Cómo podrían los sermones y charlas Papa Francisco relacionarse con Dorothy Day y Peter Maurin?

Aquel que inspiró el movimiento del Trabajador Católico era el canadiense, Padre Lacouture, SJ, el que desarrolló el retiro, dado por el Padre Hugo en los Estados Unidos.  Basado en los primeros ocho días del retiro ignaciano de 30 días, los escritos de San Juan de la Cruz, y de las Escrituras, este retiro es lo que Dorothy Day llama el pan de los fuertes.  Se ha informado de que el Papa Francisco hizo el retiro ignaciano de 30 días dos veces e hizo el retiro de 8 días cada año.  Tal vez esos temas ignacianos son lo que suenan tan familiares.

Como el Papa Francisco habla a diario sobre la importancia de ser receptivos al Señor como lo fue María, sobre los pobres, sobre las formas prácticas de vivir la vida cristiana, nos acordamos de los temas del retiro que Dorothy valoró tanto.

Elegido por los Cardenales

En cada cónclave para elegir a un nuevo Papa, toda la Iglesia ora para que el Espíritu Santo guie a los Cardenales en la votación y selección.  Para sorpresa de casi todo el mundo, el Papa Francisco fue elegido.  Rezamos para que él nos ayude a todos a seguir mejor a Jesús, a seguir el Evangelio, siguiendo las huellas de San Francisco.

Al servir a los pobres, los enfermos y los que sufren cada día aquí en Casa Juan Diego, estamos agradecidos de que Jorge Bergoglio se convirtió en Papa y que tomó el nombre de Francisco.

 

El Trabajador Católico de Houston, sept.-oct. 2013, Vol. XXXIV, No. 4.